Amix, hablar de sexualidad sigue siendo un acto político, por eso es que, sin vergüenza ni tabúes debemos platicar juntas sobre otra forma de intimidad que a menudo se mantiene en las sombras: el sexo oral.
Lo cierto es que la intimidad sexual es diversa y aún así, muchas veces no conocemos los cuidados y alertas que debemos tener en cuenta para cuidar nuestra salud sexual, especialmente cuando se trata de prácticas como el sexo oral.
Platicamos con Lizbeth Ortiz, psicóloga, educadora de la sexualidad y consejera en anticoncepción en M de Mujer, una organización comprometida con brindar información accesible y confiable sobre salud sexual y reproductiva gratuita en México y Centroamérica, sobre la práctica, los cuidados y los estigmas asociados al sexo oral.
¿Qué entendemos por “sexo oral”?
Entender la definición de la práctica es crucial para conocer los cuidados que conlleva. Lizbeth Ortiz explica que muchas personas creen erróneamente que si no hay penetración u orgasmo, no hay relación sexual.
El placer y la interacción sexual son más amplios; las relaciones sexuales no se limitan a la penetración, existe una amplia gama de prácticas, y una de ellas es el sexo oral.
El estigma es fuerte, y es que se piensa que el sexo oral tiene como único propósito perseguir el placer del hombre. Esta narrativa omite nuestro propio placer, elimina nuestra sexualidad de la conversación y nos obliga a permanecer menos informadas.
¿Qué cuidados debo procurar antes, durante y después del sexo oral?
Para cuidarnos antes, durante y después de la práctica es necesario tener en cuenta las siguientes recomendaciones:
El previo, verificar la higiene: Es fundamental que ambas personas tengan un olor agradable y una buena limpieza general. Esto no solo es atractivo, sino que también previene la transmisión de infecciones, que no necesariamente son de transmisión sexual, sino que pueden ser, por ejemplo, hongos.
Comunicación durante la práctica: Es crucial hablar con tu pareja sobre lo que a cada uno le gusta y no le gusta. Esto es especialmente importante en relaciones a largo plazo, ya que facilita una interacción más placentera y evita malentendidos.
Estudio de ITS posteriormente: Recuerda que debes realizarte un estudio de infecciones de transmisión sexual (ITS) al menos cada seis meses (¡o mínimo, una vez al año!). Procura realizarte exámenes ginecológicos como el papanicolau y la colposcopia periódicamente para asegurar una vida sexual placentera y segura.
Lizbeth Ortiz nos da otras recomendaciones para después del sexo oral incluyen el lavado de la zona genital, (lo ideal es usar un jabón neutro sin fragancias, para evitar irritaciones en las partes íntimas) y cambio de ropa interior (evita estar en contacto con residuos como esmegma o sustancias que contengan bacterias).
Además, recuerda que utilizar protección es un must en cada encuentro sexual, sin importar la práctica (oral, vaginal o anal), ya que evitan embarazos no deseados y la transmisión de enfermedades e infecciones sexuales.
Para el sexo oral puedes utilizar métodos de barrera como condones de sabores y olores o, en el caso de las mujeres o personas con vulva, barreras bucales que ya se venden listas, pero no te preocupes si no las encuentras, puedes cortar un condón masculino en forma de cuadrado para crear una barrera con en mismo efecto.
Como recomendación final, usar un lubricante a base de agua (¡OJO, no de aceite!) asegura que la práctica sea más placentera, sin irritación ni dolor, y que la protección no se vea comprometida. Recuerda, tanto las personas con vulva como con pene pueden utilizar estos métodos con su pareja durante el encuentro: ¡no sólo son responsabilidad de la mujer!
Red flags después del sexo oral
Si después de la práctica sientes malestar estas son las señales a las que debes prestar atención a cambios en el flujo vaginal o la orina, dolor e irritación. Muchas infecciones son internas, por lo que es recomendable asistir con un especialista y realizarte una revisión médica.
En los hombres, por el contrario, es relativamente más fácil detectar infecciones. Las señales suelen ser externas y visibles como llagas, verrugas, granitos, olores inusuales o cualquier anomalía física que llame la atención después del sexo.
Las infección más común y visible por esta práctica es el herpes, sin embargo, también se pueden transmitir ITS como la clamidia y la hepatitis, e incluso, herpes labial, conocido como "fuego labial".
“Una vez que se detecta alguna anomalía (en la boca, genitales o cualquier parte del cuerpo debido al contacto físico), lo ideal es acudir directamente a un médico para una revisión física”, menciona Lizbeth Ortiz.
Puedes acudir a organizaciones como M de Mujer y a profesionales de la salud para recibir el tratamiento necesario, un seguimiento adecuado y confirmar el tipo específico de infección, bacteria u hongo para atención oportuna.
Estigmas sociales
¿El sexo oral es una forma de humillar a los hombres? Amix, la sexualidad está estrechamente relacionada con los roles de género. Se dice que si una mujer disfruta del sexo oral es “fácil” o, por el contrario, que es su obligación hacerlo para satisfacer sexualmente al hombre, pero pocas veces se habla del sexo oral a la vulva, y cuando se hace se considera “asqueroso”.
La falta de campañas de educación sexual raramente consideran las prácticas sexuales orales, tanto en la promoción de la salud sexual hetero como en la de personas entre el mismo sexo, una comunidad que históricamente ha sido discriminada y asociada negativamente con la práctica.
Ten la conversación con tu pareja, explora tu cuerpo y tu placer. En palabras de especialista, “la autoerotización es clave en este proceso”. Para combatir estos estigmas Lizbeth Ortiz nos deja las siguientes recomendaciones:
Consentimiento: Establece claramente qué está permitido y qué no en la relación sexual, así como aspectos de higiene y protección. Estos elementos contribuyen a una relación sexual placentera, segura sin correr riesgos.
Busca información verídica: Acércate a fuentes con sustento científico, blogs informativos con referencias, o a personas capacitadas que puedan brindar información precisa y resolver dudas. Evita blogs sin referencias o que no ofrezcan una red de apoyo.
Ninguna pregunta es tonta: Si tienes una duda, es muy probable que otras personas también la tengan. Acércate y pregunta sin miedo.
Organizaciones como M de Mujer tienen canales abiertos para cualquier tipo de consulta, sin importar la edad.