En América Latina, 8 de cada 10 mujeres ha sido víctimas de algún tipo de violencia, sin embargo, la nula perspectiva de género, la desconfianza de las autoridades y la revictimización son obstáculos importantes para que las mujeres se acerquen a una institución a denunciar, prueba de ello, es que sólo el 1% de los casos de violencia en la región cuenta con una carpeta de investigación, de acuerdo con la Encuesta Regional de Opinión Pública sobre Violencia de Género (EROPVG)
Asimismo, la encuesta de ONU Mujeres acota que aunque existen distintos motivos por los cuales las mujeres deciden no denunciar, es importante hacer una lectura de las relaciones de poder y la subordinación aprendida desde la mecánica del hogar. Los valores tradicionales y los referentes religiosos conforman una parte importante en la vida de las mujeres de la región, quienes prefieren no denunciar. Además, señalan sentir vergüenza e incluso, consideran la violencia en las relaciones como un acto normalizado.
"Cuando me acerqué con mi familia, me hicieron comentarios de que, cómo iba a tirar mi hogar por la borda arruinándole la vida a mis niñas; cómo iba a destruir mi hogar” (mujer entrevistada para la EROPVG, originaria de Colombia).
En esta línea, el índice de Instituciones Sociales y Género (SIGI) expone que el 30% de la población femenina en el mundo normaliza la intimidación y violencia de su pareja. Siendo México, uno de los países con mayor aceptación en la región si se compara con otros países de latinoamérica, acá un desglose más completo.
- México: 32% de aceptación
- Guatemala: 24% de aceptación
- Bolivia: 22% de aceptación
- Ecuador: 20% de aceptación
- Colombia: 12% de aceptación
- Belice: 6% de aceptación
Con esta aceptación del 32% México se sitúa 15 puntos por encima del promedio de la región, es decir, en Latinoamérica el 17% de las mujeres indicó que la intimidación en la pareja era algo normal.
Además, el SIGI recoge que en países del Caribe y Centroamérica, las mujeres rechazaron completamente este postulado, por ejemplo, Costa Rica es el país con la mejor puntuación en cuanto a la percepción general de discriminación en toda la región, con 11 puntos en una escala de 100 (donde el 100 es el máximo nivel de discriminación y 0 una vida sin discriminación por razones de género), en esta nación sólo el 3% de las mujeres aprobaron la intimidación por parte de su pareja.
El objetivo de este índice es recoger información sobre la percepción discriminatoria de las mujeres, desde las leyes con perspectiva de género, la brecha salarial, los derechos como civil y las relaciones de poder que se dan al interior de los hogares. En México, este último indicador se posicionó como el más importante, pues el 39.2% de las mujeres reconocieron que la estructura familiar es el espacio más discriminatorio en el que habitan.
Las estructuras de poder en la familia obedecidas por el patriarcado y la alta aceptación de intimidación en la pareja se convierte en un campo de cultivo para dar pie a otras violencias, por ejemplo, la doméstica.
En México una mujer es víctima de homicidio cada 37 horas a causa de la violencia doméstica, siendo perpetrados mayoritariamente por sus parejas sentimentales. Asimismo, 8 de cada 10 homicidios en el hogar son causados por un varón, de acuerdo con el Instituto Nacional de Geografía.
Con información en mano e índices internacionales que apuntalan a que la familia es una de las instituciones más violentas para las mujeres mexicanas, es necesaria la construcción de políticas públicas enfocadas en las necesidades primarias que desde hace años aquejan a las niñas y mujeres de la nación.