¿Recuerdas cuándo tuviste tu primera menstruación? ¿Cómo te sentiste? ¿Qué preguntas tenías? ¿Hubo alguien ahí para explicarte?, Mi sangre florece es un cortometraje que busca promover la salud menstrual en niñas de nueve a 14 años de edad, para que su primera menstruación sea vivida con dignidad y libertad. 

El cortometraje narra la historia de una niña llamada Zenda, quien tiene su primera menstruación y la vive a lado de sus amigas y abuelita, quien le explica de una forma poética que es normal, que a todas las mujeres les pasa. 

Este proyecto cinematográfico realizado con animación en stop motion fue creado por niñas de Cuautitlán Izcalli, Estado de México. En el que echaron a volar su imaginación para hablar de un tema que sigue siendo un tabú.

“Es importante hablar de menstruación, porque sigue existiendo mucha violencia, muchos tabús en torno al cuerpo de las mujeres y a sus procesos, entonces poner el tema sobre la mesa y hablar de menstruación, creo que va acercándonos a disminuir un poco justo estos tabús”, expresa Jimena del Valle Colectiva Xochiquétzal en entrevista con La Cadera de Eva.

La Colectiva Xochiquétzal junto con Tlazocamati Producciones impulsaron este proyecto que tiene como objetivo promover la salud menstrual y la educación menstrual con niñas y con adolescentes.

Elizabeth Morales, del Colectivo Xochiquétzal, escribió un libro para su hija en el que narraba la historia de una niña que tiene su primera menstruación. Buscaron publicarlo, tocaron puertas, pero no lograron publicarlo, así que decidieron plasmarlo en un cortometraje

Diana Álvarez,  antropóloga visual e integrante de Tlazocamati Producciones, narra que la idea surge desde “la emoción de querer hacer, de querer crear, de querer construir otras narrativas, de querer transformar también nuestra realidad”. 

El cine resultó ser la mejor manera para narrar esa historia, Diana, Elizabeth, Jimena, Adriana y Andrea, comenzaron a soñar juntas el taller que duró dos semanas, en la primera semana hablaron de la menstruación y sobre el cine, en la segunda semana comenzaron grabar el material.

“Entonces nosotras pensamos que el audiovisual, el cine, es una herramienta poderosa y que a través de el podemos contar historias de dignidad, pues podemos transformar la realidad y la forma en la que nos narramos”, cuenta Diana. 

Detrás de cámaras de Mi Sangre Florece 

Meldrith Aruna sueña con estudiar cine, actuación o teatro después del cortometraje que realizó junto con otras niñas. La experiencia al crear este trabajo la hizo entender “que la menstruación es una parte maravillosa de la mujer”.

Aruna de 16 años de edad participó en la creación del corto porque le encanta todo lo relacionado con el cine, pero lo que más le gustó en el desarrollo del cortometraje fue que todo se hizo a partir de la creatividad y de “sentimiento bonitos”.

“Todo porque me encanta el cine, me encanta la actuación, el detrás de cámaras, pero más, las personas con las que trabajé, porque hacían que todo se sintiera bastante cómodo, que todo fuera divertido”, cuenta Aruna. 

Para Luna Molina, quien también fue una de las niñas que crearon el corto, lo más emocionante fue aprender de la menstruación de una manera diferente y divertida, "a diferencia de cómo nos lo enseñan en la escuela y que eso nos ayudó a crear la historia y seguir hablando sobre este tema de manera creativa". 

En la realización del cortometraje todo fluyó, tanto las niñas aprendieron de las talleristas y las talleristas aprendieron de las niñas que estuvieron acompañándolas las dos semanas que duró todo el proceso.

“Mi aprendizaje más grande me lo dieron las niñas, porque en su modo de ser, de organizarse, de proponer, de respetarse, de ser sensibles, de ser empáticas y de jugar para hacer”, reflexiona Elizabeth, quien también es educadora y terapeuta menstrual. 

“Me sentí como una mezcla de orgullo y felicidad”, Aruna sintió esto cuando vio por primera vez el documental terminado y proyectado en la pantalla. Luna comparte el mismo orgullo que su compañera de rodaje y anima a las niñas y niños a contar sus propias historias.

"Me gustaría que así como nosotras otros niños y niñas puedan motivarse a realizar cine y expresar sus ideas sobre algunos temas que les interesan", expresa Luna. 

“Porque había logrado algo que no creía que algún día iba a ser. Y sobre todo porque lo había logrado con mucha ayuda. Y cuando lo vi, me sentí muy feliz”, expresa Aruna. 

Algunos de los desafíos que Aruna enfrentó junto con sus demás compañeras creadoras fue imaginar cómo iban a comunicar que el proceso de menstruación es un “proceso maravilloso que lleva a cabo la mujer”,

“La parte más desafiante fue pensar cómo lograrlo. Bueno, al principio la verdad es que sí me resultó un poco difícil el pensar cómo lograría hacer entender a las personas que es un proceso maravilloso que lleva a cabo la mujer”, expresa Aruna.

Las niñas que crearon el documental “se apropiaron del universo, de los personajes, les dieron vida, las moldearon, las animaron, les dieron ahí su toquecito de alma para que pudieran moverse y pues al final darle toda esa fuerza a la historia”, narra Adriana García de la colectiva Tlazocamati Producciones. 

Mi sangre florece rompe con las viejas narrativas sobre la menstruación

Este documental invita a reflexionar y a cuestionar las narrativas que existen en torno a la menstruación y que llevan a vivir ese proceso de una manera complicada, “Cuestionarnos cómo lo hemos vivido y que podemos vivir un proceso con dignidad, con salud, con bienestar, con alegría, explica Elizabeth.

Vivir una salud menstrual con dignidad es parte de la educación menstrual que estas colectivas están impulsando, principalmente en las infancias y con las adolescentes que están teniendo su primera menstruación

“Entonces, cómo desde ahí también se construyen relaciones de género desiguales y que el estigma de la menstruación sigue siendo un móvil de discriminación y violencia en todos los entornos”, puntualiza Elizabeth.

Por su parte Aruna, cuenta que muchas personas de su edad, ven las menstruación como algo sucio, “lo ven como algo sucio cuando realmente no lo es. Y yo siento que en realidad lo ven como algo que pues no es normal, que realmente es súper normal”.

Las niñas y adolescentes tienen el derecho de vivir su menstruación bajo condiciones dignas, libres y amorosas, y el documental abre esa posibilidad, así lo describe Jimena, “que las niñas puedan como ir sintiendo estos cambios que se presentan en su cuerpo, pero desde la información, esto les va a facilitar como atravesar los cambios de una manera más armoniosa y más amorosa”.

Mi Sangre Florece no es el único trabajo visual que tiene el Colectivo Tlazocamati producciones, también cuentan con otros títulos como Lunas de Fuego, Rodando el ciclo, entre otros trabajos que puedes visualizar en sus páginas. 

Aquí puedes mirar el corto.