Nueve mujeres acusan por abuso sexual a Neil Gaiman, el autor novelas y cómics como Coraline y American Gods. Un reportaje de la revista Vulture detalla los testimonios de varias víctimas que aseguran haber sido víctimas de las agresiones sexuales por parte del escritor. 

En 2024, Gaiman ya enfrentaba señalamientos de abuso por parte de cinco mujeres, entre ellas fans y niñeras. En su momento, el autor negó haber tenido relaciones sexuales no consensudas y refutó las acusaciones en su contra. Su equipo legal respondió que las prácticas consensuadas entre adultos de BDSM, un conjunto de prácticas sexuales donde una persona es dominante y otra sumisa eran completamente legales. 

Sin embargo, recientemente se sumaron cuatro mujeres más con denuncias de abusos y  degradación sexual. La mayoría de las mujeres tenían 20 años de edad cuando lo conocieron, la más joven tenía 18, mientras él tenía más de 40.

Casos de abuso

Uno de los testimonios citados por Vulture es el de Scarlett Pavlovich, de 22 años. ella conoció a Neil Gaiman mediante su exesposa, la cantante y escritora Amanda Palmer, quien la contrató como niñera en el año 2020. Durante su estancia en casa de Gaiman este la invitó a tomar un baño mientras sostenía una llamada de trabajo. Después de unos minutos, Gaiman apareció desnudo en la bañera e intentó penetrarla. “Llamame ‘maestro’. Sé una buena niña, eres una niñita buena”.

Otro caso de coerción es el de Brenda (seudónimo), quien conoció a Gaiman durante una firma de autógrafos de The Sandman. “Parecía que tenía un guión, quería que lo llamara ‘maestro inmediatamente’”.

Katherine Kendall, también de 22 años, conoció a Gaiman en 2012, con quien mantuvo correspondencia después de uno de sus eventos. Ella no quería tener relaciones sexuales con uno de sus escritores y narradores de libros favoritos y le hizo creer que él sólo tenía deseos de sostener una amistas “coqueta”. 

Después de un par de meses, Gaiman la invitó, junto con dos mujeres más, a una salida en autobús, lugar donde la acorraló y exigió que lo besara. “Soy un hombre rico y consigo lo que quiero”, recuerda Kendall en su testimonio. Años más tarde Gaiman le dio 60 mil dólares para terapia, en un intento de “arreglar el daño”.

Los encuentros sexuales de Gaiman con fans significativamente de menor edad que él se conocían a voces, según se puntualiza en el reportaje, ejemplo de ello es el caso de Kendra Stout, de 18 años de edad, que en 2003 asistió a una firma de autógrafos y desde entonces fue víctima de las supuestas prácticas de BDSM del autor.

Kendra cuenta que jamás tuvieron conversaciones sobre el tema, no acordaron safe words, palabras clave que señalan cuando la intensidad de las prácticas son insostenibles o tortuosas y la persona necesita parar. 

En un encuentro, Kendra había solicitado que no hubiera penetración debido a que padecía de una infección en las vías urinarias, él intentó agredir sexualmente de ella hasta que lo logró. A la fecha, Kendra ya interpuso una denuncia por abuso sexual.

Complicidad y abuso de poder

La mayoría de las mujeres que han dado sus testimonios y han acusado a Gaiman por abuso y violación sexual no se conocen entre sí pero sus historias coinciden sentir admiración por un hombre que ante la sociedad se presenta como una persona ética y la  fijación de ser llamado ‘maestro’ en una dinámica de poder no consensuada.

Además, Gaiman ofrecía sumas de dinero grandes para sostener acuerdos de confidencialidad, como en el caso de Caroline, una mujer de 54 años que fue coaccionada a sostener relaciones sexuales con Gaiman enfrente de su hijo y a quien le ofreció 300 mil dólares para guardar silencio.

Amanda Palmer, entonces su esposa, también participaba en las agresiones sexuales. Sostenía relaciones sexuales con sus admiradoras por un tiempo, después perdía el interés y “compartía” a sus parejas sexuales con Gaiman, con quien ya había compartido fotografías de las mujeres desnudas sin su conocimiento.

En el reportaje también se rescata la relación de Neil Gaiman con la cienciología, una religión que ha sido cuestionada por métodos de rehabilitación espiritual. En muchos lugares está catalogada como pseudociencia y secta, por lo que se recomienda su prohibición.