Desde hace varios años, el Instituto RIA investiga las experiencias de las mujeres que consumen sustancias psicoactivas en México, un terreno poco atendido por las políticas públicas en nuestro país. Sus hallazgos muestran una doble sanción: una por el consumo y otra por ser mujeres en un sistema que no las contempla. La salud pública, sin perspectiva de género, continúa reproduciendo estigmas que las dejan fuera del acceso a la atención y del reconocimiento real de sus necesidades.

“Vemos diferentes barreras de acceso a los servicios institucionales y también al entendimiento e invisibilización de las necesidades de las mujeres”, explica Monserrat Angulo, responsable de incidencia del Instituto RIA, una organización que investiga y promueve políticas públicas sobre el consumo de sustancias desde un enfoque de salud pública, perspectiva de género y derechos humanos.

 “Esto se debe principalmente al estigma que hay alrededor del consumo y que se multiplica por el hecho de ser mujer”, dice Angulo.

El problema no es menor. En los espacios de atención y acompañamiento de las instituciones de salud, los modelos de reducción de daños han sido diseñados pensando en los hombres, dejando de fuera a las mujeres y disidencias sexogenéricas.“Las mismas usuarias identifican que han vivido algún tipo de discriminación y algunas están de acuerdo en que es solo por el hecho de ser mujer”, dice Angulo.

Esa exclusión institucional se traduce en consecuencias directas: mujeres que consumen en soledad, sin acceso a información ni acompañamiento médico o especializado, y que evitan buscar ayuda por miedo a ser juzgadas. El estigma aún las coloca fuera de las políticas públicas y sanitarias.

Frente a este panorama, el Instituto RIA lanzó en junio de 2025 el proyecto “Redes de cuidado entre mujeres: herramientas interseccionales para la reducción de daños”, en colaboración con la Secretaría de las Mujeres de la Ciudad de México.

El proyecto parte de una premisa simple y radical: cuidarse también es resistir. En un contexto donde el consumo sigue asociado al castigo y la culpa, las mujeres del Instituto RIA plantean otra narrativa: la del acompañamiento, la autonomía y la libertad para decidir.

“Se trata de construir desde el cuidado y no desde el miedo”, resume Angulo. “De poder mirarnos entre nosotras y decir: estamos aquí, seguimos vivas, seguimos decidiendo”.

La visión del Instituto RIA parte de un enfoque que rompe con el discurso punitivo sobre el consumo. En lugar de hablar de “drogas”, la organización pone el acento en el consumo problemático, en sus causas sociales y de salud, y en la necesidad de una política pública centrada en la prevención y la reducción de daños. Su apuesta es sustituir el castigo por el acompañamiento y el estigma por la información.

Una red para acompañar y decidir

El proyecto actualmente se desarrolla en tres alcaldías —Coyoacán, Iztapalapa y Cuauhtémoc— elegidas por su alta prevalencia de consumo y por la ausencia de acciones comunitarias enfocadas en las mujeres. Allí, promotoras locales trabajan en la creación de redes de autocuidado y cuidado colectivo, en espacios que parten de la confianza y la empatía.

“Buscamos crear una red de mujeres que sean promotoras de acciones de autocuidado y cuidado colectivo”, explica Angulo. “La intención es poder salir de este estigma y abrir las conversaciones desde mujeres que son pares, que son diversas y que han vivido de alguna u otra forma estas violencias”.

El proceso incluye jornadas, actividades y formaciones comunitarias. “Queríamos generar un piso común en donde se pudiera tener un abordaje del consumo con perspectiva de género, enfoque de reducción de daños y herramientas interseccionales”, detalla.

En el nivel individual, el enfoque se centra en la decisión autónoma sobre el propio consumo: identificar qué sustancias se utilizan, acceder a información confiable y elegir dosis. En el nivel colectivo, se trata de compartir estrategias frente a la violencia estructural y acompañarse en contextos donde los riesgos se multiplican.

La ciencia también las omite

El trabajo del Instituto RIA ha revelado otro ángulo de exclusión: el sesgo androcentrista en la investigación científica. La mayoría de los estudios sobre drogas, salud y farmacología siguen centrados en cuerpos masculinos, lo que deja fuera los efectos específicos en mujeres y cuerpos feminizados.

“Hay un sesgo en la producción de conocimiento científico en todos los sentidos, en términos de salud, en estudios clínicos, en la investigación sobre consumo”, señala Angulo. Los ejemplos lo demuestran: el tabaco y la nicotina pueden aumentar el riesgo de paro cardíaco en mujeres bajo tratamiento hormonal, y los estimulantes como la cocaína pueden alterar el ciclo menstrual, explica Angulo.

A esa falta de evidencia se suma una barrera económica y lingüística: “La información que existe está en inglés, no tiene costo. Entonces, hay una serie de obstáculos que limitan el acceso y la posibilidad de decidir”, explica.

Para Angulo, la consecuencia es directa: “El no tener ese conocimiento no nos permite tomar decisiones sobre nuestros cuerpos. ¿En dónde queda la autonomía? ¿En dónde queda esa posibilidad de elegir desde la conciencia, desde mi posición?”.

Espacios seguros frente al juicio

El Instituto también impulsa el programa Checa tu Sustancia, un servicio comunitario que combina la reducción de riesgos con consejería especializada. “Desde Checa tu Sustancia hemos buscado que el enfoque esté centrado en las mujeres y en las personas de la diversidad sexual”, afirma Angulo.

En estos espacios, la prioridad es crear entornos seguros, libres de la mirada sexualizante y punitiva que suele dominar los lugares de consumo. “Buscamos construir un espacio más seguro en donde se sientan en confianza de poder conversar y escucharnos”.

Durante octubre, el Instituto RIA organiza diversas jornadas comunitarias en la Ciudad de México. El 17 de octubre, de 17:00 a 21:00 horas, realizarán una actividad en Revuelta Queer House, un espacio cultural en la colonia Roma, ubicado en Puebla 94, Roma Norte. 

Además, se ofrecerán asesorías especializadas y distribución de materiales informativos. “No están solas. Sí hay un espacio donde pueden acercarse, y las estaremos esperando”, dice Angulo.

Las próximas actividades pueden consultarse en Instagram como @institutoriamx