Me siento en el estudio, Vania Bachur, ilustradora y autora de la saga “15 consejos malvados” y del audio viral en redes sociales “soy un adulto independiente, con gustos bien demente”, se sienta enfrente de mí, lista para nuestra entrevista. 

Bachur lleva un vestido en color marfil y rosado con puntos negros, una muestra de su personalidad brillante y “del corazón” en sus palabras. 

Conversamos sobre la última entrega de la serie, 15 consejos malvados para ser un adulto independiente con gustos bien dementes, un libro en el que explora los prejuicios y estigmas de crecer desde la autenticidad, y la dicha de ser tu misma en un mundo de rigidez colectiva, o como ella describe, de (algunas) de las crisis emocionales de la adultez “que vivimos los millennials geriátricos”. 

“Yo soy millennial geriátrica, la más geriátrica de todos y me gusta, no me ofende porque quiere decir que sigo viva y que sigo haciendo lo que me gusta mientras pueda”.

A través de sus palabras e ilustraciones, Vania Bachur desmonta la idea de que las adultas no podemos tener gustos que se asocian con  ser inmadura (¡así es, tu ternurín o coleccionable kawaii favorito también es una pequeña gran revolución contra un mundo que nos quiere grises, sin gustos y aficiones!).

Aquí el color, la alquimia y la sanación van de la mano y, en una entrevista con La Cadera de Eva, llena de vida, Vania Bachur comienza a contar los secretos de estos “15 consejos” para ser una adulta independiente con gustos bien dementes.

¿Cuál fue tu proceso para realizar “15 consejos malvados para ser un adulto independiente”?

Creo que el poder tener una visión más adulta desde que empecé mi primer libro y hacer esta clase de continuación del primero, sin que sea una continuación en sí, y vista desde una mirada diferente, más madura. 

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Es para adultos, lo dice el título y también lo dice el libro atrás, este no es un libro infantil. Yo sé que se ve muy precioso, muy divino, muy colorido y lleno de caricaturas, pero es que también a las personas adultas nos siguen gustando esas cosas lindas y kawaiis

¿Qué significa para ti entonces ser una adulta independiente?

Ser un adulto es ser una persona responsable de sí misma y del impacto que generas en los demás. De ti mismo es de que tú te alimentas, tú te pagas tus cositas, pagas tus impuestos, trabajas pero también te fijas que lo que hagas no dañe a otros.

Hay personas que dicen, “No, yo soy un adulto porque voy a mi trabajo de 9 a 6 y tengo traje sastre”, y de repente son un poco villanas, y para mí ser adulto es ser responsable de ti mismo y de lo que ocasionas en los demás, lo que vibras, lo que haces que otras personas sientan al verte.

Personalmente, ¿qué representó para ti escribir el libro?

Fue una válvula de escape. Desde un principio tomé la decisión y dije, “con este libro voy a cerrar esa saga de 15 consejos malvados”, pero quiero que sea un cierre donde dejo de ser la víctima de la historia y sirvo como un ejemplo para que otras personas no terminen dañadas. 

En lugar de andar traumando a más personas con mis traumas, los ayudo a superar los suyos y dejar como un curita. Yo no soy experta en salud mental, nunca lo seré, pero siento que sí los puedo ayudar con un curita, con un aliviane y con tantita agua oxigenada para que no se les infecte.

¿Qué implica repensar la idea rígida de la adultez?

Siempre me enfrenté a esos comentarios de, “se te está yendo el tren”, “te vas a quedar solita toda la vida”, “¿dónde está el novio?”, “y los hijos”. Desde muy joven siempre me puse a reflexionar y dije: “¿Es un tren que yo quiero tomar para mí? Entonces, empecé a tomar las críticas constructivas de alguien que nunca había construido nada y dije, “creo que las voy a tomar de la persona que viene y no las voy a usar”. Yo tengo el derecho y el poder de crear mi propia historia de vida y mi propia felicidad si no daño a nadie. 

Vestirme de colorcitos no va a dañar a nadie. Andar dibujando tampoco va a dañar a nadie. Decidí ser la protagonista de mi propia historia y de construirla a mi manera y a mi forma, dejando de un lado todos esos prejuicios espantosos que nos dicen todo el tiempo; cosas raras a las que me enfrenté y yo decía, “¿y si yo no quiero eso, y si yo quiero hacer libros. Si un día despierto y creo que sí quiero los ocho hijos?” 

También está bien, pero la decisión tiene que venir desde mí y de dentro de mi corazoncito.

¿Qué te enseñó de tu identidad, tu forma de vestir y de expresarte ante el mundo?

Yo siempre he sido así, siempre me han gustado los colorcitos, las texturas, el rosa, todo lo que brille. Yo digo que a veces soy como una ardilla que busco que todo brille. Eso me enseñó que tenía otra voz y que había cosas que no podía expresar con las palabras. Crecí siendo una niña muy tímida, ansiosa, no podía hablar, me daba terror, pero esa parte de vestirme como yo quisiera, siempre la tuve. En algunas partes muy limitada no podía usar ciertos zapatos porque tenía ortopedia tenía que usar unas botas tremendas que no me gustaban, pero ya de grande entendí que gracias a esas botas puedo usar ahora los zapatos que quiero. 

Fue esa manera de expresar lo que ya sabía que vivía dentro de mí; podría traer mi falda rosita y andar feliz por la vida. No era para que la gente me viera y me notara, es para hacerme feliz a mí, para sentirme cómoda yo. Cuando encuentras tu propio estilo y tu identidad es algo muy normal para la gente verte y al contrario, si me vieran vestida toda de de negro, con un traje sastre o algo así, parecería que estoy disfrazada. 

¡Me encanta!, vístanse como quieran, mientras respiren tienen tiempo de hacerlo.

¿Qué piensas sobre el edadismo del que no se habla cuando somos adultas?

No valoras lo que es la edad y vivir años y experiencias hasta que te enfrentas a la posibilidad de estar enfermo y que no vayas a durar mucho tiempo. Y a mí ya me pasó y desde ahí dije, me encanta que de repente se me vea una rayita aquí, porque eso quiere decir que me reí muchísimo, que me enojé porque defendí un proyecto. Son pequeñas marcas que la propia vida te va dejando y tenemos que valorar eso, porque parte de vivir es crecer, madurar.

Entonces, tenemos que aprender a disfrutar cada una de esas etapas porque nadie es eterno. Disfruten sus arruguitas, yo siempre estoy jugando con eso y les digo que yo soy millennial geriátrica, la más geriátrica de todos y me gusta, no me ofende porque quiere decir que sigo viva y que sigo haciendo lo que me gusta mientras pueda.

¿De qué forma crees que podemos desmontar este estigma y discriminación?

En 2020 hice ese tren del adulto independiente con gustos bien dementes, ya tiene cinco 5 años y sigue vigente. Hay gente que todavía sigo encontrando y que me dice, "es que me compré tal funko de colección y cuando lo compro canto tu canción”. Les digo que es increíble que defendamos que nos gusta lo que realmente nos gusta, no importa la edad que tengamos. 

A veces llega un punto en el que empiezas a recibir comentarios de “ya madura”. ¿Qué es madurar? ¿Qué es crecer? ¿Ser un adulto responsable quiere decir que ya tiré todos mis coleccionables a la basura? Si me hacen feliz y yo prefiero coleccionar muñequitos en lugar de irme de fiesta todos los fines de semana, también está bien y si te quieres ir de fiesta todos los fines de semana, también está bien,  mientras no dañes a nadie. 

Todas las personas somos diferentes, crecemos y maduramos de una manera diferente y los adultos independientes también tenemos derecho de que, en lugar de la fiesta, voy a ir a comprar mis ternurines, porque me hace feliz acomodarlos, ponerle su vestidito y que estén acomodados. No te vas a poner a jugar con ellos como cuando estabas chiquito, pero está sanando algo dentro de ti el tenerlos, y creo que meterte con la sanación de alguien más es medio extraño, ¿por qué lo haría? Pero lo hacen.

¿Cómo podemos seguir navegando la adultez lejos del estigma?

Creo que es súper importante que tomes poder sobre lo que te pasó o lo que estás pasando que no te ha gustado, que veas qué lección o cosa tenías que aprender de ahí para no traumar a otras personas con lo mismo, avanzar y ayudar que no le pase a alguien más. 

Alguna vez escuché que las historias complicadas hacen a grandes personas y creo que es muy cierto. Aprendes tanto de las cosas malas que dices, “a mí no me va a volver a pasar eso”. Es como si fueras caminando en la calle y ves una coladera abierta y te caes. Y pasas al otro día y ves la coladera abierta y dices, “si me voy por ahí, me voy a caer de nuevo”. Te das la vuelta porque ya aprendiste que si te vas derechito, te vas a caer en esa coladera. Tienes que tomar eso que ya te pasó y decir, “no, yo no me vuelvo a caer”. Tienes que darle un re-significado.

Espero que les guste mucho mi libro, que las ayude a sanar su corazoncito. Recuerden que un libro no te va a solucionar la vida, pero sí es una guía que te puede ayudar a verte en un reflejo y que te ayude a decir, “creo que necesito la ayuda de algún profesional de la salud mental”, que te vaya guiando. Es como un consejito que te da una amiga. Espero que les ayude muchísimo porque para mí en realidad sí fue un súper curita para mi corazón y lo amo con todo mi ser. 

Nació de un lugar muy oscuro y muy difícil para mí, pero lo convertí, lo transformé. y salió esta chulada, entonces lo amo con todo mi corazón.