Fotos: Raúl Estrella

“Dónde están, dónde están, nuestras hermanes donde están”, corea el colectivo de familiares de personas desaparecidas de la comunidad LGBTQ. Este año, son ellos quienes encabezan la marcha del Orgullo 2024 en Ciudad de México. Una fecha que históricamente ha sido para celebrar la diversidad, pero también de lucha y resistencia frente a la discriminación y la homofobia.

Además de llenar con banderas arcoíris las calles, la comunidad LGTB también le recuerda a la sociedad que sus vidas también importan. Protestan contra los transfeminicidios, lesbicidios, contra los crímenes de odio y las desapariciones contra las personas de la comunidad: “Hoy en esta marcha del Orgullo les nombramos, les hacemos presentes, les visibilizamos. Denunciamos todas las violencias a las que se siguen enfrentando“, continúan.

“¡Justicia, justicia”, corean las demás personas que acompañan la marcha que arrancó a medio día desde el Ángel de la Independencia para dirigirse hacia el Zócalo capitalino. En este contingente se encuentra Eulalia Alanís Valencia, quien busca a su hermano, José Dolores Alanis, a quien vieron por última vez en Naucalpan, Estado de México, el 7 de junio de 2021. 

José es un hombre gay, sobre quien han caído estigmas cuando su familia le busca por su orientación sexual. “Nos dicen que seguro se lo buscó por ser gay, lo discriminan por ser quien es”, dice Eulalia en entrevista con La Cadera de Eva. 

En este colectivo también están las pancartas con las fichas de búsqueda de Margarita Cuevas Suárez, una mujer lesbiana que desapareció en junio de 2022 en Xochimilco. O el de Alexa Arriaga Márquez, una mujer trans desaparecida en Morelos, en febrero de este año. “¿Por qué les buscamos? Porque les amamos”, corean mientras marchan.

Dos horas antes del inicio de la marcha, las banderas arcoíris protagonizaron la concentración de esta marcha que este año lleva el lema “Ante un Estado opresor y la sociedad indiferente, exigimos vivir dignamente”.

La marcha del Orgullo también es un espacio de gozo. Entre los asistentes se vive la fiesta, el carnaval, el gozo de saberse libres. “Nada que curar. Logramos prohibir las terapias de conversión a nivel federal y hoy toca celebrar”, se lee en una de las pancartas, refiriéndose a la decisión que tomó el Congreso del país este año para prohibir y penalizar los Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual y la Identidad de Género (Ecosig). Las llamadas “terapias de conversión” obligaban a las personas de la comunidad a cambiar su identidad sexual. Este fue un gran avance para los derechos de esta población que históricamente ha sido discriminada.

Antes de arrancar la marcha, se ve a algunos asistentes celebrando con “azulitos”, y micheladas a menos de un kilómetro de distancia de la Zona Rosa, un espacio simbólico de la comunidad LGBT desde hace ya varias décadas. Se pintan la cara con los colores del orgullo. Se toman fotos. Se regalan, besos y abrazos en esta algarabía de colores. Algunos más sostienen pancartas donde celebran ser “las ovejas arcoíris” de la familia.

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La contramarcha 

Antes del inicio oficial de la marcha, decenas de personas protestan en la estación “El Ángel” de la Línea 7 del Metrobús. Aquí, se pronuncian contra el genocidio de Gaza y por los transfeminicidios.

La colectiva Transcontingenta hace un pronunciamiento para exigir justicia por los 31 transfeminicidios que han registrado en México desde el 6 de enero hasta el 18 de junio. Hacen pase de lista y mencionan los nombres de sus compañeras: Gaby; Vanessa; Miriam Nohemí; Samantha; Effi; Elisa; Devaly; Cristina; Evelyn Vanessa y la lista continúa…

También lanzan un reclamo contra de las empresas que hacen pinkwashing y se apropian del movimiento. De todo el sistema capitalista y de las figuras públicas que lucran con la imagen de personas trans y no binarias. En esta marcha caben todas las protestas que afectan principalmente a las minorías, por eso es que también denuncian los delitos cometidos en la Franja de Gaza, pues su lucha también abarca el genocidio de Palestina.

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Abrazos de mamá

A esta marcha del Orgullo también están presentes las mamás de las personas de la comunidad LGBT, quienes les acompañan en esta lucha. Ellas sostienen pancartas con las frases “abrazos de mamá gratis”. 

“Mi hijo me comprometió a dar abrazos, no entendía por qué ahorita en el 2024 era necesario que alguien representara a las mamás, a los papás a las familias de esta manera, se me hacía ilógico que siendo un año más avanzado en teoría tuviéramos que hacer esto, salir a pedir que nos respeten. Hoy vengo con la bandera del amor que en nuestra familia sí es muy grande”, dice la mamá de un joven de la comunidad LGTB que hoy marcha con su hijo y regala abrazos de amor para todos, todas y todes.

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“Como madres o padres tenemos que apoyar a nuestros hijos para que ellos tomen sus propias decisiones. En estos momentos yo apoyo a mis hijas y pido que no haya más muertes (...) yo siempre he apoyado a mis hijas y hasta el último día de mi vida las voy a apoyar, por eso esto aquí con ellas”, dice Emma, mamá de dos jóvenes lesbianas.

Entre la multitud también está presente Mariel Sandoval, una activista lleva 20 años participando en las marchas del Orgullo junto a su hija y nuera. “Que la casa sea el refugio de la calle, no la calle el refugio de la casa para nuestros hijos LGBTI+”, dice en la pancarta que sostiene.

La marcha de todas, todos y todes

El activista Jobis de la Sierra Norte de Jalisco explica porqué marcha hoy: para demostrar que en los pueblos originarios también forman parte de la diversidad. El joven huichol, habla de la importancia de reconocer la diversidad sexual dentro de los pueblos indígenas como wixárika.

“Existimos y resistimos. También exigimos los mismos derechos que se aprueban en las grandes ciudades”, puntualiza Jobis Shosho. 

El colectivo de personas con discapacidad también se hace presente en la marcha del Orgullo LGBT representando a su comunidad. Paola, joven con discapacidad, asiste a la protesta en favor de la inclusión a la libertad de todas, todes y todos. 

Al llegar al Zócalo capitalino, los colectivos dejaron tras de sí un poderoso mensaje de amor, unidad y resistencia. Cada bandera ondeada, cada paso dado y cada voz alzada han sido un testimonio de la fuerza de una comunidad que lucha incansablemente por sus derechos y su dignidad.

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Este evento no solo celebra lo logrado, sino que también nos impulsa a seguir adelante, desafiando la discriminación y construyendo un mundo más inclusivo, sin olvidar los crímenes contra esta comunidad que hoy están impunes. Como cada año, la marcha es un un espacio de gozo, resistencia y amor arcoíris.