¿Qué pasaría si tu intuición te dice que algo está mal pero todo alrededor de ti intenta convencerte que no es así?, ¿se trata de la estigmatizante locura femenina?, la necesidad de nombrar las violencias que nos atraviesan han dado origen a una serie de términos que nos permiten entender los procesos que vivimos, entre ellos, el gaslighting; reconocerlo y nombrarlo nos protege y reafirma la importancia de siempre confiar en ti.
El hablar de gaslight se ha popularizado entre las generaciones más jóvenes -y sí, eso es una victoria importante-, encontramos canciones que abordan este fenómeno como "¿Quién te has creído que soy?" de Fangoria, "Alta Tensión" de Alaska y los Pegamoides o "Luz de Gas" de Luli en Saturno; el término es parte de la cultura popular y en la actualidad, tenemos el poder de darle un nombre a aquello que se define como: Hacer que una persona dude de su razón o juicio mediante una prolongada labor de descrédito de sus percepciones y recuerdos. A continuación, te explicamos la historia del gaslight y cómo podemos identificarlo.
¿De dónde viene el término gaslighting?
El origen del gaslighting no es moderno y data de los años treinta, cuando Patrick Hamilton escribió la obra "Gaslight", Luz de Gas por su traducción. En la historia se narra la vida de Paula y su esposo, el señor Manningham, un hombre perverso, manipulador y responsable de la muerte de su exesposa.
Paula ha comenzado a ver las señales de que algo no está bien y dentro de ella, está convencida de que su matrimonio no es un lugar seguro para ella. Manningham ha notado este comportamiento en su esposa, por lo que se dispone a jugar con su mente y hacerle creer que está volviéndose loca.
Manningham camina por las noches en el pasillo y se asegura de que Paula escuche sus pasos; mueve de lugar las cosas de su esposa o las esconde y finalmente, modifica la intensidad de la lampara de gas. La habitación se percibe más oscura y cuando Paula le pregunta a Manningham qué está pasando, este responde de manera sarcástica y condescendiente que la luz es la misma de siempre; no pasa nada, Paula estás loca.
La manipulación y juegos de Manningham ha rendido frutos y su esposa ha comenzado a dudar de la realidad; duda de ella misma y todo lo que pasa. Desde su perspectiva, es Menningham el único cuerdo y todo lo que él le explica es verdad.
El tercer personaje de esta obra es un detective que se encuentra investigando el homicidio de la exesposa de Manningham, por ello, se dispone a espiarlo y así resolver el caso. Lo que encuentra es aún peor, Manningham está manipulando a su esposa y eso le permite robar joyas; el inspector documenta todo lo que está sucediendo y con pruebas, alerta a Paula del peligro que corre, sin embargo, ella se encuentra en una situación de vulnerabilidad y prefiere ignorarlo para continuar creyendo en la palabra de Manningham.
La obra concluye cuando el detective atrapa a Manningham que está a punto de asesinar a Paula, tras un forcejeo, logra atarlo a una silla para pedir refuerzos. Paula habla con el detective y le pide poder hablar con su esposo a solas; Manningham intenta hacer de las suyas manipulandola, recordandole que está loca y que debe desatarlo, sin embargo, Paula opta por fingir demencia y actúa de manera inestable soltando carcajadas.
Manningham la mira desconcertado y finalmente, Paula le explica que no puede desatarlo porque está loca y concluye con un monologo donde narra la importancia de haber confiado en sus instintos desde un principio y jamás haber permitido que el gaslight terminara por aislarla y vulnerarla.
"Yo estoy tratando de ayudarte, ¿no es verdad?.. ayudarte a escapar... Pero, ¿cómo puede una loca ayudar a su marido a escapar? Qué lástima. Si no estuviera loca tal vez podría ayudarte... si no estuviera loca, sin importarme lo que hubieras hecho, podría haber tenido lástima de ti y haberte ayudado. Pero como estoy loca, te he aborrecido; y porque estoy loca, te he traicionado, y porque estoy loca siento una alegría feroz en el corazón... sin una sombra de lástima, sin una sombra de pesar." (Fragmento de la obra teatral Gaslight, 1938)
En 1940 Inglaterra lanzó su adaptación al cine y el éxito fue tanto que cuatro años después, Estados Unidos también sacaría su versión con el mismo nombre de la obra.
*Puedes descargar la obra completa y traducida dando click aquí.
Un término de la cultura popular que impactó a una generación
La obra Gaslight fue sólo el inicio para entender las complejidades de este término; una manipulación tan violenta e inhumana que es aplicable en contextos bélicos, del amor romántico, a escalas del Estado con la ciudadanía e incluso, para permitir el abuso sexual infantil, de acuerdo con la escritora Florence Rush.
En la década de los 90s el término explotó con más intensidad luego de que se publicara Gaslight: ¿Cómo volver locos a tus enemigos? de Victor Santoro, la obra recopila una serie de consejos cuestionables, inspirados en este método de manipulación, como resultado, miles de personas en todo el mundo comenzaron a ejercer estas prácticas en su vida cotidiana y social, ¿aún dudas del poder del gaslight? En la actualidad, aún podemos encontrar vestigios de estos consejos de manipulación en internet o cursos de coaching que, además, tienen mayor injerencia en las relaciones personales amparándose en los terrenos del amor romántico y las relaciones de poder, por ello, como parte de nuestra autodefensa feminista, entrevistamos a la psicoterapeuta Nilda Chiaraviglio para conocer qué herramientas podemos adoptar para combatir el gaslight.
El gaslighting como abuso emocional... ¿y patriarcal?
Hablar de gaslight implica de manera automática el abuso emocional, una condición que, en palabras de Nilda Chiaraviglio implica que las personas involucradas en esta práctica no tienen la misma capacidad de respuesta, es decir, que para que esta práctica exista, debe de haber una relación de poder que otorgue a uno de los participantes la capacidad de manipular. Para la terapeuta, esa diferencia se puede medir en términos de edad o desde una posición de poder (social, económica, laboral, académica).
Estas relaciones de poder las abordamos en el artículo "Todas tenemos un amigo "aliado" que usa el feminismo para violentar",aquí conversamos con la socióloga Joanna Trejo, quien explica la importancia de reconocer las primeras señales de alerta de la manipulación y cómo cuestionar los discursos que los supuestos aliados arman para colocarse en una posición privilegiada.
Al encuadrarlo en un contexto de género, Nilda Chiaraviglio acota que cuando se trata de una pareja (hombre/mujer) y ambos tienen un fuerte pensamiento sexista o machista, entonces, se convierte en un espacio con una tendencia muy alta a que exista el abuso, ¿es su culpa? En lo absoluto, hablamos de un sistema que permite la existencia de estas relaciones violentas y además, producen el autoritarismo a costa de la subordinación de la mujer.
"Una cosa es pensar, razonar y enfrentar la vida de forma diferente donde se da el diálogo, pero cuanto más patriarcal, más perteneciente al sistema monógamo sea el razonamiento hay más posibilidad de autoritarismo, más posibilidad de confrontación, de competencias, si la otra persona no tiene capacidad en cuanto a cómo mira e interpreta la vida entonces podemos hablar de un abuso", ataja la especialista.
Es así que la primera herramienta que podemos identificar es el cuestionar al sistema patriarcal y cómo influye en nuestra toma de decisiones, socialización y entorno. Sobre esto, Nilda Chiaraviglio ejemplifica con un escenario en el que una mujer que intenta aspirar a un puesto laboral, recibe constantes negativas por parte de los empleadores quienes le insisten en que ese trabajo debe ser liderado por un hombre, pues se trata de un puesto de poder importante: "En este escenario, ella no responde al mismo modelo patriarcal y no permitirá la manipulación, entonces, va a responder de manera adecuada: ¿vamos a hablar de género o vamos a hablar de capacidades?"
Para Nilda Chiaraviglio existen cuatro paradigmas importantes que fomentan esta clase de manipulación:
- Jerarquía: Este paradigma se sostiene en subordinación, sometimiento y el poder autoafirmativo.
- Confrontación: De estas situaciones se desprenden los cuestionamientos relacionados al “yo tengo la razón; tú no puedes tenerla"
- Competencia: Este tipo de paradigma tiende a darse en contextos laborales o académicos, y normalizan discursos relacionados a "yo sé más que tú; yo tengo mayor capacidad que tú"
- Exclusión: Un tipo de violencia emocional es la exclusión, y el gaslight, también se sostiene en este paradigma. Excluye a manera de castigo y produce pensamientos de duda y preocupación en la otra persona.
¿Cómo identificar si soy víctima de gaslighting?
De acuerdo a la psicóloga Robin Stern, autora del libro The gaslighting effect, estas son las señales más importantes para saber si estamos siendo víctimas de este tipo de violencia emocional:
- Te cuestionas tus ideas o acciones constantemente.
- Te preguntas si eres demasiado sensible muchas veces al día.
- Te disculpas de manera constante con todas las personas con quienes convives.
- Constantemente ofreces excusas a tus familiares o amigos por el comportamiento de tu pareja.
- Te ves a ti misma reteniendo u ocultando información a tus amigxs y familia; tienes pensamientos vagos y dudas de lo que viviste.
- Has comenzado a mentir para evitar que te cambien de realidad.
- Te cuesta tomar decisiones, incluso las más simples.
- Sientes que no puedes hacer nada bien.
- Te preguntas si estás siendo lo suficientemente buena en todos los aspectos de tu vida; recuerda que el autogaslight también existe y lastima.
"Sentir que están negando lo que has visto con tus propios ojos y sabes que es cierto, que te nieguen una experiencia que has tenido y que sabes que fue real, que anulen esos recuerdos del abuso para mí, fue peor que el abuso en sí mismo", de esta manera la periodista y escritora Ariel Leve aborda su experiencia con el gaslighting, te dejamos a continuación parte de su conferencia; una herramienta muy poderosa de autodefensa es escuchar a otras compartir.