En los últimos años se han realizado importantes esfuerzos por incluir la perspectiva de género y las reflexiones en torno al cuidado en el currículo de los diferentes niveles educativos.
Esto debido a que la escuela, en tanto institución social y espacio de socialización, ha favorecido la reproducción de patrones dominantes de conducta que han afectado a los colectivos a través del curriculum oculto de género: contribuyendo a la infravaloración, invisibilización y a la inequitativa organización social del cuidado.
Actualmente, nos encontramos frente a la posibilidad de que el cambio de política educativa permita que la comunidad educativa cuestione dichos patrones dominantes.
La política educativa en nuestro país ha experimentado diversas reformas que han dejado en la sociedad una suerte de sinsabor. El sistema económico global, a través de sus instituciones internacionales y de sus métodos de medición, han mostrado que no hemos alcanzado los estándares educativos establecidos por los países que pertenecen al Norte Global.
De acuerdo con el investigador Juan Manuel Hernández Vázquez, la política educativa se puede definir como “el conjunto de decisiones (lineamientos declarativos y prescriptivos) tomadas por el Estado, para orientar la práctica educativa en contextos específicos”. Al igual que otras políticas públicas, responde y se fundamenta en la necesidad de resolver problemas públicos que son reconocidos por distintos actores sociales.
En la historia reciente de nuestro país, dichos problemas se centraban principalmente, en la falta de cobertura, la necesidad de mejora en la calidad, la igualdad para su acceso y la mejora de los perfiles docentes.Diversos investigadores coinciden en que, en términos generales, los recursos han sido dirigidos principalmente a resolver problemas de infraestructura, dejando en segundo plano los objetivos fundamentales de la educación.
Según la Secretaría de Educación Pública (SEP), estos objetivos incluyen la formación de ciudadanos libres, participativos, responsables e informados, con la capacidad de ejercer y defender sus derechos, así como de involucrarse activamente en la vida social, económica y política de México.
En las últimas décadas, ha habido avances significativos en el entendimiento de lo que es el proceso de enseñanza-aprendizaje. Por ejemplo, se reconoce que el aprendizaje ocurre a lo largo de la vida y que, por ello, la política educativa debería centrarse en todos los grupos de edad, en todos los niveles de educación, en las diversas modalidades y espacios.
Además, se ha revalorizado el papel de la educación como pilar de los procesos de emancipación social cuando en la enseñanza-aprendizaje se reconocen otros saberes, otras lógicas de entender el mundo, otras formas de organización social y económica, cuando se descolonizan las mentes, se visibilizan las desigualdades, se cuestionan las relaciones de subordinación y se coloca al centro la experiencia social y comunitaria de las personas.
En nuestro país, las reformas a los artículos 3º, 31º y 73º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, sentaron las bases para la creación de la Nueva Escuela Mexicana (NEM) como la institución del Estado Mexicano responsable de la realización del derecho a la educación de los 0 a los 23 años.
La NEM tiene como principios el fomento de la identidad con México; la responsabilidad ciudadana; la honestidad y la responsabilidad social; la participación en la transformación de la sociedad; el respeto a la dignidad humana; la promoción de la interculturalidad y de la cultura de paz.
Un nuevo cambio…
Frente a este nuevo cambio en la política educativa podríamos adoptar una postura poco esperanzadora o incluso de rechazo. No sería extraño. Hemos visto pasar importantes reformas que no se han traducido en los resultados que los organismos internacionales mandatan que debemos esperar.
Para contextualizar a las y los lectores, les comparto que actualmente soy profesora de preparatoria y una mujer apasionada del tema de los cuidados. En este último año, he tenido la oportunidad de revisar la propuesta de la NEM y de vivir el proceso de construcción de planes y programas de estudio para este nivel educativo.
En este transitar he descubierto que el Marco Curricular Común que propone la NEM para el nivel medio superior es una oportunidad única para contribuir a colocar el cuidado al centro en la vida, no sólo de las y los estudiantes, sino de la comunidad educativa en su conjunto: madres y padres de familia, personal docente y comunidad.
De acuerdo con Arroyo y Pérez, la NEM “propone una educación con sentido crítico, humanista y comunitario, que permita valorar, atender y potenciar la educación como un proyecto social compartido”, y que permita a las juventudes “reconocer y cuestionar las causas de la desigualdad, la exclusión y la hipermercantilización”.
Además, “busca sentar las bases éticas y proveer de los referentes sociales para saber que el trabajo no es sólo una cuestión económica sino también cultural (…) lo cual revaloriza al trabajo en general, incluso el no remunerado como las tareas del hogar y cuidado de familiares. La NEM “incorpora desde la educación inicial el cuidado y amor por sí mismos, por las demás personas y seres vivos, para que las y los estudiantes sean conscientes que cada aspecto y manifestación de la vida se encuentra interconectado”.
Se trata de un modelo educativo que reconoce a las y los estudiantes como personas con saberes, que son capaces de reconocer distintas formas de desigualdad, de opresión y de exclusión. Es además un modelo que visibiliza la diversidad de contextos en los que cada estudiante vive su proceso de enseñanza-aprendizaje.
Esto resulta de especial importancia para las niñas y jóvenes, pues los programas académicos permiten a las y los docentes diseñar y poner en práctica situaciones de aprendizaje con el propósito de que puedan interpelar a su contexto y cuestionar realidades que han sido normalizadas en sus vidas, y en las de sus madres, abuelas, hermanas y mujeres a su alrededor, que requieren transformación.
En este sentido, se puede avanzar, desde el entorno escolar en el cuestionamiento de la actual organización social del cuidado, pues la NEM da un sentido social de la educación que supera la indiferencia.
Por otro lado, la NEM propone que las y los docentes incorporemos en la práctica docente el acompañamiento y cuidado de las y los estudiantes de manera integral a través del reconocimiento dentro de los planes y programas de estudio, de la dimensión socioemocional que implica tres ejes: responsabilidad social, cuidado del cuerpo y bienestar emocional y afectivo.
Así, se busca detonar en el estudiantado procesos que les permitan el desarrollo de sus capacidades humanas de razonar, de sentir pasión, de crear, soñar, evaluar, construir alternativas, actuar con intención y entonces transformar. A través de la vivencia del acompañamiento se puede cimentar una nueva perspectiva sobre la interdependencia como motor de transformación personal y social.
La NEM contempla la vinculación aula, escuela, comunidad a través de proyectos de aprendizaje que resulten significativos y contextualmente orientados a atender problemáticas o necesidades de la localidad.
Esto genera vínculos que se pueden transformar en sentido comunitario para las y los estudiantes, además de que les permite reconocer formas invisibles de cuidado. Finalmente, este modelo promueve el cuidado del medio ambiente a través de la transformación de la relación ser humano-naturaleza, al promover la conciencia, la protección y la conservación del entorno y de la vida en todas sus formas.
Lograr que esta política educativa dé frutos a través de sus distintos programas y acciones es un gran reto. Pero, si la miramos desde la perspectiva del cuidado, es una increíble oportunidad de transformar.
Referencias*
Arroyo, J. y Pérez, E. (2022). Fundamentos del Marco Curricular Común de Educación Media Superior. Subsecretaría de Educación Media Superior, SEP.
Chapela, C. (2004). La Universidad-sujeto. Utopía para el reencuentro. Reencuentro. Análisis de problemas universitarios, (41), 0.
Cruz, G. (2022). Política educativa y equidad: desafíos en el México contemporáneo. Revista latinoamericana de estudios educativos, 52(1), 71-91. https://doi.org/10.48102/rlee.2022.52.1.468
Estrada-García, A. (2023). Las Epistemologías del Sur para una educación emancipadora. Revista Portuguesa de Educação, 36(1). e23003. https://doi.org/10.21814/rpe.23880
Pérez , M., Carpio , C., y San Martín, M. (2018). Calidad de la educación en México: políticas públicas de fortalecimiento en la educación básica. En G. Hoyos, P. Mora, N. Baca y S. Serrano, Dinámicas urbanas y perspectivas regionales de los estudios culturales y de género. 197-212. UNAM-ANUIES.
Subsecretaría de Educación Media Superior (SEMS). (2019). La Nueva Escuela Mexicana: principios y orientaciones pedagógicas. SEP.
Vázquez, J. (2015). Inseguridad laboral en el mercado de trabajo docente. Un análisis comparado de los mercados público y privado del nivel primaria en México, 1996-2001. [Tesis Doctoral].Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa.