Este 20 de noviembre se conmemora, una vez más, el inicio de la Revolución Mexicana. Este conflicto armado, considerado adecuadamente por el expresidente de nuestro país como una “transformación”, cambió múltiples aspectos de la estructura social y política en México. Uno de los cambios más importantes fue la incorporación de las mujeres en la vida pública.
Por supuesto que antes de la revolución las mujeres participaron en los conflictos públicos que dieron forma a nuestro país, como en la guerra de Independencia. Sin embargo, fue durante el clima revolucionario que las mujeres comenzaron a reclamar con mayor ahínco su legítimo lugar en la toma de decisiones y en el campo de lo político.
Los libros de historia están repletos de información de Francisco I. Madero, Venustiano Carranza, Francisco Villa y Emiliano Zapata, todos sin duda importantes para entender la historia de la Revolución. Pero la Revolución no la hicieron solo los hombres. Mujeres como Andrea y Teresa Villarreal, Juana Belén Gutiérrez, Francisca J. Mendoza y Felipa Velázquez se rebelaron contra el régimen de Porfirio Díaz a través de la prensa y de movimientos como el del Partido Liberal Mexicano.
Sin ellas, la Revolución hubiera seguido otro curso, y el México que conocemos sería diferente.
El Partido Liberal Mexicano y Regeneración
Según Claudio Lomnitz, el Partido Liberal Mexicano (PLM) fue “más un movimiento que un partido, y más una ética que un movimiento” (2016). En sus inicios, antes de 1910, el PLM estaba enfocado en quitar a Porfirio Díaz de la silla presidencial y establecer una verdadera democracia. Para 1911, el PLM se había radicalizado y defendía una revolución de corte anarquista, que aboliera la propiedad privada y asegurara una existencia digna para todas y todos los mexicanos.
El órgano principal a través del cual se organizaba el PLM fue el periódico Regeneración, fundado por los hermanos Flores Magón. En él escribieron varias mujeres, como Paula Carmona, Andrea y Teresa Villarreal, Francisca J. Mendoza, Sofía Bretón y las extranjeras Blanca de Moncaleano y Ethel Duffy.
Los textos escritos por estas mujeres hablaban de las situaciones de injusticia que el pueblo mexicano tenía que sobrellevar en su vida cotidiana, de la necesidad de un cambio de régimen y de la importancia de la incorporación de las y los mexicanos a la lucha revolucionaria.
Sin embargo, estas no eran las únicas preocupaciones en la mente de las brillantes escritoras pelemistas. Escribieron también sobre la maternidad, la necesidad del acceso de las mujeres e infancias a una educación de calidad, su participación en el movimiento armado y la forma de relacionarse con los hombres.
Blanca de Moncaleano, por ejemplo, escribió lo siguiente respecto a la educación:
“Mujeres; [...] Demos ejemplo de carácter de valor a nuestros hijos, haciendo de ellos seres conscientes, útiles y dignos, educándolos por raciocinio amplio, no por el mandato despótico que envilece” (Moncaleano citada en Padierna Jiménez, 2022, pág. 19). Paula Carmona, por su parte, dedicó un texto a argumentar que los hombres que no se unieran a la lucha revolucionaria no eran dignos de la compañía femenina, ya que eran cobardes. Para Francisca J. Mendoza era esencial la lucha contra la “hidra opresora: Gobierno, capital, clero.” para asegurar “tierra y libertad para todos”
“Mujeres; [...] Demos ejemplo de carácter de valor a nuestros hijos, haciendo de ellos seres conscientes, útiles y dignos, educándolos por raciocinio amplio, no por el mandato despótico que envilece” (Moncaleano citada en Padierna Jiménez, 2022, pág. 19). Paula Carmona, por su parte, dedicó un texto a argumentar que los hombres que no se unieran a la lucha revolucionaria no eran dignos de la compañía femenina, ya que eran cobardes. Para Francisca J. Mendoza era esencial la lucha contra la “hidra opresora: Gobierno, capital, clero.” para asegurar “tierra y libertad para todos” ((Mendoza, 2022, pág. 184).)
¿Precursoras?
La participación de estas mujeres tanto en Regeneración como en el PLM y sus acciones, como en el movimiento armado de 1908, fueron de suma importancia no solo para el curso que tomó la Revolución, sino también para la reivindicación de los derechos de las mujeres. Los textos de estas mujeres pusieron en la esfera pública temas que antes eran ignorados, y lograron atraer más atención a los mismos.
En repetidas ocasiones se ha dicho que el movimiento de los Flores Magón (y asociados) fue precursor y no parte esencial de la Revolución mexicana. Pero Paula, Francisca, Blanca y muchas mujeres más continuaron escribiendo después de 1910. Si bien algunas de las mujeres del PLM participaron en la ejecución de los planes revolucionarios de dicho partido (como Andrea Villarreal), muchas también participaron en la dimensión intelectual de la Revolución.
Sus acciones y sus palabras tuvieron impacto en el pueblo mexicano, inspirándolo a luchar por un país mejor. Actualmente hay más estudios dedicados a reconocer su importancia, pero todavía hay un largo camino que recorrer en el reconocimiento de las mujeres que marcaron la historia de la Revolución mexicana.