Al leer los titulares “Tenoch Huerta revela que lucha contra la depresión y la falta de empleo, tras acusaciones de la saxofonista María Elena Ríos” y “Andrés Roemer insiste que es inocente y víctima”, nos lleva a la pregunta: ¿los agresores sienten remordimiento por sus actos?
La respuesta es compleja porque no se puede generalizar, se tendría que ver caso por caso, sin embargo, hay una constante; la sorpresa, es decir se sienten sorprendidos y afectados porque por mucho tiempo pudieron violentar de distintas formas sin tener consecuencias, comenta Marilú Rasso, directora ejecutiva de Espacio Mujeres para una Vida Digna Libre de Violencia a La Cadera de Eva.
Tanto Tenoch Huerta como Andrés Roemer están acusados públicamente de haber agredido a mujeres. En el caso del exdiplomatico mexicano Roemer, ha salido a decir en varias entrevistas: “No solo soy inocente, soy víctima”, pese a que esta acusado por más de una docena de mujeres por abuso sexual y violación.
"El poder de una mentira puede destruir, te puede terminar, desde lo laboral, pérdidas de trabajos, he perdido trabajos, he perdido amigos, mi familia se ha visto muy lastimada", se dijo Tenoch en una entrevista tras haberse mantenido alejado de los medios de comunicación.
La violencia normalizada
Existen conductas violentas que han sido normalizadas y naturalizadas, cuando se empiezan a denunciar o a poner en evidencia genera una conmoción al estatus quo, es decir, hay una ruptura en la normalización de la violencia, “lo común era que pudieran hacer eso y que no sucediera nada”, detalla Marilú Rasso.
Los hombres agresores se ven afectados porque fueron evidenciados, más no por sus actos violentos, por otro lado, menciona que en estos casos, “se intenta volver a poner la acusación en la persona a la que agredieron”, explica la experta.
Pone de ejemplo cuando un hombre violenta a una mujer por no tener la comida lista, el le pide perdón por haberle gritado, pero acto seguido se justifica diciendo que ella tuvo la culpa por no cumplir con lo que tenía que hacer que era preparar la comida y es así cómo se traslada la responsabilidad porque se espera que la mujer se quede callada y no denuncie.
“No cumpliste con el mandato y con el rol. Entonces, de alguna manera lo que está diciendo, pues fui víctima de tu incumplimiento a tu rol, ¿no? Y entonces por eso te grité. Te pido perdón, pero fue tu responsabilidad”, menciona.
¿Cómo reparar el daño después de la violencia?
El movimiento de #MeToo fue un hito en la lucha feminista, en el que cientos de mujeres denunciaron a sus agresores, en México, por ejemplo, cada 8 de marzo, en el Día Internacional de la Mujer, se realizan tendederos con el nombre o rostro de agresores y/o deudores alimenticios.
Aunque esto ayuda a visibilizar las violencias y cancelar a los agresores no repara el daño, porque aunque hubo un castigo social al ser evidenciados públicamente, y muchos de ellos perdieron sus trabajos o perdieron amigos, no existe una reparación del daño, porque seguir educando a través del castigo solo provoca la réplica de acuerdo con Nicko Nogués, director del Instituto para el Desarrollo de Masculinidades Anti Hegemónicas (IDMAH).
La cancelación que es el castigo, no permite dar espacio al debate o la reflexión de por qué ciertas conductas nos pueden llevar a más problemas que soluciones, señala el experto, además explica que la mejor manera en que los hombres agresores reparen el daño es cuestionando cómo pueden ser mejores hombres.
"Lo que nos han enseñado estos años post MeToo son varias lecciones que se pueden sintetizar en lo concreto para dar ciertas direcciones, la primera se trata de un tema de perspectiva, es decir, mirando después de cinco años todo lo que ha ocurrido desde entonces no hay nada más sabio que hacernos preguntas que nos ayuden a reflexionar si esto nos ha ayudado a ser mejores hombres o no", comentó el director del IDMAH.
Marilú Rasso recomienda que el primer paso que tienen que dar las personas es “ asumir y reconocer lo que haya que asumir y reconocer”. Es decir, reconocer las agresiones, delitos que cometieron y que a partir de ahí tomar la responsabilidad de los actos.
“Llevar estos temas al campo mediático supone muchas complejidades, porque se supondría que por eso existen los instrumentos jurídicos que tendrían que darnos certezas para entonces señalar la responsabilidad que alguien tiene, cumplir la sanción o reparación del daño que eso supone. Cuando no hay impunidad se puede construir hacia otro lugar, hacia la construcción de la paz”, Marilú Rasso.
Además de cuestionarse, Nicko Nogués destacó que es importante practicar una escucha reflexiva, “al entendimiento de la otredad”.
“En segundo lugar se creó una base muy importante de querer escuchar y entender el punto de vista de las personas que en su momento señalaron, denunciaron, levantaron la voz. "Y entender de una manera activa esa otra realidad que se vivió del otro lado, así como la dimensión histórica y el momento de transformación cultural que no es ajeno a nosotros, ya no como individuos sino como género, que históricamente se ha arrastrado en este tipo de actitudes lo miremos desde cualquier punto de vista histórico", puntualizó Nogués.