La inversión en la economía del cuidado en 23 países de América Latina y el Caribe tiene un potencial para generar aproximadamente 31.3 millones de empleos para el año 2035. Esta cifra representaría el 12% de la fuerza laboral proyectada para esos países, posicionando la economía del cuidado como una de las mayores fuentes de creación de empleos productivos y decentes en la próxima década si se realizan las inversiones necesarias.
Estas proyecciones, plasmadas en el documento de posición "La sociedad del cuidado: gobernanza, economía política y diálogo social para una transformación con igualdad de género", presentado durante la XVI Conferencia Regional sobre la Mujer en el Centro Cultural Universitario de Tlatelolco, son el resultado de un trabajo conjunto entre la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
Este informe muestra cómo la construcción de una sociedad del cuidado representa una transformación indispensable para avanzar hacia la igualdad sustantiva entre hombres y mujeres.
Ok, pero ¿cómo se generarían 31 millones de empleos?
De acuerdo con la CEPAL, la inversión necesaria para garantizar el cuidado infantil y de personas mayores con estándares internacionales, de aquí a 2035, se estima en un promedio del 4.7% del PIB en los 23 países de la región. Esta inversión anual, equivalente al 0.4% al 0.5% del PIB durante los próximos 10 años, podría generar los 31.3 millones de empleos proyectados.
La mayor parte de estos empleos se concentrarían en dos áreas clave:
- Servicios universales de cuidado infantil: 10.6 millones de empleos.
- Cuidados de largo plazo: 20.7 millones de empleos.
En conferencia de prensa, José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de CEPAL, explicó que este sector, al ser intensivo en empleo, tiene un potencial "enorme" de formalización y de contribución a un desarrollo productivo más inclusivo y sostenible.
De hecho, voces expertas señalan que es difícil identificar otro sector económico con un potencial de creación de empleo tan vasto. El trabajo de cuidados remunerado abarca servicios directos e indirectos en espacios públicos, privados y comunitarios, generando valor, empleo y desarrollo.
¿Qué otros beneficios aportaría esta inversión?
La inversión en el sector de los cuidados es esencial para reducir la desproporcionada carga de trabajo no remunerado que recae sobre las mujeres. Las encuestas de uso del tiempo revelan que las mujeres en la región dedican dos tercios de su tiempo al trabajo no remunerado, en contraste con solo un tercio para los hombres, y esta carga persiste hasta edades avanzadas. Esta situación es una barrera significativa para la participación plena de las mujeres en el mercado laboral remunerado.
Al expandir los servicios de cuidado y redistribuir las responsabilidades, se liberaría el tiempo de las mujeres, permitiéndoles una mayor participación en el mercado laboral remunerado. Las estimaciones prevén un aumento en la tasa de ocupación de las mujeres del 52.9% en 2019 al 63.2% en 2035, lo que a su vez impulsaría el PIB.
Además, la formalización y mejora de las condiciones laborales en el sector de los cuidados, donde las mujeres constituyen la gran mayoría (nueve de cada 10 en trabajo doméstico, siete de cada 10 en salud y educación), es fundamental para la autonomía económica de las mujeres. El trabajo doméstico remunerado, en particular, es una ocupación altamente feminizada con ingresos bajos y escasa cobertura previsional.
La inversión en la sociedad del cuidado no solo es un motor de empleo, sino que como señala José Manuel Salazar-Xirinachs, ofrece "enormes beneficios en bienestar, condiciones de salud y oportunidades de formación y desarrollo de capacidades" para la población.
Desde una perspectiva fiscal, se estima que la inversión generaría una recaudación tributaria adicional equivalente a aproximadamente el 19% del costo de la inversión. Esto implica que, por cada cinco pesos o dólares invertidos, se generaría un peso o dólar en ingresos tributarios adicionales.
Para lograr esta ambiciosa transformación, se requiere una inversión acumulativa de hasta el 4.7% del PIB en promedio en los 23 países de la región para 2035. Para facilitar esta movilización de recursos, la CEPAL, junto con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la CAF, ha lanzado el "Acelerador de Inversiones en Políticas de Cuidado", una plataforma diseñada para movilizar recursos y aumentar el financiamiento.
¿Cómo se reflejan estos desafíos y oportunidades en México?
México es uno de los países donde las mujeres dedican dos tercios de su tiempo al trabajo no remunerado, y esta carga se mantiene a lo largo de toda la vida, incluso en la tercera edad. La presencia de niñas y niños pequeños o personas mayores en el hogar afecta significativamente la participación laboral de las mujeres, llevando a que una tercera parte de las mujeres en hogares con menores de cinco años o menos no tengan ingresos propios.
En el sector del trabajo doméstico remunerado en México, la informalidad es alarmante: el 80.1% de las personas trabajadoras de cuidados personales y del hogar se encontraban en la informalidad en el tercer trimestre de 2024, comparado con un promedio nacional del 54.6%. Solo el 24% de las trabajadoras domésticas tienen cobertura previsional, de acuerdo con la CEPAL.
Para nuestro país, la inversión necesaria para garantizar el cuidado infantil y de personas mayores con estándares internacionales de 2025 a 2035 se estima en un 9.5% del PIB, una de las cifras más altas entre los 23 países analizados en la región, superando el promedio regional del 4.7%.
Esta necesidad de inversión se da en un contexto de un rápido envejecimiento poblacional; la población mayor de 65 años se duplicará en la región para 2050, alcanzando los 138 millones de personas.
Si quieres consultar el documento oficial de la CEPAL puedes consultarlo aquí.