A lo largo de sus vidas, más de 48 millones de mujeres mayores de 15 años han sufrido violencia psicológica en México , es decir el 51.6%, de acuerdo con cifras de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) del 2021.

Por esta razón, María Elena Esparza Guevara, presidenta de Ola Violeta A.C. (organización que se dedica a la prevención de la violencia de género) y consejera de género del Consejo Ciudadano de la CDMX, ha propuesto nombrar a este tipo de violencia que sufren las mujeres como “feminicidio emocional”, el cual busca visibilizar las repercusiones que trae en la vida de las víctimas.

En pocas palabras, un feminicidio emocional se refiere a una mujer que está muerta en vida, pues de acuerdo con el estudio realizado por María Elena y Ola Violeta, la autoestima y el autoconcepto han sido afectados por las agresiones permanentes y recurrentes. 

“La víctima ya no alcanza a reunir suficiente conciencia, voluntad, fuerza o información para levantar la voz y pedir ayuda a su círculo significativo o a la autoridad”, dice María Elena en entrevista con La Cadera de Eva.

A diferencia de otros tipos de violencia, esta no deja huellas o pruebas tangibles para comprobar las agresiones. Por lo que una víctima no puede denunciar un feminicidio emocional porque puede terminar en revictimización y en un proceso complejo debido a que se necesitaría un peritaje psicológico.

¿Cómo afecta a las mujeres ser víctimas de feminicidio emocional?

Las consecuencias pueden ser fatales para las mujeres, ya que las agresiones tienen efectos directos en su autopercepción y confianza. Lo que a su vez genera problemas de autoestima y ansiedad, advirtió la especialista.

“La víctima empieza a creer que eso que le dicen es cierto que es una buena para nada, que nadie la quiere o que no vale nada. La víctima sabe que esa agresión se va a repetir y eso genera mucha ansiedad, porque habrá un encuentro inevitable con ese agresor que muchas veces está en sus propios hogares”, explicó.

Las víctimas están a la expectativa de que vuelvan a ser humilladas, insultadas y agredidas, por lo que algunas características del feminicidio emocional son presentar angustia y estrés, ya que todos los días están marcados por eventos traumáticos. 

“Es una combinación con estrés postraumático, porque es un trauma recurrente, no se acaba. Todos los días es un evento traumático y la víctima experimenta mucha culpa y mucha pena, por lo que le cuesta hablar sobre lo que le pasa”, lamentó. 

La Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia establece cinco formas de violencia: física, económica, patrimonial, sexual y psicológica. Todas ellas pueden ser antesala de feminicidio material, de acuerdo con la investigadora. 

“Esta es una forma también de alertar sobre ese riesgo, porque la violencia de género es un problema estructural y que sucede en escaladas, siempre es progresiva”.

Esparza Guevara explicó que cualquier tipo de violencia son maneras que los agresores utilizan para controlar a la víctima. A eso se le suma la violencia institucional y machista que ejerce la sociedad, pues rápidamente juzgan a una mujer cuando pide ayuda y la tachan de intensa o mentirosa.

“En el sistema machista y patriarcal hay muchas emociones que son castigadas y juzgadas por la sociedad tanto en hombres como en mujeres. Las mujeres tenemos el mandato de sumisión y de ser agradables, por lo que es muy castigado manifestar enojo o imponer límites”, dijo.

Feminicidio emocional y el impacto de nombrar lo que se vive

Si bien, hasta ahora no hay cifras que documenten los casos de feminicidio emocional en México, María Elena adelantó que al terminar su tesis doctoral en la que está trabajando para indagar sobre esta situación, presentará una muestra representativa de cómo son las etapas de este tipo de violencia

La activista destacó que en conjunto con la organización, crearon un enfoque interdisciplinario que combina la práctica y teoría del desarrollo humano. Ya que al habitar nuestros cuerpos tenemos la capacidad de valorar nuestras experiencias emocionales y así, trabajar la prevención de la violencia de género.

“Las etapas del feminicidio emocional están de manera inconsciente, entonces hay que trabajar desde el propio cuerpo o así lo hacemos nosotras hay muchos enfoques que trabajan para la prevención de la violencia de género. En todo el mundo hay enfoques que combinan diferentes teorías y técnicas pero en la nuestra lo que hacemos es validar y habitar nuestro propio cuerpo”, explicó.

Asimismo, reiteró la importancia del acompañamiento, los grupos de apoyo y la escucha activa a las víctimas. Mencionó que acciones y talleres de fundaciones y dependencias gubernamentales juegan un papel importante para ayudar a sanar este tipo de feminicidio.

Cabe destacar que, con este término, María Elena no busca comparar un feminicidio material con uno emocional, sino visibilizar los efectos de la violencia en las mujeres, encontrar a los culpables y combatir la impunidad que hay detrás de estos hechos violentos. 

“Mi objetivo es nombrar y alertar sobre este fenómeno que ocurre en escalada; alertar sobre los riesgos de la violencia psicológica, dar justicia a las víctimas. No pretendo en ningún momento compararlos”, concluyó Esparza Guevara.