¿Te has preguntado alguna vez qué significa vivir en un país donde la raza y la etnia determinan tus oportunidades y tus derechos? La segregación racial implica la separación espacial, social o política de grupos de personas basada en sus características etnorraciales o fenotípicas.
Entender la segregación racial en México requiere adentrarse en un fenómeno complejo que, aunque carece de las estructuras legales formales presentes en otros países, se manifiesta de manera sutil pero profunda en la vida cotidiana a través de factores socioeconómicos y raciales.
Para entender las diversas dimensiones de este fenómeno y comprender a fondo en qué consiste la segregación racial en el contexto mexicano, La Cadera de Eva entrevistó a la doctora Alice Krozer, profesora investigadora en el Centro de Estudios Sociológicos del Colegio de México (Colmex), y la doctora Olivia Gall, investigadora del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades (CEIICH) de la UNAM.
Foto: Cuartoscuro
¿Qué es la segregación racial?
La doctora Alice Krozer explica que la segregación racial implica la separación de personas con diferentes características etnorraciales o fenotípicas en distintos espacios. Esto puede manifestarse en barrios o colonias donde se concentran personas con perfiles similares, separadas de otras áreas con características diferentes. Sin embargo, la segregación no se limita solo al espacio físico; también puede tener lugar en el ámbito social o incluso político.
En términos generales, este fenómeno se observa en regiones geográficas donde la población comparte características similares, y en el caso de caso de la segregación racial o etnorracial, estas diferencias suelen estar entrelazadas con otros factores de estratificación social, como la clase económica.
Por su parte, la doctora Olivia Gall define la segregación racial como un sinónimo de separar, donde personas o grupos humanos son separados del resto de la población por quienes detentan el poder en algunas circunstancias específicas dentro de cada país. La académica de la UNAM menciona ejemplos históricos como las reservaciones para pueblos originarios en las colonias al norte de la Nueva España y el apartheid en Sudáfrica, donde poblaciones consideradas no blancas fueron apartadas a barrios o provincias distintas.
Ambas expertas coinciden en que México no ha tenido un régimen formal de segregación racial desde la Independencia. Un ejemplo concreto de esto, es lo que pasó con los pueblos originarios en las colonias al norte de la Nueva España. Durante el periodo colonial y después, se les colocó en reservaciones, que eran territorios reservados solamente para ellos. Sin embargo, la doctora Alice Krozer explica que la segregación se produce debido a la coincidencia de diferentes dimensiones de estratificación social, como la clase.
La académica del Colmex señala que en México, un perfil etnorracial específico, como el de personas de piel morena, frecuentemente coincide con un perfil de clase más baja. Esto se traduce en una distribución territorial donde las colonias con un menor poder adquisitivo están habitadas predominantemente por personas morenas, mientras que las colonias más ricas presentan una mayor concentración de personas con un perfil etnorracial más blanco.
Actualmente, por ejemplo, en muchas ciudades occidentales, las personas afrodescendientes e hispanos, aún enfrentan barreras al alquilar o comprar viviendas en barrios blancos.
En ese sentido, la académica del Colmex invita a no pensar en la segregación racial como algo absoluto y monolítico, sino como un proceso dinámico con diferentes niveles de jerarquía para la inserción.
Al respecto, la doctora Olivia Gall, señala que, aunque México no ha tenido un régimen de segregación racial formal como otros países, el racismo sigue siendo un problema grave en la sociedad mexicana. Esto se debe a que, a pesar de que la idea del mestizaje ha sido central en la identidad nacional mexicana, este proyecto ha sido implementado de manera que ha perpetuado la inferiorización de las personas y grupos pertenecientes a pueblos originarios y afrodescendientes.
La doctora Olivia Gall subraya que el racismo en México tiene sus propias peculiaridades y no es igual al de otros países, aunque sigue siendo un problema serio que debe ser abordado.
Interseccionalidad: un factor clave
La doctora Alice Krozer destaca que en México, la desventaja en una dimensión social (como la pobreza) probablemente coincide con desventajas en otras dimensiones, como un perfil etnorracial particular e incluso el género.
Esta interseccionalidad significa que es más probable que una persona pobre sea también indígena, mujer y viva en un área rural, mientras que una persona rica tiende a ser hombre, más blanco y de clase alta. Esta coincidencia dificulta cambiar la desigualdad arraigada.
Al respecto, la doctora Olivia Gall enfatiza que cuando las personas racializadas hacia la inferioridad son mujeres, se suman y multiplican los sistemas de opresión, generando una condición de inferiorización que crece exponencialmente. Una mujer indígena pobre y migrante, por ejemplo, sufre discriminación racista, de género y contra migrantes.
En relación con las políticas migratorias, Gall advierte que la xenofobia (miedo y rechazo a personas de otros países) puede ser racista cuando se combina con la idea de inferioridad. Si bien critica las políticas migratorias de Estados Unidos, también señala que México ha sido un país cerrado a la inmigración (a diferencia del asilo político) y ha practicado xenofobias racistas contra centroamericanos, haitianos y africanos. Es fundamental cuestionar los racismos interiorizados hacia la propia población y hacia las y los migrantes.
Impactos psicológicos y sociales
La segregación, ya sea espacial o social, tiene impactos psicológicos y emocionales en las personas y las comunidades. La doctora Alice Krozer señala que la separación también se da a nivel político, afectando la participación de diferentes grupos. Las cargas mentales y los problemas de salud física pueden ser distintos para miembros de comunidades excluidas, dependiendo de su nivel de inserción en la sociedad y su acceso a servicios.
La falta de acceso a mecanismos para mejorar la salud mental o física también constituye una forma de segregación con resultados dramáticos.
Para abordar esta problemática compleja, la doctora Alice Krozer propone crear espacios de interacción inclusivos que fomenten la empatía y el entendimiento entre los grupos. También enfatiza la necesidad de una distribución de la riqueza más equitativa, ya que muchos problemas de segregación racial y de clase están íntimamente conectados con la desigualdad económica.
Por su parte, la doctora Olivia Gall sostiene que se requiere un cambio a todos los niveles para combatir los sistemas estructurales de poder. Esto incluye la educación desde la primaria, la concientización de las familias, campañas a nivel nacional, la formación de organizaciones de la sociedad civil y la concientización en el sistema legislativo y judicial.