El próximo 7 de diciembre, el Movimiento de Personas con Discapacidad vuelve a tomar las calles con su V Recorrido, una marcha que busca algo más que visibilidad: exige dignidad, consulta y presencia en un país que, aunque presume avances, sigue dejando fuera a millones de personas.
Bajo el lema “Orgullo y Dignidad”, activistas, familias y cuidadoras caminarán desde el Ángel de la Independencia hasta el Monumento a la Revolución para recordar lo básico: el derecho a ser consultadas no es negociable. Y sin embargo, en México ese derecho se sigue ignorando, diluyendo o posponiendo.
¿Por qué marchan?
Cuando se mira la estadística, la marcha deja de ser un acto simbólico: es una urgencia.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) de 2023 del INEGI, en México, 8.8 millones de personas viven con discapacidad. La mayoría son mujeres, muchas de ellas atravesando dobles y triples jornadas: cuidar, resolver, acompañar, sobrevivir. Y la mitad de toda la población con discapacidad tiene 60 años o más, un grupo que constantemente enfrenta instituciones que no están pensadas para ellas.
La realidad es contundente:
Para casi la mitad, ver es una dificultad cotidiana; para cuatro de cada diez, caminar también lo es.
La principal causa es la enfermedad, pero la otra es la edad, y ahí hay un mensaje claro: México está envejeciendo sin un sistema de cuidados que sostenga a quienes más lo necesitan.
Y cuando hablamos de independencia económica, la brecha se vuelve abismal: solo 40.6 % de las personas con discapacidad participa en actividades económicas, comparado con 68 % de quienes no viven esta condición. Para las mujeres la historia es todavía más dura: solo 31.3 % logra insertarse en el mercado laboral.
¿Cómo no marchar cuando el 14.9 % de las personas con discapacidad no tiene ninguna escolaridad? ¿Cuando en un salón de clases hay niñas, niños y jóvenes que, simple y llanamente, no pueden asistir porque la escuela no quiere o no puede recibirlos?
La calle como espacio de presencia, resistencia y memoria
Por eso este recorrido importa. Porque en un país donde a la discapacidad se le mira desde el asistencialismo y no desde los derechos, ocupar la avenida Reforma no es un acto ceremonial: es una disputa política.
El Movimiento insiste en algo que debería ser obvio: ninguna política pública debe construirse sin la voz de quienes la necesitan. La consulta y el derecho al apoyo son el corazón de cualquier Sistema de Cuidados que quiera tomarse en serio la autonomía y la vida digna.
¿Cuándo es la marcha?
A las 12:00 del día, desde el Ángel, personas con discapacidad, cuidadoras, aliadas y colectivas caminarán hasta el Monumento a la Revolución. Habrá foto colectiva, palabras de cierre y, sobre todo, presencia.
Además, para ampliar la conversación en torno al 3 de diciembre, distintos monumentos de la CDMX serán iluminados de amarillo fosforescente, color del Movimiento: el Ángel, la Diana Cazadora, el Monumento a la Revolución y edificios de gobierno.

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