Para la escritora María José Ramírez su novela Genética de los monos es muy parecida a un altar a los muertos, pues "la creación, la imaginación y lo más humano que tenemos tiene que ver con la forma en la que lidiamos con la muerte y para mí fue escribir esta novela", compartió en entrevista con La Cadera de Eva durante la Feria Internacional del Libro de Oaxaca (FILO) 2023.

"Aunque la muerte es un tema muy doloroso y triste, así como ponemos el altar de muertos y decidimos qué ponemos ahí, yo también hice eso con palabras y espero que resuene eso en ustedes", invitó a leer la autora.

María José Ramírez aseguró que la idea de escribir Genética de los monos surgió "primitivamente" de la emoción de contar algunas historias, la novela tienen tintes autobiográficos, pero también muchas cosas que son ficción.

"Surgió de la emoción como de contar algunas historias, de deshacer algunos nudos que eran muy personales y ya después sobre esos fue construyendo un relato, como ya más de manera literaria, separada del personaje", explicó la escritora.

La memoria es ficción, pero no mentira

Si te digo que fui feliz no es cierto. No creas lo que yo creo cuando me engaño. El recuerdo embellece lo que toca.

Rosario Castellanos

Genética de los monos parte de una historia familiar, de los recuerdos que María José Ramírez posee, pero también de un poco de su imaginación para crear un mundo narrativo que le permita desprenderse del personaje. 

"La memoria es ficción, no en un sentido de mentira, a veces la ficción se asocia a lo falso a lo que no es verdadero, pero no lo concibo así, sino por un lado que es un hecho que tenemos recuerdos falsos, sobre todo cuando éramos niños. Los niños son buenos percibiendo y acumulando ciertos detalles, pero no son tan buenos interpretando y a veces a lo mejor pasó algo y nos quedamos con una idea de lo que ocurrió y después cuando estamos más grandes nos damos cuenta que igual y no fue así. La memoria así funciona", reflexionó la también dibujante.

Por otro lado, agregó que cada quien tiene su propia versión de los hechos, es decir, una misma experiencia puede ser interpretada de formas muy distintas según el punto de vista desde el que se vive algo.

"En mi novela hay una historia familiar, ha sido interesante personalmente platicar de ciertas cosas o que mis familiares me han leído y cómo en algunas partes sí resuenan como de ‘me hiciste recordar esto’ y para otros es como ‘yo no lo viví así pero es interesante entender cómo lo viviste tú y que en el momento a lo mejor no era obvio’, eso es bonito, creo que la literatura ayuda a eso, a que entre humanos nos entendamos", reconoce mientras sonríe.

Escribir para encontrarle un camino diferente al dolor

María José Ramírez mencionó que al escribir su novela intentó contar incluso los momentos más difíciles con humor. "Me importa mucho que las cosas no se vuelvan solemnes, creo que así son más digeribles y eso posibilita más comunicación con los demás", enfatizó la dibujante.

"Me importa que sea fácil de leer, que no sea muy rebuscado, no es mi estilo, me importa que no tenga que haber demasiados códigos en medio para que se entienda lo que quiero decir", dijo María José Ramírez.

¿Cómo fue el proceso de escribirGenética de los monos?  María José Ramírez lo describe como una experiencia de "suerte", pues encontró a un grupo de escritoras que estaban interesadas en escribir relatos autobiográficos. "Formamos un taller con César Tejeda y como que fue un poco una cosa de suerte, por distintos lados habíamos personas interesadas como en este tipo de escritura y Abril Castillo, que tiene una novela autobiográfica que se llama Tarantela en Antílope, organizó un taller", compartió.

Ramírez afirmó que a partir de este taller se dio una amistad y complicidad entre los y las participantes. "Fue muy buena suerte porque siento que cuando escribes autobiografía es muy importante, o al menos para mí lo fue, desprender la vivencia y el recuerdo que está cargado de emoción un poco de mí para transformarlo  y darle chance a la imaginación, la ficción y la literatura, como armar un relato que es la chamba de quienes escribimos, ese proceso lo viví acompañada de gente muy talentosa que me inspiró mucho y me ayudó a llevar a cabo ese exorcismo", puntualizó.

Escribir esta novela le permitió contar momentos que vivió pero sin atarlos a emociones, logró trasladarlos al plano de lo literario para "darle chance al juego y a la imaginación. También resulta muy terapéutico decir eso que en su momento fue muy doloroso ahora yo decido contarlo de este otro modo y con este tono que no es el del dolor sino el del humor, el absurdo, lo irónico y siento que eso al mismo tiempo que favorece el relato literario también favorece sanar cosas", concluyó.

"Si te quedas en el dolor, puedes pasar una y mil veces, es lo que dicen del trauma, es como un canalito en las conexiones neuronales y no sirve de mucho repetirlo y volver a tallar esa herida, sino más bien inventarle un camino diferente para sobrepasar el dolor y seguir adelante", puntualizó Ramírez.