Este domingo, la tercera temporada de La Casa de los Famosos México llegó a su final y coronó a su vencedor,  el exfutbolista e influencer regiomontano, Aldo de Nigris, con más de 19 millones de votos. 

¡Así es! Contra todo pronóstico, no ganó "Abelito", el favorito de la temporada. 

Tras diez semanas de competencia, intensos debates y polémicas, LCDLF México cerró su ciclo con un triunfo que, más allá del espectáculo, reabre una discusión necesaria sobre representación, privilegio y el poder simbólico de la televisión, porque sí, una vez más, ganó la violencia sistémica y la violencia de género

El privilegio del hombre blanco hegemónico

Esta temporada contó la participación de personalidades del espectáculo como Ninel Conde, Priscila Valverde, Mariana Botas, Elaine Haro, Adrián Di Monte, Facundo, Alexis Ayala, Mar Contreras, Clement Rodríguez, Abel Saénz “Abelito” (ganador del tercer lugar) y Dalilah Polanco (ganadora del segundo lugar). 

Sin embargo, dos de los participantes, Aldo de Nigris, ganador de la temporada, y el influencer Aarón Mercury, se convirtieron no sólo en los nombres más comentados en redes sociales, sino también en el reflejo de cómo la televisión mexicana continúa reproduciendo jerarquías de clase y género.

Desde que se anunció la participación de ambos en La Casa de los Famosos México, surgieron dudas sobre el papel que desempeñarían dentro del reality. 

En particular, la presencia de Aldo de Nigris generó debate, pues se señalaba que provenía de una familia acaudalada de Monterrey, Nuevo León. Además, se puso en duda su estancia como consecuencia de nepotismo, y es que el influencer es sobrino de Poncho de Nigris —quien participó en la primera edición del programa—.

Con el paso de las semanas, ambos afianzaron un leal grupo de seguidores que comenzó a reproducir en redes sociales a un viejo amigo del patriarcado: la violencia de género.

El privilegio de la blanquitud no solo les permitió “redimirse” por acusaciones de misoginia anteriormente, sino también consolidarse como dos de los personajes más populares de la temporada. Sin embargo, esa legitimidad simbólica coincidió con la reproducción de conductas violentas de género entre sus seguidores. En redes sociales resurgieron grupos de fans que se organizaban para hostigar y amenazar a otros concursantes, especialmente a las mujeres, replicando así las dinámicas de agresión y silenciamiento vistas dentro del programa.

Violencia simbólica y misoginia en pantalla

Durante la tercera temporada de La Casa de los Famosos México, los comportamientos misóginos no se limitaron al público o a las redes sociales: también surgieron dentro del propio programa, especialmente entre los participantes hombres. Estas actitudes, reproducidas en horario estelar, evidencian cómo el reality moldea la percepción social sobre la violencia y el trato hacia las mujeres.

El actor Alexis Ayala fue uno de los casos más visibles. A lo largo del programa, mantuvo actitudes agresivas hacia sus compañeras, descalificándolas por su trayectoria o su edad. A las más jóvenes las cuestionaba por “no tener una carrera consolidada”, mientras que a figuras con más experiencia, como Dalilah Polanco y Ninel Conde, buscaba desacreditarlas o someterlas mediante comentarios discriminatorios. 

La violencia simbólica también se manifestó en actos aparentemente menores, pero profundamente normalizados. En una dinámica de juego, Ayala gritó a la participante Elaine Haro para que se apartara, a lo que Ninel Conde respondió señalando su tono violento. El actor negó la crítica con una frase que generó indignación: “¿Qué quieres que le diga? ¿Permiso, por favor?”. 

Aarón Mercury y Aldo de Nigris también replicaron este tipo de conductas, especialmente hacia Haro, a quien descalificaron públicamente con calificativos sexistas como “resbalosa” y “mosquita muerta”.

Dalilah Polanco, violencia de género y edadismo

Esta temporada de La Casa de los Famosos también deja a relucir que la violencia machista atraviesa a las mujeres diversas: Dalila Polanco, actriz y ganadora del segundo lugar se enfrentó a la violencia de género y violencia edadista

A lo largo de las distintas temporadas, las concursantes mayores de 50 años han sido pocas, y las que logran participar suelen ser objeto de burlas o utilizadas para generar morbo en torno a su edad, como Laura Bozo, la presentadora peruana que fue objeto de burlas durante la primera edición del reality. 

Tal fue el caso de Dalilah Polanco, quien ingresó a la casa mientras enfrentaba un síndrome de autodesintoxicación intestinal y experimentaba bochornos e intensos calores, síntomas sobre los que habló abiertamente durante la competencia.

Esto le ganó comentarios negativos en redes sociales, pues la tachaban de “loca” y “mentirosa”, especialmente los fanáticos del Cuarto Noche, al que pertenecían Aldo de Nigris, Alexis Ayala y Aaron Mercury.

¿Qué nos dice esta temporada de LCDLFMX?

A pesar de que la temporada incluyó por primera vez a un concursante con acondroplasia —una condición genética que afecta el crecimiento óseo— con la participación del influencer “Abelito”, esta temporada expone cómo la industria del entretenimiento y la televisión mexicana siguen premiando el privilegio disfrazado de carisma, vendiendo la especularización de la violencia de género como entretenimiento, normalizando conductas machista y misóginas, y castigando a las mujeres ante millones de espectadores por el hecho de existir.  

En un país atravesado por la violencia, la impunidad y la desigualdad, La Casa de los Famosos México confirma que el espectáculo no sólo entretiene, sino que moldea la realidad social y perpetúa la discriminación, violencia y el canon hegemónico disfrazado de entretenimiento. 

Como explica la Licenciada y especialista en Derecho Penal Leslie Jiménez en redes sociales: “Pasamos de una temporada donde ganó una mujer trans, a otra donde triunfó un hombre que había sido interno en prisión —dos victorias que, con todos sus matices, abrieron conversaciones sobre prejuicio, exclusión y segundas oportunidades—”.