Las organizaciones dirigidas por mujeres y aquellas dedicadas a los derechos de las mujeres, se encuentran en una situación desesperada. Un nuevo informe revela que casi la mitad de estas organizaciones a nivel global podrían cerrar en seis meses debido a los recortes a la asistencia a escala mundial.

De acuerdo con una encuesta realizada por ONU Mujeres en marzo de 2025 a 411 organizaciones en 44 contextos humanitarios y de crisis, el 90% reportó haber sido impactada financieramente por las reducciones recientes. Estas dificultades económicas ya han llevado a que el 72% de las organizaciones encuestadas hayan tenido que despedir personal, y más de la mitad (51%) hayan suspendido programas esenciales.

Estos hallazgos incluidos en el informe At a Breaking Point: The Impact of Foreign Aid Cuts on Women's Organizations in Humanitarian Crises Worldwide señalan que la desaparición o debilitamiento de estas organizaciones no solo representa un riesgo para su propia existencia, sino, crucialmente, para la vida y los derechos de las mujeres y niñas afectadas por las crisis, quienes dependen de los servicios vitales que ellas proporcionan.

¿Cuáles son las consecuencias de los recortes?

De acuerdo con ONU Mujeres, durante el último año varios gobiernos donantes importantes anunciaron reducciones significativas en su asistencia oficial para el desarrollo en el extranjero. Con solo el 7% de los 44.79 mil millones de dólares necesarios para las necesidades humanitarias mundiales aseguradas, todo el sistema humanitario se ve obligado a reformarse y reducir su escala.

Las organizaciones locales y nacionales dirigidas por mujeres y de derechos de las mujeres, y las mujeres y niñas afectadas por las crisis a las que sirven, se encuentran entre las más afectadas. El dato más preocupante es que casi la mitad (47%) de las organizaciones de mujeres encuestadas esperan cerrar en los próximos seis meses si persisten los niveles de financiación actuales.

Mientras tanto, más de un tercio de las organizaciones (35%) permanece atrapada en la incertidumbre, incapaz de planificar o sostener su trabajo. Solo el 18% anticipa poder mantenerse operativas por más de un año.

El impacto financiero ha sido generalizado, con el 90% de las organizaciones encuestadas reportaron haber sido afectadas financieramente por las recientes reducciones globales en la asistencia exterior. De estas, el 62% reportó un impacto significativo y el 28% un impacto moderado.

Estos recortes han tenido consecuencias directas en la capacidad operativa de las organizaciones:

  • El 72% se ha visto obligado a despedir personal. En particular, el 18% de las organizaciones han despedido al 60% o más de su personal. Esta reducción de personal debilita su capacidad para servir a las comunidades en crisis y ha disminuido las oportunidades de empleo para las mujeres en el sector de las ONGs.
  • El 62% ha tenido que reducir los servicios esenciales que brindan a mujeres y niñas.
  • El 51% se ha visto obligado a suspender programas.
  • El 33% enfrenta graves problemas de flujo de caja.

Los servicios y sectores más afectados por estas reducciones de financiación incluyen la respuesta a la violencia de género (67%), la protección (62%), los medios de vida y la asistencia monetaria multipropósito (58%), y la atención médica (52%).

Las organizaciones temen graves consecuencias para las mujeres y niñas afectadas por la crisis. El 80% de las organizaciones encuestadas anticipan que las reducciones en la asistencia exterior debilitaron gravemente el acceso a servicios vitales. Temen que la violencia de género quede sin abordar o escale en gravedad, con menos servicios presenciales, información y apoyo financiero para las sobrevivientes.

Además, ONU Mujeres advierte que cuando las mujeres y niñas pierden acceso a ingresos o espacios seguros, enfrentan una mayor probabilidad de violencia de género, explotación y estrategias de afrontamiento perjudiciales, como el matrimonio precoz.

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Foto: Cuartoscuro

¿Quiénes son las más afectadas?

El impacto a largo plazo en las propias organizaciones y en el movimiento de mujeres también es preocupante. El 77% de las organizaciones creen que desaparecerá el número de ONGs de derechos de las mujeres operativas. El 62% anticipa una creciente competencia por fondos cada vez menores, y el 62% también está preocupado por las dificultades económicas a largo plazo.

Esto amenaza con revertir décadas de progreso en la igualdad de género y los derechos de las mujeres, ya que estas organizaciones son cruciales para impulsar el cambio a nivel comunitario y abogar por los derechos de las mujeres.

En contextos específicos, como Ucrania y Afganistán, encuestas separadas confirmaron tendencias similares. En Ucrania, casi el 50% de las organizaciones esperaban financiación estadounidense, el 72% informó interrupciones severas, y más del 60% se vio obligado a reducir o suspender los servicios de violencia de género.

En Afganistán, el 61% de los socios esperan menos proyectos, el 50% dice que las iniciativas para mujeres y niñas están directamente impactadas, y el 39% informó que todos los proyectos financiados por Estados Unidos están en espera.

A pesar de esta crisis, las organizaciones dirigidas por mujeres y de derechos de las mujeres continúan liderando, adaptándose y abogando. Están buscando nuevos donantes (74%), solicitando apoyo adicional de los existentes (72%), desarrollando planes de mitigación de riesgos (48%) y construyendo solidaridad (46%). Algunas recurren a estrategias de afrontamiento como el autofinanciamiento a través de trabajo freelance, venta de activos o reducción de costos operativos.

Sin embargo, la situación es crítica. Las organizaciones hacen un llamado urgente a la comunidad internacional, incluyendo a ONU Mujeres y los Estados Miembros, para que no les den la espalda. Solicitan apoyo con recursos, priorizando la financiación directa, flexible y a largo plazo para las organizaciones locales, así como su participación significativa en las decisiones sobre recortes presupuestarios humanitarios.

La fragilidad financiera y el riesgo inminente de cierre para casi la mitad de estas organizaciones representan una seria amenaza para la prestación de servicios esenciales y el progreso en materia de igualdad de género en algunos de los contextos más desafiantes del mundo.