Diego, ex estudiante del Colegio de México denunció haber sido víctima de violación por parte de su compañero Sebastián “N” en julio de 2024, quien forma parte del Centro de Estudios Internacionales (CEI) y a la fecha se encuentra fuera del país. Hasta el día de hoy, las autoridades educativas y de justicia continúan sin dar resoluciones.
Mediante una publicación en redes sociales, Diego, originario de San Juan de los Lagos, Jalisco, denunció la situación y el caso ganó visibilidad. En entrevista con La Cadera de Eva, Diego relata que el abuso ocurrió dentro del departamento que compartía junto con sus roomies.
“A la mañana siguiente yo fui a la escuela normal porque no comprendía muy bien lo que me había pasado. Yo tuve que darme cuenta por mis amigas en la escuela que no estaba bien y que no era válido lo que me habían hecho cuando yo no estaba dispuesto”, explicó Diego.
El 4 de agosto, Diego regresó a clases regulares después de un interludio vacacional de dos semanas y el 7 de octubre comunicó no querer asistir a clases junto a Sebastián “N”, quien además es dos años mayor que él. “Decidí que ya no quiero seguir en la universidad (...) me sentía excluido por mis por mis profesores. En ese momento yo no lo veía como discriminación”.
Discriminación institucional
La discriminación dentro de la universidad por motivo de orientación sexual complejizó el acceso a la información de Diego, y es que desde el momento que inició la denuncia dentro de la institución no le brindaron las indicaciones adecuadas para avanzar con el proceso a pesar de que le garantizaron que tenían un protocolo especializado en casos de violencia sexual, denominado “Protocolmex”.
Diego presentó en la institución una carta con motivo de baja por abuso sexual el 9 de octubre. “Ahí fue cuando ellos me dicen que yo tengo que ponerle que me quiero dar de baja por motivos personales”. Después, Diego relata que al entregar la carta la institución le retiró los apoyos económicos y psicológicos, dejándolo sin los recursos para subsistir en la CDMX.
Después de peritaje médico y psicológico, la Fiscalía General de la CDMX clasificó el delito como violación equiparada, precisión fundamental para entender el caso. “La abogada es la que me dice que lo que yo había vivido no era un abuso sexual, porque un abuso sexual no significa que tenga que haber una penetración, cuando ya existe una penetración es una violación”.
En adición, tiempo después la asesora jurídica de Diego le recomendó esperar la prescripción del médico para concluir el caso, un proceso de aproximadamente 11 años.
La respuesta del Colmex
Para Diego, entablar una comunicación abierta con el Colegio de México y que se le proporcionara acompañamiento no fue posible desde el inicio. "¿Qué querías que hiciéramos si tú hiciste la denuncia muy tarde?" fue la respuesta revictimizante que le dieron a pesar de haber denunciado la situación dentro de la institución desde diciembre de 2024.
“Ahí es donde me entero que yo tengo que hacer a parte una denuncia interna para que se active el protocolo”, explica Diego, después de conocer a Perla Bouchan, encargada del Protocolmex.
Diego comenta que el protocolo para atender casos de violencia sexual ha sido útil para compañeras en un plazo de tres semanas. En el suyo, los días continúan acumulándose.
Durante la segunda semana de febrero, el Colegio de México emitió un comunicado en redes sociales que tanto la institución como el Centro de Estudios Internacionales ofreció su apoyo, atención psicológica y orientación jurídica, contrario a lo relatado por Diego en la entrevista.
Consecuencias en la vida de Diego
“No se detectan alteraciones psicológicas, emocionales, cognitivas y conductuales que puedan sustentar la sintomatología compatible con las que se presentan en personas que han sido agredidas sexualmente”, concluyeron los resultados del peritaje.
Diego sufre de ansiedad, lo que ha provocado que acuda a líneas de emergencia en casos de suicidio.
Respuesta de la comunidad
Diego recibió la ayuda colectiva de Unidas Colmex, quienes condenaron la acción y exigieron que la universidad diera una pronta resolución al caso, continuar con las investigaciones y proponer medidas de reparación a raíz de la revictimización mediática e institucional.
De igual forma, Diego acudió con la líder de la Colectiva Tonantzin, quien tuvo una reunión con Berta Alicia, fiscal de la Ciudad de México para hablar del caso.
“Yo di mi confianza en el Colmex, yo di mi confianza en la fiscalía de que esto se iba a solucionar, pero cuando no tuve de verdad ninguna otra alternativa, y me estaba quedando sin nada fue cuando yo dije, ‘Ya me cansé.’”
¡Basta de impunidad dentro de las instituciones universitarias!
Diego planea seguir estudiando Antropología Social, pero espera que las autoridades pertinentes se responsabilicen y no actúen bajo una lógica de discriminación en contra de la comunidad LGBTQ+, especialmente en casos de agresiones sexuales.
“Quien me está filtrando mi información, quien está filtrando mis datos personales es la escuela y yo no me siento seguro. Sebastián no está en México, no me puede hacer nada aquí. Yo de quien tengo miedo es de la escuela, y no de que me vayan a matar, sino de que puedan herirme nada más por advertirme algo”.
“El mismo CEI está publicando datos personales míos, no se está respetando mi privacidad, y se está violando mi correspondencia”. Diego relata que durante este proceso, la institución ha filtrado información personal sin su consentimiento, situación que inició la semana del 10 de febrero. Actualmente la carpeta de investigación continúa en proceso y Diego pide un alto a la negligencia de las autoridades.