Al día de hoy, las mexicanas que hacen cine continúan enfrentando una estructura patriarcal que las discrimina y demerita su trabajo. Durante la Época de Oro del Cine Mexicano las mujeres prácticamente no figuraban dentro de los puestos de mando y dirección de las producciones cinematográficas. Mujeres como Matilde Landeta se aferraron a la idea de producir cine y rompieron las brechas de género de su época.

Matilde Soto Landeta nació el 20 de septiembre de 1913 y se convirtió en una de las mujeres mexicanas que le abrió las puertas al género femenino en la producción cinematográfica. Su interés por el cine comenzó a temprana edad, gracias al acercamiento que tuvo con el trabajo de su hermano, el actor mexicano Eduardo Landeta.

“Eso iba a ser lo que yo haría el resto de mi vida: cine” 

Fue en 1933 cuando surgió el amor entre el cine y Matilde Landeta, un día en el que acompañó a su hermano a una producción. “Mi primer contacto con el cine fue en mi juventud muy juventud, visitando a mi hermano en los estudios. Acababa de regresar de Estados Unidos y le habían dado la oportunidad de hacer un papelito en ‘Sobre las olas’. En ese momento decidí que ese era mi porvenir, mi vida, eso iba a ser lo que yo haría el resto de mi vida: cine”, dijo Matilde en un documental sobre su trayectoria, difundido por el Centro de Capacitación Cinematográfica. 

Sus primeros trabajos fueron como “cript” o continuista, es decir, la persona encargada de supervisar la continuidad de un proyecto audiovisual en todos los aspectos. Un trabajo que tiene por objetivo asegurar que el hilo temporal en el que se narra una historia no experimente ningún salto de continuidad a ojos del espectador. 

“Entré como script-girl. Fui la primera mujer script-girl y la única durante, yo creo que más de treinta años”, dijo Matilde en su documental.

Matilde Landeta enfrentó el machismo

La cineasta no deseaba ser script-girl para siempre, aspiraba a encaminar su carrera hacia los puestos de dirección. Lamentablemente, el machismo de la época fue un obstáculo en su carrera, y se le negó ocupar otros puestos dentro del equipo de producción por el simple hecho de ser mujer.

Cuando Landeta quiso ser asistente de dirección se enfrentó a una estructura patriarcal que la rechazaba por su género.

“Cada mes había una junta de rama y cada mes yo presentaba mi petición [...] tenía ese que no me podía quitar, el impedimento de ser mujer”, dijo en una entrevista la cineasta.

De acuerdo con la entrevista difundida por el Centro de Capacitación Cinematográfica, la cineasta y guionista mexicana también buscó la forma de incorporar a más mujeres en el mundo del cine, pero el machismo de la época le dificultó conseguir ese objetivo. “Yo batallé mucho, traté de que entraran mujeres”, afirmó

Financiar sus propias producciones

Matilde Landeta fue asistente de producción de reconocidos directores mexicanos como Emilio Fernández, Julio Bracho y Roberto Gavaldón, y a pesar de eso continuó siendo discriminada en una industria dominada por hombres

Landeta no consiguió financiamiento para sus producciones, se le negaron muchas oportunidades por ser mujer. No obstante, eso no la detuvo para lograr su sueño de hacer cine y decidió hipotecar su casa para poner su propia compañía productora. Fue así como logró producir sus primeros dos largometrajes, que fueron adaptaciones de novelas de Francisco Rojas González. 

Su primera película fue “Lola Casanova” está basada en una novela sobre el mestizaje en México, donde una mujer europea se enamora de un indígena.

“Todo lo contrario de lo que fue el mestizaje en México, el mestizaje fue del hombre violando a la mujer indígena, y en este caso fue una mujer europea enamorándose de un indio y formando una raza nueva”, dijo la cineasta sobre su producción.

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La segunda película fue “La negra angustias”, que cuenta la historia de una coronela zapatista. “Trotacalles”, su tercera producción, habla sobre prostitución y matrimonio, ambos temas planteados desde una visión femenina. Después de “Trotacalles” Matilde Landeta dejó el cine por un largo rato, mucho se especula que tiene que ver con las dificultades de ser una mujer en la industria del cine.

En 1957 la cineasta mexicana recibió un Premio Ariel por Mejor Historia Original por su película “El Camino de la vida”, que escribió junto con su hermano Eduardo. También, en 1975 Landeta fue reconocida por su película “La negra Angustias” en la categoría de Mujeres Directoras, durante el Año Internacional de la Mujer.

La cineasta falleció un 26 de enero de 1999 dejando no sólo el legado de sus producciones cinematográficas, sino también, dejando un hueco abierto en el mundo del cine para las mujeres de las siguientes generaciones.