Las redes sociales se inundan constantemente con nuevos debates y tendencias, una de las más recientes ha sido etiquetada como las “Sephora Kids”. Este término, originado en TikTok, hace referencia a un grupo de niñas, entre los 9 y 13 años, que llevan a cabo rutinas de skincare, esta actividad las lleva a utilizar diversos productos que resultan inapropiados para su rango de edad y tipo de piel. 

Este fenómeno ha generado un diálogo sobre las implicaciones del acceso temprano a este tipo de productos y también sobre cómo las expectativas sociales depositadas en las mujeres ha orillado a niñas, adolescentes y jóvenes a verse siempre radiantes y evitar a toda costa envejecer

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Conversamos con Valeria Sánchez, psicoterapeuta femenista, para ahondar en el origen de estas falsas necesidades y expectativas de belleza que a menudo nos imponen, y cómo esta exigencia puede impactar negativamente en nuestra autoestima. Durante la conversación, exploramos las raíces socioculturales de estas presiones estéticas, así como las implicaciones psicológicas que pueden surgir al intentar cumplir con estos estándares. Valeria también nos compartió cómo abordar estos temas con niñas y adolescentes sin caer en posturas prohibicionistas ni adultocentristas

Socialización diferencial según el género 

La socialización diferencial de género es un fenómeno arraigado en las expectativas sociales que dictan cómo deben comportarse niñas y niños desde una edad temprana. Esta práctica implica la transmisión de normas que refuerzan roles tradicionalmente asociados con el género, asignando a cada grupo, mujeres y hombres, responsabilidades y comportamientos específicos. Desde juguetes hasta expresiones emocionales, se espera que los niños adopten cualidades consideradas "masculinas", como la independencia, la valentía, no mostrarse débiles y por lo tanto “no llorar”, mientras que se alienta a las niñas a abrazar características más "femeninas", como la sumisión, la fragilidad y la delicadeza.

Esta diferenciación puede tener un impacto significativo en la percepción que cada persona crea de sí misma y en las expectativas que genera a lo largo de su vida. La socialización diferencial de género influye en la construcción de identidades, limitando a veces el potencial individual al imponer restricciones basadas en estereotipos de género. Una expectativa que las mujeres enfrentan es la de mantenerse “jóvenes y bellas”. 

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“Las mujeres se conciben desde la utilidad” (Valeria Sánchez, psicoterapeuta feminista)

Valeria Sánchez comparte que cuando nacemos y la sociedad nos ubica como mujeres, nos presenta una serie de mandatos estéticos a cumplir, lo que hace que nos concibamos desde la utilidad: ¿qué tan útil soy si soy joven? ¿si soy bella? Eso genera un fuerte miedo a envejecer y este miedo ha ganado cada vez más alcance en los rangos de edad de las mujeres que temen ya no cumplir esa función estética. La especialista pone como ejemplo la película Si tuviera 30, la cual se estrenó en 2004. En su época de lanzamiento, tan solo veinte años atrás, las mujeres en sus treintas eran consideradas fabulosas, prósperas y jóvenes. Actualmente ya no es así, y el rango de edad para considerarnos “jóvenes” es cada vez más estrecho, “por eso Leonardo DiCaprio ya no sale con mujeres mayores de 25”, comenta Valeria.

Violencia estética: ser útil a partir del físico 

De las mujeres se espera una belleza hegemónica basada en valores eurocentristas y se nos imponen tres principales mandatos: no ser gordas, no ser feas, y no ser viejas. Esto tiene como finalidad ser “atractivas” a través del físico es lo que nos hace útiles como mujeres para el patriarcado y el capitalismo. 

A los hombres se les valora a partir de lo que tienen, de lo que poseen en valor material: un auto, un reloj carísimo, dinero para proveer. ¿Las mujeres que pueden ofrecer a cambio?: sus cuerpos. “Todo te dice cómo debes ser”, comenta Valeria Sánchez, psicoterapeuta feminista, tu mamá puede llegar a hacerte comentarios sobre tu peso, como que “ya estás más gordita”, sales a la calle y los anuncios te recuerdan ese mandato: ser delgada, más todo lo demás.

La constante imposición de cómo debe ser una mujer estéticamente es violencia estética y puede generar dismorfia, así como falsas necesidades. aquí es donde entra la errónea creencia de que tenemos que evitar signos de envejecimiento, lo cual ha llegado a alcanzar a niñas y se muestra en el fenómeno de las “Sephora Kids”. Otra problemática que surge a raíz de estas exigencias de belleza es que actualmente también niñas y adolescentes se someten a cirugías estéticas. “Hoy en día tenemos a cirujanos estéticos que están operando a niñas de 12 años cuando no han terminado su desarrollo facial y de las proporciones de su cuerpo. En esta parte entra un dilema ético médico, porque esta violencia estética encuentra cabida también por parte de profesionales de la salud.”

Dejar a las infancias ser infancias

Probablemente uno de los primero cuestionamientos que vienen a tu mente cuando conoces casos como este es: ¿pero por qué sus madres, padres, cuidadores, lo permiten? La realidad es que son personas que han atravesado la misma socialización, de ahí la importancia de hacer conciencia sobre los estereotipos de género y los cánones de belleza. 

¿Cómo podemos fomentar la autoestima y confianza en niñas y adolescentes sin generar presiones estéticas? “Hay que dejar a las infancias ser infancias y no querer acortar esta etapa tan importante para el desarrollo” al exponerlas o facilitar su acceso a productos o situaciones que no necesitan vivir. “Evitemos establecer expectativas de roles de género, no hay que asumir que hay cosas de niñas que solo pueden o deben hacer las niñas, otra sugerencia es cuidar qué tipo de contenidos consumo o le acerco a mi hija o a las menores con las que me relaciono”, indica Valeria. Sugiere que hay que procurar un equilibrio entre lo que decimos y lo que hacemos, podemos tener una crianza feminista respetuosa y cuidar lo que consumen nuestras hijas, niñas y adolescentes pero también hay que vigilar qué tipo de contenidos consumo yo y le acerco a mi hija: “yo puedo acercar a mi hija a practicas diferentes pero si me viendo Las Kardashian diciendo que toman un café deslactosado y esa es su comida del día, eso también es una manera de dar mensajes”. 

Esto no quiere decir que la solución sea prohibir a infancias y adolescencias consumir este tipo de contenidos, una recomendación es acompañar: acercarnos juntas a observarlos, analizarlos, cuestionarlos y ofrecer alternativas que promuevan la diversidad y el respeto a su desarrollo individual. Escuchar sus inquietudes es esencial, y en caso de ser necesario, también podemos acompañarlas a buscar la orientación de profesionales de la salud éticos y con buenas prácticas para encontrar los productos más adecuados para su edad.

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