La fertilidad de las mujeres no sólo tiene que ver con el parir biológicamente, tiene que ver con la capacidad de dar, crear y pensar en colectivo, de ahí las frases enfocadas a invalidar estas capacidades “mujeres juntas, ni difuntas”. Pese a toda sanción, las mujeres hemos hecho manadas solidarias para sostenernos en las diferentes luchas y condiciones que abanderamos, siendo la principal el visibilizarnos. 

La voracidad del patriarcado vuelve un poco más difícil el trabajo de la actual mandataria mexicana, cómo dice el estribillo de la canción “Lucha de gigantes": ¡Vaya pesadilla!, corriendo con una bestia detrás…” . Lo cual además de cansado resta energía para cambiar el sistema y llevar acabo todas las acciones de la agenda nacional. La estructura esta creada para que las mujeres desistan de seguir “usurpando” lugares que son para los hombres, ¡claro! tampoco es para cualquier hombre, el patriarcado elige sólo a unos cuántos a fin de seguir preservando la estructura desigual en dónde sólo puede haber unos pocos privilegiados.  

Esto parece un cuento, pero en un lugar lejano persiste un ente en seguir dirigiendo la vida de un país que ya no le compete, porque ahora hay una mujer mandataria que fue elegida para ejercer dicho cargo.

Ante tal hecho, podríamos pensar hipotéticamente en la figura de un mentor que enseña, forma, acompaña y suelta, teniendo la seguridad de que sus aprendices sabrán actuar, pensar y tomar las mejores decisiones en el día a día, confiando en que los derechos humanos serán respetados, todo lo contrario, a un pastor religioso, el cual minimiza a sus discípulos, les corta las alas, y les dicta lo que tiene que hacer, sentir y decir para mantener el poder. Este tipo de tutelajes invalida el actuar de las mujeres, minimizando su creatividad, inteligencia y pone en tela de juicio su capacidad de dirigir a un país, aun y cuando lo este haciendo.    

Ejemplos de esta subestimación hacia las mujeres tenemos varios en México, no hace mucho Beatriz Gutiérrez, mencionó en sus últimas entrevistas: “Yo me quedo aquí (CDMX) porque todavía tengo que criar a un hijo”, luego presentó su libro Feminismo silencioso dónde me parece intenta tramitar de manera creativa todo su enojo y frustración de haber tenido que “suspender” su vida profesional y social para hacerse cargo de la crianza de su hijo, algo muy loable y admirable en nuestra cultura patriarcal, “ellas se sacrifican por ellos” por los hijos y el padre de los hijos, lo cual des-responsabiliza a los hombres de los cuidados y la crianza.

Ellos, entonces, sí tienen el derecho de tener su habitación propia como diría Virginia Woolf para dedicarse en cuerpo y alma a escribir, sin distractores banales llamados paternaje comprometido, porque esas son cosas de mujeres. (Norma Escamilla)

Luego entonces, un mes antes de la toma de posesión de la actual presidenta, el presidente saliente, tiró su bomba de la reforma judicial antes de irse, sin importarle dejarle a la mandataria un conflicto. Si bien, ella estaba de acuerdo en hacer una reforma por todos los antecedentes de corrupción que albergó dicho sistema por tantos años, la forma en que ella lo planteaba era muy diferente al mandatario en turno.

Su planteamiento versaba en hacer cambios estratégicos y de manera paulatina, para lo cual convocaría a todos los actores sociales que intervienen en dicho sector. Sin embargo, el revés que le dieron fue a través de una decisión impulsiva y autoritaria, que también dejó un avispero para que se las arreglara la nueva presidenta. 

A ello se han sumado diversos eventos, como la detención del Mayo Zambada, lo cual ha encrudecido la violencia a lo largo y ancho del país, Sinaloa y el norte del país es prácticamente un campo minado para la ciudadanía. Un Ricardo Monreal y Pedro Haces transportándose en helicóptero VIP ejecutivo, un gobernador de Sinaloa con muchos entredichos, una negociación con los Yunes, un Senado que ratifica a Rosario Piedra como titular de la CNDH después de una mala evaluación y de las declaraciones de la misma organización que fundó su madre.

Estos artilugios machistas corrompidos y autoritarios de coaccionar votaciones, nos hace pensar que mientras las mujeres trabajan, los hombres redimen sus privilegios desde el poder, viajando en helicópteros, azuzando cínicamente “nos faltan votos pero vamos a tener de más, en eso estamos”, lo cual implica a la presidenta y a las mujeres con cargos públicos el tener que lidiar al interior del propio gabinete con la voracidad patriarcal de empalagarse con los dulces del poder, en lugar de ejercer la responsabilidad consciente de sus lugares “ganados por los votos ciudadanos”.     

Foto: Cuartoscuro
Foto: Cuartoscuro

Todo esto obstaculiza a la presidenta de México, en todo aquello que también ha estado realizando de manera concisa y estratégica, la misma cumbre del G20 a la cual acaba de asistir, pero la sombra patriarcal no deja de apersonarse, poniendo obstáculos y dificultades a la fertilidad creativa de las mujeres en este gobierno.