En redes sociales existen grupos y foros que se dedican a la venta y compra de leche materna a pesar que esta práctica es ilegal en México. Es considerada por muchas personas como “oro líquido” por sus amplios valores nutricionales y en estos grupos se llega a ofertar entre 50 y 100 pesos por onza (29 ml). Es decir que llenar una mamila pequeña de tres onzas, podría costar entre 150 y 300 pesos.
Originalmente estos grupos se crearon para la venta o donación entre mujeres que tenían problemas para amamantar ya sea por falta de producción de leche por alguna causa médica, física o emocional o porque les resulta doloroso. Pero poco a poco estos grupos fueron llenándose de “vampiros blancos”, es decir de personas —sobre todo hombres—que practican la lactofilia, un tipo de fetiche erótico que provoca en muchos este fluido.
Es así como este fenómeno ha nutrido el mercado del mercado negro de la leche materna en México, a pesar de los riesgos sanitarios que representa, pues sin controles de calidad ni inspección, es probable que esta leche esté contaminada y pueda transmitir enfermedades, advierte la especialista en lactancia materna, Mariana Villalobos, quien también es directora de Infancia Plena, en entrevista con La Cadera de Eva.
Actualmente existen 36 bancos de leche materna que recogen, procesan y distribuyen leche donada de manera segura a través de los hospitales de la Secretaría de Salud y el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), sin embargo, el negocio de la venta de este “oro líquido” resulta atractivo tanto para hombres como para mujeres que se dedican a ello y lo hacen por debajo del agua ya que no hay ninguna regulación vigente para este fenómeno.
En estos bancos se llevan a cabo procesos de pasteurización, refrigeración y control de calidad microbiológica de la leche materna para conservar sus propiedades y que ésta pueda ser utilizada por las y los menores.
Así como no hay una regulación vigente en México sobre el mercado negro, tampoco hay una estimación real de la cantidad de ingresos que percibe este negocio. Tan solo en Estados Unidos donde este fenómeno se hizo tendencia desde hace varios años por la página “Only The Breast”, se estima que las mujeres llegan a facturar hasta 18 mil euros al año (unos 366 mil pesos mexicanos) vendiendo su leche a desconocidos, de acuerdo con el medio español La Vanguardia.
Los datos del Instituto Nacional de Perinatología (INPer) del gobierno mexicano arrojan que cada año pasteuriza mil 400 litros en sus bancos de leche que alimentan a casi 800 personas recién nacidas prematuras y a niñas y niños sometidos a algún tipo de cirugía.
La explotación de los cuerpos y los “vampiros blancos”
Desde Infancia Plena también han documentado casos de hombres que también buscan la leche materna por las creencias sobre sus beneficios en el sistema inmunológico y en el rendimiento deportivo. Sin embargo, este tipo de prácticas fomentan la explotación de los cuerpos de las mujeres que venden su leche por alguna necesidad económica.
Esta práctica ha sido popularizada en internet por distintos famosos como el actor neozelandés KJ Apa, quien presumió en sus redes sociales en 2021 que tomaba su café de la mañana con una mezcla de leche materna de Clara Berry, su esposa en ese entonces.
Para Mariana Villalobos hay un trasfondo misógino y desigualitario en la normalización de estas prácticas. “Da coraje que hasta en las cosas más naturales como es la leche materna, los hombres quieran también apropiarse de los cuerpos de las mujeres para satisfacer sus deseos sexuales, aprovechándose de la falta de condiciones estructurales que tenemos las mujeres, de la falta de accesibilidad a trabajos dignos. Les parece muy sencillo que por él el hecho de vender tu leche, de algo que no nos cuesta ellos puedan salir beneficiados”, lamenta Villalobos.
“Vendo mi leche, no para ganar dinero, sino para ayudar genuinamente a quienes la necesitan. Pero si los bancos de leche pueden filtrar y cobrar, ¿por qué yo no puedo?”, dice una de las mamás en el foro Only The Breast.
“Tengo 19 años, tengo una hija de un mes, he tenido que disminuir el ritmo de extracción de leche porque tengo dos congeladores llenos, pero odio tener que hacer eso, me interesaría vender mi leche materna considerando que mi esposo es estudiante de tiempo completo y chef de tiempo completo y yo también soy estudiante, ¡no me deja ni un minuto para trabajar! Necesito un pequeño ingreso”, se lee en otro comentario.
“Una lluvia de acoso en redes”
Yesenia es una madre joven que llegó a un grupo de estos en Morelos, el estado en donde radica, en búsqueda de una mujer a quien pudiera donarle su leche o intercambiarla por despensa, ya que durante su periodo de lactancia tuvo exceso de prolactina (la hormona que estimula la secreción de leche por las glándulas mamarias).
Donarla tampoco fue una opción y es que en su entidad no hay un banco de leche a donde pueda acudir. Solo algunos hospitales públicos la recolectan para enviarla a los bancos de leche que están en Ciudad de México. Sin embargo, tanto en el Hospital de la Mujer como en el Hospital del Niño, en Morelos, le pedían entregarla en frascos de cristal que no le proporcionaban, que sus extracciones fueran manuales y que no hubieran pasado menos de 24 horas desde el momento de su extracción hasta la entrega.
“Me ponían muchas trabas así que mejor decidí donarla por mi cuenta. Yo sabía que al final de cuentas tenía que entregarle mis estudios médicos a quien decidiera donar la leche. Lo que me sorprendió es que cuando me uní a estos grupos y ofrecí mi leche, me empezaron a llover mensajes de hombres preguntándome si vendía la leche y si era más cara si les daba también el video de cuando estaba extrayéndomela. Fue muy turbio, horrible”, dice en entrevista con La Cadera de Eva.
Falsas asesoras de lactancia
Yesenia narra que en estos grupos también hay perfiles de mujeres que se hacen pasar como asesoras de lactancia y que piden que les envíes videos para ver si las mujeres están haciendo bien la extracción y si lo estás haciendo en un lugar adecuado. “Yo pensaba, entiendo tu preocupación pero de ninguna manera me voy a grabar sacándome leche”, dice la joven.
Finalmente Yesenia encontró a una mamá que requería la leche para su bebé y una vez que pudieron cerciorarse que el intercambio era seguro entre ambas, que el pequeño aceptaba la leche de Yesenia y que entregó sus estudios médicos a la beneficiaria, lograron el acuerdo. Ella le donó 40 bolsitas de leche de cuatro onzas cada una y a cambio recibió despensa.
Tanto Mariana como Yesenia nos comparten que también existen grupos separatistas con filtros específicos donde solo ingresan mujeres a preguntar por la donación, asesoramiento o dudas específicas sobre la lactancia y que la mayoría de ellas han tenido que refugiarse en estos grupos tras sus malas experiencias en los otros donde abunda el acoso constante contra ellas.
Yesenia considera que el precio de la venta de la leche es elevado.
“Al final estos precios también son fijados por los hombres y se aprovechan de las mujeres que están entrando en ese mercado por necesidad. Me da coraje ver que tengas que pagar 400 pesos por cuatro onzas de leche. “¿Cómo va a solventar eso una mamá que no puede producir leche y que tampoco tiene recursos”. (Yessenia)
Leche materna que no es leche
La especialista Mariana Villalobos alerta que si una persona decide recurrir a la compra para comprar leche materna existe un alto riesgo de que no llegue en las condiciones oportunas de extracción, conservación y almacenamiento y que esto termina afectando más de quienes la consumen, sobre todo la de los menores, pues considera que es crucial que se reconozca este fenómeno desde el enfoque de derechos humanos para las mujeres y los menores, que son quienes realmente la requieren.
“Desde el punto de vista legal y sanitario hay que hacer la denuncia correspondiente a la autoridad competente y también seguir sensibilizando a la comunidad del alto riesgo que implica la manipulación de la leche humana bajo condiciones insalubres. Nosotras hemos documentado que regularmente vienen adulteradas o las rebajan con leche de almendra, agua o leche de vaca”, explica Mariana.
La Cadera de Eva solicitó una entrevista tanto con la Secretaría de Salud como con la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) para preguntar sobre la vigilancia de este tipo de grupos sin que hasta el momento de la publicación haya obtenido respuesta alguna.
La cantidad de leche materna que produce una mujer puede variar ampliamente dependiendo de varios factores, incluyendo la demanda del bebé, la salud de la madre. Algunos de los requisitos que solicitan las autoridades de salud para que una mujer sea candidata a la donación de leche son: estudios, perfiles y pruebas de sangre para hepatitis B, C, sífilis y VIH.
“Lo primero es saber si presentan un excedente de leche, que no tengan ninguna infección que pueda ser trasmitida a través de este insumo, no consuman drogas, no fumen y que tengan hábitos saludables para el óptimo desarrollo del bebé”, se lee en las indicaciones de la Secretaría de Salud.
En nuestro país solo el 28.6% de los niños menores de seis meses reciben lactancia materna exclusiva, el 43% de los menores de un año consumen fórmula infantil, 29% continúa con lactancia materna hasta los dos años y el 30% no tiene una diversidad alimentaria mínima, de acuerdo con el Instituto Nacional de Salud Pública.
El que se promueva más el uso de la fórmula infantil sobre la leche materna es otro de los factores por el cual algunas especialistas consideran que este negocio tiene éxito no solo en México, si no otros países donde también se ha registrado este fenómeno.
La Organización mundial de la Salud (OMS) recomienda que los bebés sean amamantados exclusivamente durante los primeros seis meses de vida, y después introducir alimentos complementarios nutricionalmente adecuados y seguros, mientras se continúa con la lactancia materna hasta los dos años de edad o más.
En 2012, la Asamblea Mundial de la Salud (WHA) aprobó el objetivo global de nutrición de aumentar la tasa de lactancia materna exclusiva en los primeros seis meses de edad al menos al 50% para el año 2025. Pero en México aún estamos lejos de llegar a ese porcentaje, pues actualmente solo se cumple el 28.6%.
“El Estado tiene la responsabilidad de alertar a la población que la venta de leche humana no está permitida y sobre todo del alto riesgo de salud que corren los niños y niñas y las personas en general que lo consuman (...) tenemos que ir visibilizando que este tipo de prácticas también representan violencias contra las mujeres y que se trata de la exploración del cuerpo humano femenino”, concluye Mariana Villalobos.