El próximo 5 de noviembre se celebran elecciones en Estados Unidos y el aborto será uno de los temas clave. En al menos 10 estados, las y los votantes decidirán no sólo sobre quiénes ocuparán los escaños estatales y locales, sino también sobre el destino de los derechos reproductivos en sus comunidades. 

Después de que la Corte Suprema estadounidense anulara la sentencia Roe v. Wade en 2022, el país se encuentra en un escenario de polarización en torno al aborto. Según una encuesta de Gallup, el 51% de los votantes considera "muy importante" que los candidatos compartan su postura sobre el aborto. 

La misma encuesta de Gallup también mostró que el 54% de las personas adultas estadounidenses apoya el derecho al aborto, mientras que el 41% se declara en contra. Esta división, más allá de los números, refleja una sociedad dividida entre quienes defienden la autonomía sobre sus cuerpos y quienes buscan limitarla.

Recordemos que para miles de mujeres, la eliminación de Roe v. Wade marcó un retroceso profundo en sus derechos, dejándolas en escenarios de incertidumbre, especialmente en comunidades vulnerables, donde el acceso a la salud reproductiva es limitado. 

La defensa del aborto enfrenta una amenaza fortalecida desde hace años: la agenda ultraconservadora, que ha aprovechado la derogación de Roe v. Wade para impulsar legislaciones restrictivas. 

En varios estados, estas medidas buscan limitar o incluso prohibir por completo el acceso al aborto, y el poder de la ultraderecha en estas legislaturas amenaza el acceso a los derechos reproductivos de miles de mujeres.

Como documentamos en esta nota, la prohibición de la interrupción del embarazo ha traído consecuencias negativas en varios estados para quienes desean acceder a una interrupción legal. Casos como los de Amber Thurman o Candi Miller, mujeres que murieron en 2022 debido a complicaciones en abortos caseros y haberles sido negada la atención médica debido a las prohibiciones sobre aborto en el estado. 

Y en México… 

La lucha por el derecho al aborto en Estados Unidos y en México guarda paralelismos significativos, especialmente cuando vemos casos como el de Esmeralda, una joven de 14 años que enfrentó una acusación de homicidio calificado por parte de la Fiscalía de Querétaro tras sufrir el aborto espontáneo de un embarazo producto de una violación sexual. 

Este tipo de criminalización de mujeres es un reflejo de los retos legales que enfrentan las mujeres de todo el mundo en defensa de su salud reproductiva. Como nos explicaba esta semana la abogada Leslie Jiménez Urzúa, el Estado encuentra vías más restrictivas para criminalizar a las mujeres. Si no es por aborto, se les empieza a perseguir por delitos más graves como el homicidio calificado o infanticidio.

No basta con que nuestros derechos “estén protegidos en la ley”, es necesario reestructurar un sistema que sigue criminalizando los cuerpos de las mujeres. 

Ambos contextos, Estados Unidos y México, están marcados por la influencia de políticas conservadoras y patriarcales que buscan restringir la autonomía de las mujeres sobre nuestras cuerpas, entre otras cosas, a través de la criminalización.

Ya advertimos en este mismo espacio hace unos meses que, con el avance de la reforma judicial en nuestro país que permitirá que personas juzgadoras sean elegidas a través del voto popular, podría poner en riesgo el avance de la despenalización del aborto en el país. Y es que como ocurre en Estados Unidos y en otros países, las agendas ultraconservadoras y de derecha están influyendo cada vez más en los derechos que tantos años nos costó alcanzar.

No hay que irnos muy lejos. Apenas en agosto de este año vimos un retroceso importante en nuestro país, cuando el Congreso de Aguascalientes aprobó una reforma para reducir el límite para el aborto voluntario en la entidad de 12 a seis semanas. Lo anterior, en contra de lo establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ha recomendado evitar la promulgación de leyes que prohíban el aborto con límites gestacionales, pues esto imposibilita a que muchas mujeres accedan a este derecho.

Para los movimientos feministas, y para millones de mujeres que no se encuentran en el activismo, en México y Estados Unidos, la defensa del derecho al aborto es una lucha por la autonomía y el respeto hacia las mujeres, niñas y jóvenes, quienes no deberían ser juzgadas ni penalizadas por las decisiones sobre su propio cuerpo.