La XVI Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, realizada en el Centro Cultural Tlatelolco de la Ciudad de México, culminó con la adopción del Compromiso de Tlatelolco, un documento que establece la ruta hacia la igualdad sustantiva y la construcción de una sociedad del cuidado.

Sin embargo, más allá de los acuerdos formales, el evento estuvo marcado por protestas que pusieron de manifiesto las complejas realidades y demandas que atraviesan a la región. 

En medio de los debates oficiales, activistas desplegaron la bandera de Palestina al grito de “Palestina libre”, y en la clausura del la firma del Compromiso de Tlatelolco, la secretaria de las Mujeres, Citlalli Hernández, denunció el “genocidio que sufre el pueblo palestino” y las “medidas coercitivas unilaterales” que afectan a países como Cuba y Venezuela. Su frase final fue contundente: “el silencio también promueve complicidades de desigualdad”.

Ese cruce de consignas y discursos evidenció que, aunque el Compromiso se centró en la agenda de cuidados, la igualdad de género en América Latina sigue atravesada por luchas globales contra la guerra, el colonialismo y la violencia política.

¿Qué es el "Compromiso de Tlatelolco"?

Después de una semana de intensos trabajos, los países participantes aprobaron el Compromiso de Tlatelolco, un acuerdo regional que propone una década de acción (2025-2035) para avanzar en la igualdad de género y consolidar la "sociedad del cuidado".

Los puntos más destacados de este Compromiso incluyen:

El cuidado como un derecho humano y una obligación del Estado

Por primera vez, se reconoce que el cuidado no es solo una responsabilidad privada, sino una obligación del Estado y una corresponsabilidad de toda la sociedad.

Durante el cierre del evento, Jennifer Feller Enríquez, directora general de Derechos Humanos y Democracia enfatizó que invertir en el cuidado no es un gasto, sino un "catalizador para la igualdad, la transformación democrática y el desarrollo sostenible". La visión de una "sociedad del cuidado" se considera un "cambio de paradigma completo" que América Latina ha aportado al mundo.

Reconocimiento de la diversidad de las mujeres

La Conferencia cambió su nombre de "sobre la Mujer" a "sobre las Mujeres".

Al respecto, Jennifer Feller Enríquez señaló que, aunque este cambio parezca pequeño, tiene un "profundo contenido simbólico y político" porque reconoce las múltiples identidades, luchas y realidades de las mujeres en la región.

Visibilidad para todas

El Compromiso busca visibilizar las contribuciones históricas y actuales de las mujeres indígenas, afrodescendientes y rurales en los cuidados. También incluye un "lenguaje histórico en materia de derechos sexuales y reproductivos".

Una hoja de ruta para diez años

La secretaria de las Mujeres, Citlalli Hernández Mora, describió el Compromiso como una "hoja de ruta hacia el futuro" para la próxima década, enfocada en la igualdad sustantiva y la distribución, reconocimiento y pago justo de los cuidados. Insistió en la importancia de no olvidar a las "mujeres más olvidadas, ignoradas, más pobres", con una mirada que abarque a las indígenas, afrodescendientes, de la diversidad sexual, con discapacidad, migrantes y trabajadoras.

En total, los estados ratificaron su compromiso con 80 acuerdos consensuados.

Las voces disidentes: consignas que atravesaron la Conferencia

A pesar de la institucionalidad de la Conferencia y los acuerdos alcanzados, el evento fue escenario de diversas manifestaciones y protestas que visibilizaron otras luchas urgentes.

Durante el discurso de José Manuel Salazar-Xirinachs, Secretario Ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), las activistas Oriana López y Mariana Iácono desplegaron la bandera de Palestina y gritaron "Palestina libre". Este llamado fue rápidamente apoyado por otras activistas de la región.

Más adelante, las mismas activistas mostraron una manta con un mensaje contundente: "Redistribuir el cuidado es desmantelar el patriarcado".

Foto: Sandra Rojas
Foto: Sandra Rojas

Al final de la conferencia, activistas de varios países se levantaron con pancartas y mensajes específicos: "Saca a migración de los hospitales", "Libertad para los presos políticos".

La Conferencia Regional sobre la Mujer culminó con la resonante consigna de las activistas: "América Latina será toda feminista". Estas interrupciones y muestras de disenso mostraron que, para muchas, la lucha por los derechos de las mujeres está profundamente ligada a las injusticias políticas y geopolíticas globales, no solo a las agendas oficiales.

Entre la agenda oficial y las luchas globales

Mientras el Compromiso de Tlatelolco se centró en la agenda de cuidados y la igualdad de género en un marco de consenso multilateral, las protestas trajeron al frente conflictos políticos globales y violaciones de derechos humanos que, aunque no directamente parte de la agenda formal de cuidados, son intrínsecos a las vidas de las mujeres en la región y el mundo.

La Conferencia, en palabras de Amina J. Mohammed, Vicesecretaria General de la ONU, destacó la importancia de que "la goma golpee la carretera" para la igualdad de género, enfatizando que más mujeres en el poder conducirían a un mundo más sostenible y próspero.

Sin embargo, las activistas en Tlatelolco recordaron que ese "camino" debe considerar todas las formas de opresión, desde la falta de reconocimiento al cuidado hasta los conflictos armados y las injusticias políticas.

La próxima Conferencia Regional se llevará a cabo en Colombia en 2028.