"Cuando comencé como repartidora sufría mucho acoso de los clientes, más que nada en internet porque como nadie protegía nuestros datos de teléfono, cualquiera agarraba nuestro número y nos mandaban mensajes de WhatsApp. A mí me comenzaron a hostigar por redes sociales, me tuve que dar de baja porque no dejaban de molestarme", narró Paola Ángel, vocera de Ni Una Repartidora Menos, en entrevista con La Cadera de Eva.

Paola Ángel lleva trabajando repartiendo comida con diferentes aplicaciones desde hace cinco años, en los cuales se ha enfrentado a la discriminación, el acoso de clientes y algunos compañeros de trabajo, conductas machistas y la inseguridad de su empleo.  Lamentablemente esto es una realidad que viven las mujeres que trabajan en el servicio de delivery (entregas a domicilio), el 36% de las mujeres señalaron haber sido acosadas mientras realizaban su quehacer como repartidoras, de acuerdo con el Instituto de Estudios sobre Desigualdad (INDESIG).

"Al entrar a un departamento a entregar un pedido no sabemos si vamos a salir o no", expresó Shaira Garduño Tovar, Secretaria de Género de la Unión Nacional de Trabajadores por Aplicación (UNTA), quien acusó que las aplicaciones no protegen a las repartidoras y agregó que el tener que entrar a una propiedad privada es uno de los problemas más grandes a los que se enfrentan mientras trabajan. La UNTA señaló que tienen documentados ocho casos de acoso sexual contra compañeras.

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Stephanie Rojas, creadora del colectivo "Deliverlibres", comentó que la primera vez que sufrió acoso sexual como repartidora fue en un edificio en Marina Nacional, muy cerca de la Torre de Pemex. "Por protocolo un vigilante me acompañó a dejar el pedido. De regreso me invitó a salir, pero yo le dije que no porque estaba casada". Stephanie narró que el vigilante la acorraló dentro del elevador, pero logró salir corriendo cuando se abrió la puerta.

La segunda vez que Stephanie Rojas sufrió acoso fue mientras iba en la vía pública abordo de su bicicleta. "Pase cerca de un carro en el que habían dos personas, a uno se le hizo muy divertido sacar la mano y me dio una nalgada", narró.

Paola Ángel no sólo fue acosada por los clientes, también lo sufrió por parte de uno de sus compañeros. "Hace tiempo un viejito comenzó a repartir en mi zona, siempre me quería abrazar, pero yo lo detenía. Un día estaba sentada en unas escaleras, él se paró a lado de mí y puso su miembro muy cerca de mí, me sentí muy incómoda y me fui", comentó. La vocera de Ni Una Repartidora Menos dijo que no volvió a esa zona durante un tiempo debido a la situación.

"Algunas de las mujeres han manifestado haber sufrido actos de violencia y acoso, ya sea por parte de sus colegas repartidores, de los clientes de la plataforma donde se entrega los pedidos y por parte del personal de los restaurantes o comercios en los que reciben los productos para distribuir", se lee en el estudio "El trabajo del futuro con derechos laborales", realizado por el Colegio de México en 2021.

Las repartidoras también se enfrentan a la discriminación

La UNTA registró un caso de discriminación en contra de una repartidora por ser una persona con discapacidad. "Hay una compañera que tiene discapacidad auditiva y le han dicho 'que si es sorda, que no entiende, que no escucha' con tonos despectivos. Además es una mujer venezolana que vino a México como refugiada y la ha pasado muy mal", comentó Shaira  Garduño Tovar.

Esto no es nuevo, según datos de INDESIG recabados en 2021, 6 de cada 10 repartidores aseguraron que se sintieron discriminados en algún momento durante su trabajo. Las mujeres son el sector más discriminado con el 72%, frente al 62% de hombres repartidores. Quienes tienen un tono de piel más oscuro tienden a sufrir mayor discriminación, el 67 % de personas con piel de tonalidad oscura vivió discriminación, mientras que esto sólo le ocurrió al 59 % de quienes tienen la piel más clara.

Garduño Tovar acusó que otro de los problemas con los que se enfrentan los y las repartidoras, en especial las mujeres, es que no cuentan con baños. "Nosotras como mujeres tenemos que pasar un viacrucis para ver en dónde podemos pasar al baño. Para un hombre es más fácil", mencionó. El 52% de los y las repartidoras encuestadas por el INDESIG afirmó que no se les ha permitido usar el baño en restaurantes o supermercados.

Las y los repartidores señalaron que se han sentido discriminados por los restaurantes, el personal de seguridad o vigilancia de los edificios residenciales en los que se hacen las entregas, así como los mismos clientes que los han atacado con frases como "muertos de hambre”, reveló el informe "Este futuro no aplica", realizado por Oxfam e INDESIG.

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Ni Una Repartidora Menos tiene registro de un secuestro

Hace tres años una repartidora sufrió un secuestro cuando realizó un pedido. "Ella trabajaba en Polanco, en Residencial Miyana", comienza a narrar Paola Ángel. El cliente presionó a la repartidora para que subiera a su departamento alegando que había dejado el dinero ahí. "El cliente se metió a su departamento para ir por el dinero. Abrió la puerta y cuando mi compañera le iba a entregar el pedido la jaló del brazo y la metió a su departamento", mencionó.

"Ahí estuvo siete días, no sé cómo sobrevivió. El tipo la la subió a su camioneta y la llevó hasta su casa, la amenazó para que no pusiera la denuncia diciéndole que sabía dónde vivía y si ella hacía algo regresaría por ella y por su familia", dijo Ángel.

La repartidora decidió no denunciar su secuestro por miedo a que este hombre cumpliera su promesa de regresar por ella. Paola Ángel afirma que cuando se enteraron, ella y un compañero buscaron ayuda psicológica para la víctima. "Está tomando demasiados medicamentos para la ansiedad y depresión", dijo.

Tras este suceso la repartidora tuvo que seguir trabajando con las aplicaciones, sin embargo, cuando veía camionetas se frenaba por el pánico que tenía. "Se ponía muy nerviosa en cualquier circunstancia, le cambió la vida para mal, nadie merece vivir eso, ni tomar medicamentos por algo que no fue su culpa".

La inseguridad que viven las mujeres en México ha provocado que las repartidoras vivan desigualdad de condiciones en el trabajo.  De acuerdo con el estudio realizado por el Colegio de México "mientras las mujeres tienen accidentes o robos menos frecuentemente que los hombres, tienen una tasa más alta de incidencia de acoso sexual y reportan un número promedio más alto de estos incidentes" con 4.5 casos frente a  3 de los hombres.

Además el ingreso semanal que obtienen los y las repartidoras es distinto, mientras que ellos ganan alrededor de 2 mil 227 pesos, ellas reciben 400 pesos menos en promedio. Esto puede variar por el número de horas trabajadas, la asignación de menos entregas para las mujeres, incluso puede afectar el vehículo que utilizan para transportarse y las distancias entre el punto de envío y de entrega, detalló el Colegio de México.

"Los hombres tienen más chance de trabajar en las noches solos, la mayoría de las mujeres que trabajan en la noche son koalas, es decir, que van acompañadas. Pero las mujeres no podemos repartir solas en la noche, aquí es donde se incrementa la brecha salarial entre hombres y mujeres", comentó Shaira Garduño Tovar, Secretaria de Género de la Unión Nacional de Trabajadores por Aplicación (UNTA).

El 15.4% de las mujeres manifestó que realizan el trabajo de entregas a domicilio acompañadas, frente al 4.8% de los hombres que lo hacen. El 83.9% de ellas mencionaron que lo hacen por seguridad, de acuerdo con el estudio "El trabajo del futuro con derechos laborales", realizado por el Colegio de México.

Ante la violencia las repartidoras han creado estrategias de cuidado

Ante la constante violencia que viven las mujeres repartidoras han tenido que crear estrategias para trabajar seguras y cuidarse las unas a las otras. Como respuesta a la inseguridad, Stephanie Rojas creó el colectivo "Deliverlibres" hace cinco años, después de que fue acosada en dos ocasiones.

"Decidí crear este colectivo al ver que estábamos descuidadas y abandonadas porque si nos pasaba algo las aplicaciones nunca nos auxiliaban. Y porque nuestra familia sabe que salimos a trabajar, pero no por dónde andábamos o si algo nos pasaba", comentó.

Todo comenzó con un grupo de WhatsApp en el que se fueron sumando más y más mujeres. El colectivo cuenta con un protocolo de cinco pasos, uno de ellos es que las repartidoras mandan su ubicación de ocho horas a través del grupo de WhatsApp y envían la dirección del destino del envío. Si la repartidora no se mueve le mandan mensaje, en caso de que no responda la llaman. Si no hay ningún respuesta se pide apoyo a grupos de repartidores mixtos para ver quién está en la zona y puede acudir; si no están estos grupos, se lanza una alerta a Seguridad Ciudadana. 

"Hay compañeras que trabajan en turno nocturno hasta las tres y cuatro de la mañana. Esos días tengo el teléfono a todo volumen por cualquier cosa. Les pido que me manden la ubicación para monitorearlas", dijo Stephanie Rojas.

Este protocolo es parecido al que utiliza Ni Una Repartidora Menos, la colectiva también ha realizado un mapa en el que han registrado las direcciones en las que han vivido incidentes como acoso sexual, asalto, fraudes e intento de asaltos.  En este mapa se puede leer que las repartidoras se han encontrado con casos como "cliente salió masturbándose cuando el primer repartidor fue a entregar pedido. Cliente sale desnudo cuando el segundo repartidor fue a entregar pedido" o "recibí mensajes de acoso de parte del cliente pidiendo que me dejara tocar mis partes intimas".

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Entre las situaciones que más se repiten en este mapa es que los clientes salen desnudos o semidesnudos a recibir los pedidos, hacen comentarios lascivos, han llegado a tocar a los y las repartidoras sin su consentimiento e incluso son insistentes para que sean mujeres quienes lleven el pedido.

"Yo pienso 'a lo mejor no voy a regresar a casa', tengo un hijo y me daría miedo no volver a verlo. También siento frustración porque los clientes piensan que porque están en su casa pueden hacer lo que quieran, pero no reciben a sus visitas en ropa interior ni desnudos", sentenció Paola Ángel, vocera de Ni Una Repartidora Menos.

Paola Ángel también comentó que se encuentran trabajando con las aplicaciones DiDI, Rappi y Uber  para brindar mayores mecanismos de protección para conductores y repartidores. En este proyecto se contempla "definir protocolos con perspectiva de género para prevenir, atender y referir, en su caso, ante las autoridades competentes casos de violencia de género", así como mecanismos para atender casos que pudieran ser considerados discriminatorios.

La Cadera de Eva entrevistó a Cecilia Román, gerente de Comunicación de Seguridad en Uber, quien nos explicó que la empresa desarrolló iniciativas de sensibilización, dan seguimiento a cada reporte hecho desde la aplicación, en apego a sus Términos y Condiciones y creó "Guías Comunitarias", las cuales establecen "que cualquier contacto físico, comentario inapropiado, o conductas de acoso pueden derivar en la desactivación de la cuenta en la aplicación”.

"Cada reporte realizado a través de la aplicación es tratado por un equipo especializado de acuerdo a la gravedad del mismo. Por ello se invita a cualquier persona que hace uso de las aplicaciones a reportar cualquier comportamiento que cause molestia o incomodidad", mencionó Cecilia Román, gerente de Comunicación de Seguridad en Uber.

Uber también cuenta con un equipo especializado para trabajar con las autoridades ante investigaciones de delitos, mediante un "Portal de uso exclusivo para Autoridades de Seguridad". Y se implementó la llamada 911, la cual conecta con las autoridades a través de la aplicación en caso de emergencia. "En 15 estados del país existe una integración de la app de Uber que permite a los servicios de emergencia recibir de manera automática los detalles del viaje: ubicación en tiempo real, características del vehículo, nombre del usuario y del socio o socia repartidora y número telefónico", dijo Cecilia Román.

Además la aplicación tiene la "Línea Telefónica Fundación Origen", es una alianza para la gestión de una línea telefónica gratuita de atención psicológica las 24 horas del día, los siete días de la semana, es confidencial y exclusiva para socias conductoras y repartidoras que utilizan las aplicaciones Uber o Uber Eats. "Buscamos ofrecer una opción de apoyo emocional frente a situaciones de violencia de género en cualquier ámbito de sus vidas, ya sea violencia doméstica, acoso callejero, agresión sexual o cualquier experiencia que obstaculice su desarrollo", concluyó Román.

Paola Ángel invitó a las repartidoras que han sufrido algún tipo de violencia sexual mientras realizaban su trabajo a denunciar porque "las aplicaciones no van a saber lo que nos pasa si no lo reportamos con ellas", dijo.

Las mujeres repartidoras se enfrentan a diversas violencias mientras realizan su trabajo y aunque han creado estrategias para mantenerse a salvo y cuidarse entre ellas, denuncian que las autoridades las revictimizan cuando buscan denunciar y esto hace que muy pocas personas recurran a las instituciones correspondientes. "Todo el tiempo tenemos miedo de ya no regresar a casa, por la inseguridad de ser mujer repartidora en México", concluyó Paola Ángel.