Las candidatas presidenciales Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum no son las primeras políticas mexicanas en usar diseños textiles indígenas, de hecho, en el Senado de la República podemos mencionar a Jesusa Rodríguez y Beatriz Paredes, ambas senadoras y conocidas nacionalmente por portar huipiles de manera frecuente.
¿Pero hasta qué punto esto es apropiación cultural?, ¿es para ganar votos o para apreciar y dar difusión a la cultura de pueblos indígenas en México?, ¿por qué los políticos hombres no portan textiles indígenas?
Mientras los hombres usan trajes y prendas de vestir con colores como azul, negro y gris, las mujeres deben ser coloridas y tener un toque diferenciador: sobresalir y trasmitir sensibilidad y una imagen simpática; sobre todo en una sociedad que juzga a las mujeres por cómo se ven en vez de cuáles son sus ideas y preparación, dice Dafne Pineda Bernal, estratega de Comunicación política y asociada en Koalsulting México, en entrevista con La Cadera de Eva.
De acuerdo con la especialista, es más común que las personas asesoras de las mujeres políticas aconsejen utilizar prendas coloridas, porque de lo contrario se le podría relacionar como “frías o calculadoras”, lo cual también representa un sesgo de género.
Detrás de una política, hay asesores jurídicos y de imagen. Que Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez aparezcan en cada evento con el mismo peinado, por ejemplo, no es un hecho aislado ni por casualidad: todo está perfectamente estudiado, nos explica la experta.
El que usen prendas con bordados y símbolos distintivos de pueblos originarios tampoco es casualidad. Que la candidata de la oposición, Xóchitl Gálvez haga “unboxings” de prendas artesanales en sus redes sociales, solo demuestra que sí es una estrategia política. Que Claudia Sheinbaum use collares florales en cada municipio que visita, por ejemplo, es seguimiento de la estrategia del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Desde hace décadas, mujeres artesanas y diseñadoras han levantado la voz y expresado que, los bordados artesanales y huipiles no son disfraces, tampoco son estrategia política y mucho menos son productos para explotar y plagiar.
El uso de textiles en la política sí es apropiación cultural
Desde las precampañas, Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez, ya usaban huipiles, vestidos tradicionales, bordados y textiles. Mientras que el candidato Jorge Máynez se caracteriza por usar trajes, camisas y a veces, los tenis naranjas los cuales son sello del partido Movimiento Ciudadano (MC).
Si bien, la apropiación cultural está relacionada con robar y comercializar elementos de una cultura, también se presenta cuando una persona porta sin desconocimiento y de forma irrespetuosa símbolos de una cultura.
“Yo me atrevería a decir que sí, se atreven a usar estas vestimentas para conectar y aprovechar ese simbolismo que crea la imagen indígena, pero de fondo no vemos propuestas que mejoren la vida de los indígenas, ni siquiera la vida de las mujeres”, expresó la asesora.
Al afirmar que las candidatas presidenciales no tienen una agenda pro mujer ni una agenda de género con propuestas reales, Dafne Pineda dijo que no hay una conexión real con grupos indígenas ni están atendiendo sus peticiones.
“En términos electorales preferimos ver a mujeres más metidas en eso, porque pensamos que la van a armar en temas indigenistas, porque las mujeres son dadas a llevar estos temas”.
Recordó que Beatriz Paredes fue muy juzgada por ser del PRI e indigenista, por usar huipiles y aunque propuso buenas iniciativas legislativas, no llegaron a trascender por el partido que representaba: “la gente decía es la priísta que usa huipiles y rebozos”, se le da atención por su forma de vestir antes de su quehacer público.
Dafne explicó que las personas indígenas, alejadas de las urbes o de la metrópoli, personas de Chiapas, Guerrero, Oaxaca, posiblemente conectan con las políticas que usan textiles. “Los grupos indígenas sí conectan con quienes portan estas vestimentas, bordados y textiles, porque no llegan a conocer a profundidad las propuestas o el plan de gobierno que trae cierta persona”, afirmó la experta.
Pineda también lamentó que los legisladores usen prendas artesanales durante campañas pero el plano real y gubernamental en comunidades indígenas la brecha de pobreza aumente y los indígenas sean más discriminados: “utilizan sus vestimentas y que ni siquiera les den crédito”, reprochó.
“Usar sus vestimentas sirve en términos de cliente electoral, sí va a servir y sí van a conectar. Pero eso no se va a traducir en acciones concretas de gobierno en pro indigenistas o en pro de mujeres indígenas: no solo los grupos indígenas sino también las mujeres indígenas que son susceptibles a muchos tipos de violencia”, alertó la politóloga.
Al preguntarle si el uso de estas prendas se traduce a una apropiación cultural simbólica, respondió que sí, ya que obtienen un beneficio electoral: “El objetivo de que vistan esas prendas es obtener clientes electorales. Morena también ha vuelto clientes electorales a sus beneficiarios de programas sociales a través del uso de simbolismos como AMLO recibiendo el bastón de mando, portando guayaberas en sus eventos y tratando de conectar con esos grupos para que se traduzca en que voten por él y por su partido”, contó Pineda Bernal.
Otro ejemplo es el de la candidata a la jefatura de gobierno por Morena, Clara Brugada.“Como alcaldesa traía la imagen con huipiles, con bordados, haciendo muchas alusiones indigenistas, sin embargo ahora que ya es candidata a la Ciudad de México se transformó. En precampaña, usaba textiles, artesanales y en el debate Chilango la vimos con un traje sastre blanco, su cabello más organizado, su imagen más estilizada”, dice Pineda Bernal.
Así, la candidata morenista mostró que ya no se dirige solo a la audiencia de Iztapalapa (alcaldía que gobernó de 2018 a 2023), sino a los empresarios de Benito Juárez y de Miguel Hidalgo. Dio otra impresión… le estaba hablando a otro público.
Además, reiteró que si una mujer se atreve a vestirse con colores más sobrios, puede ser juzgada como fría y que no conecta con su audiencia: “el electorado tiende más a conectar con mujeres más femeninas, que usan colores rositas, pasteles, que traigan sus collares de flores, como en su momento lo hizo el presidente, a lo largo de todo su sexenio”.
Al decir que los colores sí impactan, explicó que el electorado no percibe igual a una mujer poderosa: “Yo creo que una mujer poderosa, su imagen y su discurso, impacta diferente a una mujer con tonos más asociados al género femenino, que han sido los de siempre: rosas, morados, violetas; sí es percibida diferente”.
Por otro lado, explicó que el discurso del partido al que representan influye directamente en la elección de las prendas. Al recordar a la esposa del ex presidente Vicente Fox, la experta en comunicación política dijo que Marta Sahagún fue criticada por usar prendas textiles, porque no concordaba con lo vende el Partido Acción Nacional (PAN): conservadurismo, sectores empresariales y políticos derechistas.
“Hay una brecha sexista de la imagen que se construye entre una mujer y un hombre”, dice Pineda Bernal.
“Lo hemos visto con Claudia Sheinbaum, le cambiaron hasta el cabello, la maquillaron, me atrevería a decir que incluso le hicieron detalles estéticos, a lo mejor le inyectaron botox o algo en su cara para que se vea más juvenil. Porque es lo que el electorado quiere ver. Mujeres jóvenes, mujeres fuertes, mujeres poderosas, que hablen bien, que sean inteligentes. Pero a los hombres no se les exige lo mismo, entonces sí hay un sesgo de género muy fuerte”, lamentó.
Por otra parte, Xóchitl Gálvez ha reiterado en distintas ocasiones que será la primera mujer presidenta indigena de México. Desde que era senadora, utilizaba prendas textiles y llamó la atención del público por su personalidad genuina y ocurrente, además de transportarse en bicicleta y rechazar privilegios distintivos del partido de la oposición.
Sesgo de género en los consultores de comunicación política
Dafne Pineda reconoció que los consultores de comunicación política parten de premisas desiguales cuando asesoran a mujeres a diferencia de los hombres. Todo esto proviene del machismo y del sesgo cultural y regional de los votantes.
“A los hombres a lo mejor nada más les dices, tu traje negro te lo cambio por azul, y el peinado cámbiatelo de raya izquierda a raya derecha, y nos enfocamos más en el discurso. Pero a las mujeres se les cambia todo”, reveló.
“Hablando en términos electorales, es algo que permea en el electorado, ¿no? Queremos ver a mujeres guapas o mujeres atractivas, y de hecho también ese es un concepto que forma parte de la construcción de la imagen”, dijo la especialista.
Explicó que los estrategas construyen imágenes de un político, que ya trae todo su bagaje cultural y personal y político del partido al que pertenece. Pero además de su capacidad como político, candidato o gobernante, uno de los factores importantes de la imagen es el intelecto.
“Pero si el plano intelectual no tiene mucho peso, nos enfocamos en la apariencia física. Y la apariencia física sí o sí debe ser atractiva”, mencionó. Esto también se puede considerar como violencia estética y como violencia política de género, como el que distintos políticos han ejercido contra la senadora Citlalli Hernández.
“Es muy criticada por su apariencia física, independientemente de su actuar político, que es el verdadero tema a criticar. O las mujeres que están teniendo una buena función pública, pero que son reducidas a una cosificación, porque a lo mejor un día fueron a trabajar con minifalda o con alguna ropa más fuera de lo común que se espera ver en una mujer en la función pública, y reducir el buen actuar de una mujer a su vestimenta es un sesgo cultural y sin duda machista que se debe cambiar”, concluyó.