¿Alguna vez te has sentido juzgada por tu forma de hablar? ¿Hay algo en la entonación de tu voz que te hace sentir inseguridad al momento de hablar con otras personas? Este sentimiento de vergüenza proviene de la discriminación hacia las personas por su forma de hablar o su acento. A esto se le conoce como glotofobia.

La glotofobia es un término acuñado por el sociolingüista francés Phillip Blanchet. Este tipo de discriminación lingüística que rechaza la diversidad fonética al hablar, pues considera inferior o pobre a los acentos y formas de hablar no hegemónicas. 

De manera individual, este tipo de discriminación se presenta a través de la burla, el menosprecio y el estigma, mientras que de manera colectiva se produce y reproduce sistemáticamente, especialmente en instituciones educativas o espacios de trabajo. 

La glotofobia como herramienta de segregación y colonialidad

Piensa en lo siguiente: estás en un salón de clases en la universidad, todas tus compañeras y compañeros realizaron un examen de admisión para estudiar en esa institución, por lo que todos comparten nivel educativo general. Ingresar a la universidad implica cumplir con un estándar de conocimientos, desde  los específicos hasta las habilidades del pensamiento lógico matemático y de razonamiento verbal. 

Durante un debate dentro de las aulas de clases, una compañera levanta la mano, expone su argumento y la mayoría concuerda con ella, pero entonces dice las palabra “haiga”, una palabra que se considera una aberración en la lengua estricta. Las personas a su alrededor se ríen de la expresión y dejan de tomar en cuenta su participación, pues ahora dudan de sus capacidades y habilidades como una alumna universitaria. Ella calla y no vuelve a participar durante la clase. 

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Este es un ejemplo de cómo la glotofobia funciona como una herramienta de segregación en espacios académicos. Se asocia las capacidades intelectuales de las personas con su forma particular de hablar y se desvaloriza toda aportación, asociado a los prejuicios elitistas y de superioridad lingüística. 

La glotofobia afecta particularmente a personas en condiciones de vulnerabilidad, como a las personas de pueblos originarios que adoptan el español como segunda lengua y son discriminadas por tener un acento que genera desprecio, rechazo e incluso alimenta ideologías de odio, o a personas de la periferia que adoptan diferentes formas de emplear la lengua hablada. 

El sometimiento de las culturas originarias  a través del colonialismo instauró una estructura de poder que motivó diferentes tipos de discriminación bajo una supuesta la justificación cientifíca y objetiva, como se lee en el texto Colonialidad y Modernidad/Racionalidad  del sociologo peruano Aníbal Quijano. 

La colonialidad reprimió las creencias específicas de los territorios colonizados, cómo la cosmovisión, las imágenes, los símbolos y la lengua, así como las formas de expresión, para después establecer un estándar hegemónico y occidental sobre la forma de producir conocimiento. 

¿Existen privilegios lingüísticos?  

Hablar una lengua hegemónica como el inglés o el español de manera perfecta es un privilegio de clase, de etnia e incluso de género, pues no todas las personas acceden fácilmente a la instrucción profesional de la lengua hablada, sino que construyen y se apropian de las palabras para utilizarlas en sus propios entornos. El resultado es la supervivencia en un mundo diseñado por la colonialidad del lenguaje que perpetúan las instituciones. 

Quienes se enfrentan a este tipo de discriminación no gozan de los mismo privilegios lingüísticos que otras personas sí, como mejores atenciones en servicios de atención médica, mayor posibilidad de acceder a la educación superior y más oportunidades de crecimiento en el ámbito laboral.