La igualdad salarial entre mujeres y hombres todavía parece un objetivo lejano. Si bien ha habido avances en las últimas décadas, el progreso es tan lento que varias generaciones de mujeres no llegarán a ver una verdadera paridad.

El Foro Económico Mundial, en su último informe, advierte que al ritmo actual se necesitarían 123 años para cerrar por completo la brecha de género a nivel global.

Esta estimación surge de su Índice Global de Brecha de Género, que mide desigualdades en economía, educación, salud y política, y refleja que la paridad salarial avanza con lentitud: las mujeres siguen concentradas en sectores peor pagados, asumen mayor carga de trabajo no remunerado en el hogar y enfrentan barreras para acceder a puestos de liderazgo y poder económico.

¿Cuál es el panorama actual a nivel mundial? 

Actualmente, las mujeres perciben solo el 84% de lo que reciben los hombres por la misma labor a nivel global, lo que equivale a una brecha del 16%, según ONU Mujeres.

Sin embargo, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) estimó que la brecha salarial mundial fue de 54.5% en 2024, con mujeres que ganan en promedio 51.8 dólares por cada 100 dólares de los hombres.

A 30 años de la Plataforma de Acción de Beijing, considerada la hoja de ruta más ambiciosa para los derechos de las mujeres, y a solo seis años de la meta 2030, los avances en igualdad de género han sido insuficientes. Reducir la brecha salarial es uno de los compromisos centrales asumidos por los Estados, pero hasta ahora ningún indicador del Objetivo de Desarrollo Sostenible 5 (ODS 5), dedicado a la igualdad de género, se ha cumplido plenamente.

En el caso de México, el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) calculó este 2025 que, en promedio, las mujeres en el país obtienen un 15% menos en sus ingresos laborales que los hombres, una desigualdad que ha persistido por dos décadas.

¿Qué es la igualdad salarial y por qué es importante?

 La Organización Internacional del Trabajo (OIT), a través del Convenio 100 sobre igualdad de remuneración de 1951, establece que mujeres y hombres tienen derecho a recibir la misma paga por un trabajo de igual valor

Esto no se limita a empleos idénticos, sino que reconoce que distintas labores que requieren un nivel comparable de habilidades, esfuerzo y responsabilidad deben valorarse de forma justa. El principio busca desmontar la histórica subvaloración del trabajo femenino que mantiene salarios más bajos para ellas.

Por su parte, ONU Mujeres señala que la remuneración no se limita al sueldo: también incluye horas extras, bonos, acciones en empresas, seguros y otros beneficios. Por ello, trabajos con distintas funciones pueden tener el mismo valor y merecer igual salario.

En reconocimiento a la lucha de las mujeres por alcanzar la justicia económica, la ONU, la OIT y la Alianza Global por la Igualdad de Remuneración instauraron el Día Internacional de la Igualdad Salarial, que se conmemoró por primera vez el 18 de septiembre de 2020 para llamar a los gobiernos y empresas a cerrar la brecha salarial y promover el empoderamiento económico de las mujeres.

¿Qué es la brecha salarial?

La brecha salarial de género, de acuerdo con ONU Mujeres, es la diferencia porcentual que existe entre lo que ganan en promedio los hombres y lo que ganan las mujeres, expresada respecto al salario masculino. Es decir, cuánto menos cobra una mujer en comparación con un hombre, por cada unidad de salario que recibe él.

Esta desigualdad se sostiene por factores sociales y culturales, entre ellos:

Cuidado no remunerado: las mujeres realizan tres veces más labores de cuidado que los hombres. En México, 14.8 millones de personas —más del 95% mujeres— están fuera del empleo remunerado por dedicarse al cuidado del hogar, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI del primer trimestre de 2025. Este trabajo representa el 26% del PIB nacional.

Maternidad: las madres ganan menos que las mujeres sin hijos, y la brecha se amplía con el número de descendientes, de acuerdo con la ONU. En México, la desigualdad se intensifica entre los 30 y 39 años, etapa en que suelen coincidir matrimonio y maternidad, de acuerdo con el IMCO.

Informalidad: el 55% de las mujeres trabaja en el sector informal, frente al 48% de los hombres. Esto implica menores ingresos y sin acceso a seguridad social, según datos del INEGI.

Mayor vulnerabilidad: la exclusión laboral afecta especialmente a mujeres indígenas —3.4 millones en 2022, siete de cada diez en pobreza multidimensional— y a mujeres jóvenes —3 millones fuera de escuela y trabajo por tareas domésticas—, de acuerdo con los datos de  Acción Ciudadana Frente a la Pobreza.

¿Cómo impacta esta brecha a las mujeres en el liderazgo y la economía?

Una consecuencia directa es el "gap aspiracional" (también conocido como "brecha de aspiración"), la cual se refiere a la diferencia entre las aspiraciones profesionales de las mujeres y las de los hombres, particularmente en lo referente a ascensos y liderazgo y que se relaciona con la menor presencia de mujeres en los puestos de mayor responsabilidad y poder.

En México, solo el 3% de las mujeres lideran el sector empresarial, y apenas el 13% ocupan puestos en consejos de administración de empresas que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV), según el IMCO en 2024. Una cifra que se mantiene igual a la de 2023. A nivel mundial, la participación en consejos ha aumentado a un promedio del 27% en 2022, pero sigue siendo predominantemente masculina.

A pesar de que las mujeres representan el 43% de la plantilla laboral empresarial en México, su participación disminuye drásticamente en los niveles jerárquicos superiores: solo el 23% alcanza una dirección jurídica, el 11% una dirección financiera y apenas el 3% una dirección general en 2024. Esta participación en direcciones relevantes retrocedió respecto a 2023, lo que podría retrasar la mayor representación femenina en la alta dirección.

¿Qué soluciones se proponen para cerrar estas brechas?

Para cerrar estas brechas, organizaciones como IMCO y Acción Ciudadana Frente a la Pobreza han señalado la necesidad de crear un Sistema Nacional de Cuidados para ampliar la cobertura y asegurar el acceso a servicios de cuidado para toda la población trabajadora.

La OIT estima que una inversión en políticas de cuidado podría reducir la brecha salarial en México en un 4.5% para 2035. Este sistema debe reconocer y redistribuir el valor del trabajo de cuidado, ofreciendo servicios públicos de calidad como escuelas de tiempo completo y guarderías, y asegurar que los servicios sean accesibles para hombres y mujeres.

Otras acciones importantes son:

  • Transparencia salarial: obligar a empresas grandes a publicar sus brechas por puesto y a mostrar rangos salariales en ofertas laborales.
  • Políticas empresariales inclusivas: establecer procesos de selección y promoción libres de discriminación, diseñar tabuladores salariales claros, realizar auditorías externas y certificar la igualdad de género.
  • Flexibilidad laboral: ampliar los permisos de paternidad, fomentar el trabajo flexible y otorgar apoyos en cuidado infantil.

Como te contamos en esta nota, el camino hacia la justicia económica, que implica el acceso equitativo a la economía y a un trabajo digno con un ingreso suficiente para todas las personas, comienza por reconocer y abordar las labores de cuidado y eliminar la discriminación de género.