El chispazo de fama que ha encendido el programa de televisión abierta “La Casa de los Famosos México” genera múltiples discusiones en la cotidianidad siendo uno de los personajes más entrañables del show Wendy Guevara. En este tenor,  la influencer se ha convertido en sujeto de discursos transfóbicos en los medios de comunicación que la reducen a su expresión, orientación e identidad de género como único rasgo visible o causante de su popularidad. 

Una de las noticias coyunturales sobre Wendy Guevara es acotar en su transición con frases altamente estigmatizares como “cambio de sexo” aunado a un contenido gráfico difundido sin consentimiento previo. 

Sobre esta línea, Matilde del Cid señala en la obra “Una mirada desde la sociología actual: análisis y propuestas del contexto social” que hacer uso de estas imágenes que pretenden generar impacto visual mostrando un “antes” y un “después” genera un discurso que apela al sensacionalismo violento

“La utilización de expresiones en la prensa como: “el sexto es hoy una mujer”, “nacida hombre”, “ahora es una mujer”, “nació mujer, se cambió de sexo y le hicieron un pene”, “antes fue hombre”, o títulos como: “La periodista que antes era él”, “Y quiso morir al volverse hombre” o “Marido y mujer, y viceversa”, convierte algunos contenidos en morbosos, especialmente sensacionalistas”

El rostro de Wendy Guevara ha inundado las redes sociales, no sólo en fechas recientes, sino que desde hace un par de años, sus expresiones, videos y personalidad la convirtieron en una de las personas más famosas de la cultura popular. Ahora, en La Casa de los Famosos que posee un rating de hasta 12.7 millones de visualizaciones, Wendy Guevara ha brillado por el humor chispeante, sus historias compartidas en el programa y la gran empatía que ha despertado entre la audiencia.

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A raíz de esto, los medios de comunicación generan masivamente contenido colorido, que si bien puede resultar en una propuesta afable sobre ella, se debe considerar que las personas de la disidencia sexual no son sólo objeto del llamado pintoresquismo. Para entender mejor esto, el documento gubernamental “Medios de comunicación y discriminación: desigualdad de clase y diferencia de identidades” sugieren que una buena práctica radica en nombrar otros aspectos sociales, culturales e intersecciones de las personas

“No desconocer ni descuidar aspectos sociales, culturales y políticos más amplios en la cobertura de las historias personales, para evitar las presentaciones naturalizadas de las identidades de géneros y las orientaciones y prácticas sexuales no normativas. Estas naturalizaciones no sólo invisibilizan sino que impiden la discusión colectiva sobre las condiciones en las que estas identidades se producen (por ejemplo, condiciones de pobreza, explotación, persecución, exclusión social, étnica, de género etc.). Sugerimos evitar caracterizaciones y “perfiles” que impliquen una naturalización del prejuicio, la burla y/o el insulto, o la exposición de los conflictos por géneros u orientaciones y prácticas sexuales no normativas como nota de color o pintoresquismo”.

Hablemos de violencias transfóbicas, la individualidad y el poder de los medios: Conversando con Láurel Miranda

¿Qué es lo primero que se debe entender cuando se aborda un tema relacionado a una persona trans?, en entrevista para La Cadera de Eva, la periodista Láurel Miranda abre el diálogo explicando que la identidad de las personas trans es válida y legítima más allá de un cambio de documentación o corrección de identidad. 

Esto surge a colación porque los medios de comunicación han divulgado el deadname (nombre de nacimiento) de Wendy Guevara y sus fotografías. La duda prevalece: ¿es violento difundir este contenido?, la respuesta es concreta: Sí. 

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“Entiendo que la sociedad en general suele tener bastante curiosidad y morbo al respecto del pasado de las personas trans; ¿cómo te veías?, ¿cómo te llamabas?, ¿cómo te decían? Todo esto son de los actos de mayor violencia que se puede ejercer contra una persona trans”, señala Láurel Miranda.

En este sentido, el acto de respeto más importante radica en, precisamente, respetar el nombre elegido, la identidad y el presente de la persona. 

A raíz de un clip de Wendy Guevara en entrevista con La Divaza donde la creadora de contenido señala que le es indiferente que se refieran a ella en masculino e incluso, que no se identifica como mujer, sino como una chica trans. Mencionar esta cuestión cobra especial relevancia cuando se entiende la diversidad de las personas y la manera -válida- en que entendemos el mundo. 

“Vemos que Wendy responde a estas microtransfobias de sus compañeros de La Casa de los Famosos a través de la indiferencia, de decir: no me importa. Incluso, hasta con comedia o chistes, todo esto es perfectamente válido porque cada persona trans desarrolla sus propias herramientas para enfrentar la transfobia. Tenemos que comprender como sociedad que cada persona trans en el mundo es distinto, hay tantas formas de ser una persona trans en el mundo, como tantas personas trans existimos(…) Pero eso es ella esa es su realidad y esto no define al resto de las personas, es ahí donde entra la figura de los medios de comunicación” (Láurel Miranda)

El periodismo y los medios masivos de comunicación tienen un inmenso poder transformador e incidental en la manera en que percibimos el mundo, de esto, deviene que es inaceptable abordar prácticas discriminatorias de los gestos, pasado o vida de personas de la disidencia sexual que normalizan la transfobia y los discursos burlescos, en este tenor, el documento “Medios de comunicación y discriminación: desigualdad de clase y diferencia de identidades” señala que toda práctica de comunicación debe discutirse en el marco político y sus efectos ideológicos. 

“Los medios tienen una profunda responsabilidad en la forma en la que difunden la información en el mensaje que envían, ¿qué quiero decir?, que estas notas que están publicando los medios respecto a cómo lucía Wendy o cómo se llamaba, puede ser que a ella no le importe, el problema es que se envía el mensaje de que todas las personas somos homogéneos y que es adecuado indagar e investigar el pasado”, explica la periodista.

Con esta intervención se une el último hilo: los pasados de las personas pueden ser dolorosos, especialmente, hablando de mujeres trans y todas las violencias sistémicas que les atraviesa. 

El proceso de transición es variado y las personas atraviesan por distintas experiencias como el abandono familiar, expulsión, pérdida de trabajo, violencia institucional, estatal, agresiones y discriminaciones. Indagar en un pasado que probablemente es doloroso, es una violencia extra que se añade a la vida de las mujeres trans, concluye Láurel Miranda.

La participación de Wendy Guevara en uno de los programas de televisión más consumidos de nuestro país es parte de dar los primeros golpes al techo de cristal. El siguiente golpe para quebrarlo, vendrá cuando los medios de comunicación respeten pronombres, rechacen la esterotipificación, reconozcan los cuerpos ajenos, la expresión de género y los discursos periodísticos se aproximen a las disidencias sexuales desde la óptica del respeto y sin ejercer violencia mediática