Sanjuana Maldonado siempre soñó con el día en el que por fin sería libre. Con regresar a su casa, abrazar a su familia, después de estar 15 años en prisión por un delito que no cometió. Nunca pensó que al hacerlo, toda la comunidad de Guadalcázar, el municipio que la vio crecer en San Luis Potosí, la recibiría con flores, globos y abrazos y pancartas.
“Queríamos que regresaras, estamos contigo, te queremos mucho, te amamos y eres una mujer muy fuerte”, se leía en una de las cartulinas.
Ahora que volvió, Sanjuana tiene la ilusión de retomar su vida, esa que le fue arrebatada cuando tenía 21 años y anhelaba convertirse en maestra de Informática. Todos estos años se aferró a Dios y a la fe cristiana, la misma que ahora la sostiene para buscar que más mujeres inocentes como ella puedan volver a casa y ser libres.
Durante este tiempo Sanjuana tenía confianza en que todo mejoraría para ella y, afortunadamente, la organización Perteneces y el abogado José Mario de la Garza, pudieron visibilizar su caso, defenderla de un sistema que criminaliza a mujeres inocentes, y finalmente lograr que el Congreso de San Luis Potosí le otorgara un indulto para que saliera de prisión.
En entrevista con La Cadera de Eva, Sanjuana ríe desde el otro lado del teléfono. Dice que está entusiasmada y con muchos ánimos de seguir adelante para cumplir todos sus sueños y metas. A sus 36 años, quiere estudiar Derecho para ayudar a más mujeres que son sentenciadas injustamente.
“Quiero impulsar los derechos de las personas privadas de su libertad que son de escasos recursos y que violaron todos sus derechos al no tener una buena defensa. Hay muchas personas en esta situación: tienen una sentencia fija condenatoria que están purgando desde 30, 40, 50 hasta 80 años de prisión sin derecho a beneficio. Eso es lo que tratamos de buscar, el indulto, porque sería el último medio para que puedan obtener su libertad”, explicó.
Tras salir de prisión, Sanjuana acudió al Congreso del Estado de San Luis Potosí, en compañía de su abogado, para presentar los pormenores de esta iniciativa. Con la cual buscan que se investiguen los casos con perspectiva de género, con transparencia y con una metodología clara.
Sanjuana explicó que la Ley Sanjuana comenzará en San Luis Potosí, pero espera que en todo el país sea una realidad, pues muchas personas no pueden defenderse debido a la falta de recursos, de abogados o por la ignorancia, como fue su caso.
“Yo he llegado a la conclusión que lo que a mí me mantuvo en prisión, me mandó presa fue la ignorancia, si yo hubiera sabido mis derechos, si hubiera estado preparada y en cuanto a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos si hubiera sabido cuáles son mis derechos y mis obligaciones. Yo no hubiera durado tanto tiempo ahí en prisión”, dijo.
Por lo que, otro de sus mayores deseos es impulsar clases de derechos humanos en las escuelas. Quiere que haya una materia en donde las infancias y adolescencias puedan conocer los artículos de la Constitución y así evitar que más personas estén en la cárcel por falta de conocimiento.
La realidad de las mujeres privadas de su libertad
Sanjuana estuvo en varias prisiones, unas más lejos que otras, lo que hacía estar alejada de sus familiares. Describe esto como una falta a su derecho a las visitas, pues muchas veces, su familia no podía cubrir los pasajes para verla.
“La familia ni nos visita porque (la prisión) está muy retirada, está muy lejos. De San Luis hasta allá mínimo se necesitan 3 mil para llegar y pues quién va a tener tanto dinero para poder visitarnos hasta allá. Yo siento que esos son algunos de los derechos que están violando las autoridades”, explicó.
Además, dijo, los trasladados a otros penales ni siquiera están justificados. Cuando sus compañeras y ella preguntaban por qué las movían, nadie tenía una respuesta. Esto conlleva muchas repercusiones a su interacción social, pues no pueden convivir con sus hijos e hijas ni con sus padres.
“Nada más se echan la bolita uno y otro: el director de Prevención dice que es una recomendación por parte de Derechos Humanos y ellos dicen que en ningún momento dieron esa recomendación, sino la idea de que las mujeres deberían de tener una área digna donde vivir, pero que jamás dijeron que nos sacaran de los penales de donde estábamos”, recordó.
Por otra parte, en muchos de los penales donde las llevan, no hay oportunidades para que ellas puedan desarrollarse. Por ejemplo, no hay trabajo ni actividades que puedan hacer para ocupar su tiempo. Cuando fue aprobado su indulto, sus compañeras se alegraron por ella y ahora, Sanjuana quiere que su historia sea repetida, para que más mujeres puedan ser libres.
“Si Dios me permitió estar ahí 15 años de prisión para una buena causa, que será obtener la libertad de algunas de mis compañeras y evitar que alguna persona pase por la misma situación, pues bendito sea Dios. Solamente le pido que me den la sabiduría para saber ayudar”, dijo emocionada.
Por otro lado, Sanjuana explicó que muchas cosas cambian al ser libres. Pues a veces esperan que su familia esté completa, pero con el paso de los años esto no es así.
“Mi sueño era regresar a mi casa con mi familia, pero pues en 15 años hay personas que ya no me estuvieron ahí para recibirme como fue mi papá, mis abuelitos algunos tíos, mi hermano menor. Una siempre se enfrenta a sus peores temores y así fue, mi temor era no encontrar a mi papá cuando yo saliera y se cumplió ese temor”, lamentó.
Otro de los derechos que muchas veces son violados, es el de formar una familia. Sanjuana tuvo dos hijos, pero fueron separados de ella cuando cumplieron tres años. Desde ahí, los menores de edad tuvieron infancias separadas pues se quedaron con otras personas mientras su madre luchaba por ser libre.
“Primero es un derecho para las mujeres tener derecho a la familia, aunque estemos privadas de la libertad tenemos derecho a tener una familia. Los podemos tener hasta los tres años y en otros estados es hasta los seis. Y los niños tienen derecho a la educación, por parte del penal, ellos pueden darle esa educación inicial desde ahí adentro, pero pues no, eso no lo aplican tampoco”, denunció.
Confía en la próxima presidenta
Sanjuana fue puesta en libertad unas semanas después de que Claudia Sheinbaum resultara electa para la presidencia de México. Al ser creyente, explicó que la Biblia dice que las autoridades están puestas por Dios, por lo que confía en que la morenista hará un buen trabajo.
“Para los ciudadanos que que no están pasando situaciones tan difíciles como para las personas privadas de su libertad, porque realmente hay muchas personas que por no tener recursos, no tener un buen abogado, ahí se quedan y les dan carpetazo al expediente y ya no hay quién pelee por esas personas”, lamentó Sanjuana.
Por lo que le pidió a la presidenta electa que ponga énfasis a las personas que están privadas de su libertad, pues “muchas veces están ahí por un error o por enamorarse o por andar con alguien que no era buena persona o que las utilizó. Le pido que nos ayudemos y más que nada que usemos la sororidad, el apoyo entre las mujeres”.
La libertad sabe a cornetto
Mientras sus días pasaban en prisión, soñaba con retomar su vida personal a lado de sus hijos y familia, pues en todos estos años les arrebataron muchos momentos juntos. También quería ser libre para estudiar e impulsar a más personas a luchar por sus derechos.
Asimismo, extrañaba más cosas simples, por ejemplo, comerse un cornetto de chocolate, pues antojos como este no llegan a mujeres que son criminalizadas injustamente.
El pasado 24 de junio fue su cumpleaños y su madre le hizo una de sus comidas favoritas: el pollo frito. “Hicieron donas de dulce, espagueti, guacamole, tortillas de harina, tortillas de maíz hechas a mano. Lo mejor de todo fue la compañía de las personas que estuvieron a mi alrededor: mis hermanos, mis sobrinos, mi mamá, toda mi familia y qué más puedo pedir”, relató entre risas.
Su género musical favorito es el cristiano, pues escucha a artistas como Funky y Redimi2. Sus años en la prisión estuvieron marcados por su conexión a Dios, pues le pedía con todas sus fuerzas que se hiciera justicia para ella y su familia. Ayunaba, lo alababa y a través de la música, podía pedirle que hiciera realidad sus sueños.
Sanjuana Maldonado cree que todo pasa por un motivo, sus años privada de la libertad la hicieron confirmar su fe e idear maneras para ayudar a quienes más lo necesitan. Ahora, todas las historias que conoció, le enseñaron muchas cosas, tanto espirituales como jurídicas.
Por último, la impulsora de la iniciativa que lleva su nombre agradeció a Perteneces y a su abogado José Mario y dedicó unas palabras a aquel Dios que no la abandonó en sus momentos más difíciles. Alentó a todas las personas a creer y confiar en Dios, pues eso fue lo que más le ayudó.
“No se cansen de clamarle a Dios, así sea la tormenta más pesada, sea la prueba más difícil, no te canses de pedir a Dios y de esperar en él pacientemente. Porque al final, todo lo malo lo usa para nosotros y Dios siempre tiene la mejor solución a nuestros problemas. No hay que decirle a Dios que tenemos un gran problema; digámosle a ese problema, que tenemos un gran Dios”, dijo Sanjuana Maldonado.