En México, las personas jóvenes LGBTQ+ que reportaron ser amenazadas, o que fueron sometidas a una terapia de conversión, tuvieron casi el doble de intentos de suicidios (49% amenazas y 50% sometimiento) en 2023 en comparación con quienes no experimentan esta situación (27%), de acuerdo con la organización The Trevor Project.
La “terapia de conversión” se usa como un término general para describir intervenciones de naturaleza amplia, en las que se pretende cambiar la orientación sexual o la identidad de género de una persona, de gays, lesbianas o bisexuales a heterosexuales y de transgénero o género diverso a cisgénero.
Foto: Cuartoscuro
La Encuesta Sobre la Salud Mental de las Juventudes LGBTQ+ en México, The Trevor Project México, señala que en el país una de cada cinco juventudes LGBTQ+ reportó haber sido amenazada con ser llevada a una “terapia” de conversión o haber sido sometida a ella (21%), lo que incluye el 29% de juventudes trans y no binaries.
Además, el 59% de les encuestades reportaron haber experimentado intentos informales por parte de otra persona de suprimir o reprimir su identidad LGBTQ+, la mayoría de estos fueron de sus madres (32%;), los padres (18%) u otrxs miembros de la familia (18%).
¿Cómo son y quiénes llevan a cabo estas “terapias”?
Entre las personas que realizan este tipo de prácticas de "terapia de conversión" incluyen proveedores privados y públicos de atención de salud mental, organizaciones religiosas, curanderos tradicionales y agentes estatales. Los promotores también incluyen miembros de la familia y la comunidad, autoridades políticas y otros agentes, de acuerdo con la ONU. Y se identifican tres enfoques principales en la práctica de la "terapia de conversión":
- Psicoterapéuticos: Intervenciones basadas en la creencia de que la diversidad sexual o de género es producto de una educación o experiencia anormal. Las variaciones aplicadas incluyen terapias psicodinámicas, conductuales, cognitivas e interpersonales. Un método recurrente utilizado es la aversión (descargas eléctricas, drogas que provocan náuseas o parálisis) a través de las cuales una persona es sometida a una sensación negativa, dolorosa o angustiante mientras está expuesta a cierto estímulo relacionado con su orientación sexual.
- Médicos: Prácticas basadas en la postulación de que la diversidad sexual o de género es una disfunción biológica inherente. Se basan en enfoques farmacéuticos, como medicamentos o terapia hormonal o esteroide. En la República Islámica de Irán, las personas que inevitablemente no logran "convertir" su orientación sexual a menudo serán presionadas para someterse a una cirugía que afirme el género, en la creencia de que neutralizará su orientación.
- Basados en la fe: Intervenciones que actúan bajo la premisa de que hay algo inherentemente malo en diversas orientaciones sexuales e identidades de género. Por lo general, las víctimas son sometidas a los principios de un asesor espiritual y sometidas a programas para superar su "condición". Dichos programas pueden incluir insultos contra los homosexuales, así como palizas, grilletes y privación de alimentos. A veces también se combinan con exorcismo
Diferencias por contexto
Según la orientación sexual, el 31% de las juventudes heterosexuales (en este grupo hay personas que también se identificaron como personas trans o no binaries) y el 26% de las juventudes lesbianas en México reportaron las tasas más altas de amenazas o sometimientos a “terapias” de conversión.
En función de la identidad de género, los chicos y hombres trans reportaron la tasa más alta de amenazas o sometimientos a “terapias” de conversión (36%). Según el origen étnico y racial, aquellas personas que se identificaron como “otro origen” (es decir, no mestiza, blanca, afrodescendiente, de pueblos originarios o mixta) reportaron la tasa más alta de amenazas o sometimientos a “terapias” de conversión (30%).
Mientras que, en cuanto a la región, las juventudes LGBTQ+ que viven en: Baja California, Baja California Sur, Chihuahua, Durango, Sinaloa, Sonora, Nayarit, Jalisco, Colima, Michoacán, Tabasco, Campeche y Quintana Roo, reportaron las tasas más altas de amenazas o sometimientos a “terapias” de conversión (en total, el 24%).
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¿Cuáles son las consecuencias de la “terapia de conversión”?
La Oficina de la ONU para los derechos humanos menciona que los métodos y medios comúnmente utilizados para implementar prácticas de "terapia de conversión" son discriminatorias, conducen a dolor, sufrimiento psicológico y físico e interfieren en la integridad y autonomía de las personas.
El profundo impacto en los individuos incluye una pérdida significativa de autoestima, ansiedad, síndrome depresivo, aislamiento social, dificultad para la intimidad, odio a sí mismo, vergüenza y culpa, disfunción sexual, ideación suicida e intentos de suicidio y síntomas de trastorno de estrés postraumático.
“Todas las prácticas que intentan la conversión son inherentemente humillantes, degradantes y discriminatorias. Los efectos combinados de sentirse impotente y la humillación extrema generan profundos sentimientos de vergüenza, culpa, asco e inutilidad, lo que puede resultar en un autoconcepto dañado y cambios duraderos en la personalidad” (ONU)
¿En México es legal la “terapia de conversión”?
El pasado 22 de marzo, por mayoría de votos, la Cámara de Diputados aprobó reformar el Código Penal Federal y la Ley General de Salud para castigar con penas de dos a seis años a quien aplique Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual y la Identidad de Género (Ecosig) mejor conocidas como terapias de conversión.
La minuta aprobada establece sanciones para tratamientos, servicios o prácticas que impidan el libre desarrollo de la orientación sexual, identidad o expresión de género de una persona.
Además, indica que las sanciones incrementarán al doble si la víctima es menor de edad, es adulto mayor, tiene discapacidad o si existe una relación con el agresor. También, sancionará a profesionales de la salud, técnicas o auxiliares que realicen esa práctica y pueden ser suspendidos de su ejercicio profesional de dos a tres años.
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