Desde el pasado 1 de septiembre, fecha en inició el regreso a clases 2025, las estudiantes de educación básica y media superior cuentan con el derecho de justificar faltas escolares a causa de dolores menstruales incapacitantes.
El pasado 15 de septiembre, el Congreso de la Ciudad de México aprobó un dictamen que incorpora este derecho a la Ley de Educación local. Esta iniciativa, impulsada por la diputada morenista del Distrito 32 de la delegación Álvaro Obregón, Rosario Morales, reconoce la deuda histórica pendiente con las mujeres y personas menstruantes dentro de espacios educativos.
El dictamen entró en vigor al publicarse en la Gaceta Oficial de la Ciudad de México, un día después de su aprobación en el Congreso. En este sentido, la medida ya debería estar aplicándose en las instituciones educativas durante el presente ciclo escolar.
Así, la CDMX se une a Colima, estado pionero en las licencias menstruales estudiantiles desde 2022, cuando realizó una reforma al artículo 54 de la Ley de los Trabajadores al Servicio del Gobierno, Ayuntamientos y Organismos Descentralizados del Estado de Colima, para otorgar permisos menstruales a trabajadoras y estudiantes con dismenorrea por uno o dos días al mes con goce de sueldo y sin repercusiones académicas.
En entrevista con La Cadera de Eva, la diputada Rosario Morales, quien además es Vicepresidenta de la Comisión de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación, y Presidenta de la Comisión Registral Notarial y Tenencia de la Tierra, explicó que los procedimientos para solicitar un justificante por dolores menstruales dependerán de cada institución educativa.
¿Cómo tramitar un justificante por dolor menstrual?
Por ahora, las medidas y los requisitos para solicitar un justificante escolar se darán únicamente para casos de dolor uterino agudo, conocido como dismenorrea, y se decidirán conforme a los lineamientos de cada institución educativa.
En entrevista, Rosario Morales señala que espera seguir avanzando para concretar nuevas propuestas que abarquen otros malestares que puedan tener niñas, adolescentes y jóvenes.
“Los que tienen que ver el tema de las faltas y tienen que decidir cómo van a llevar a cabo esos permisos de dolores menstruales es en cada una de las escuelas”. (-Rosario Morales)
Sin embargo, las instituciones educativas deberán garantizar que los permisos deban concederse sin comprometer las oportunidades escolares de las alumnas, como el promedio, las becas, e incluso en caso de exámenes.
Ambigüedad y desigualdades
Aunque los permisos menstruales estudiantiles representan un avance importante en el reconocimiento de la menstruación como un factor de desigualdad y la necesidad de atención especializada, también presentan varios conflictos.
“Los lineamientos dependen de cada institución educativa. Eso va a ser un problema muy grande porque a menos de que se emitan desde el Estado, no se van a tener las mismas condiciones de acceso a este derecho en igualdad”, señala Anahí Rodríguez, activista y fundadora de la organización Menstruación Digna, en entrevista con La Cadera de Eva.
Esto significa que no hay un criterio unificado a nivel estatal o federal, lo que puede generar problemas en el acceso a este derecho. La ambigüedad puede traer consigo trabas o medidas desiguales
Anahí Rodríguez menciona que esto podría manifestarse de varias formas: un docente o una escuela podrían exigir un comprobante médico para justificar la ausencia por menstruación, se podría requerir que la madre envíe una nota escrita indicando que la estudiante está faltando por la menstruación o en casos extremos, un docente podría decir "aquí no va a haber licencias”.
Principales conflictos
“Las políticas en torno a las licencias menstruales van más allá de la reforma legislativa, que es importante porque hay un marco legal que la respalda, pero sí podemos hablar de una verdadera justicia menstrual sí necesitamos una política integral que lleve consigo el acceso a productos (de gestión menstrual), educación menstrual, servicios médicos de calidad y acompañamiento médico”. (-Anahí Rodríguez)
Es por ello que la especialista señala tres conflictos principales con los permisos menstruales:
No abordan el problema de raíz, sino que principalmente resuelve un tema administrativo: la justificación de faltas. Sin embargo, no se prioriza el problema de fondo de por qué la estudiante está faltando a clases. Para activistas y organizaciones como Menstruación Digna, el verdadero problema no es solo justificar la ausencia, sino entender qué está causando la falta.
Ausencia de educación menstrual y concientización: las licencias no van acompañadas de una estrategia integral de educación menstrual y concientización para el personal docente, las familias, las comunidades y las y los mismos estudiantes. Esto significa que las ausencias por menstruación pueden seguir siendo vistas como incidentes aislados en lugar de parte de un sistema de desigualdad y estigma. Causa de ello podrían ser problemas médicos, dolores intensos, falta de productos, problemas de infraestructura escolar o incluso otras razones.
Pérdida de conocimientos y desigualdad académica: un impacto grave y que para Anahí Rodríguez es poco mencionado, es que las estudiantes pueden perder días de estudio significativos para su formación al faltar a clases, lo que puede ocasionar perder hasta meses enteros del ciclo escolar. Esto puede generar una desigualdad académica frente a los compañeros que sí asisten. La ley no especifica quién repondrá ese conocimiento, aunque sí menciona la reprogramación de exámenes o trabajos.
Desde Menstruación Digna, aprobar una reforma con verdadera justicia menstrual implica consultar a la sociedad civil,en colaboración con el poder legislativo y personal del ejecutivo, como en el caso de Jalisco. “Jalisco es el estado en el que su programa de menstruación digna sigue funcionando”.
Y es que a pesar de que más de 20 estados en México ya tienen la gratuidad de productos menstruales en sus leyes, para Anahí Rodríguez, solo Jalisco la está implementando efectivamente.