La magia del 6 de enero se siente en el aire, cuando las niñas y niños se preparan para recibir a los Reyes Magos con cartas, dibujos y sonrisas. En varios hogares,  muchas madres autónomas se convierten en las heroínas silenciosas, enfrentando desafíos económicos y emocionales para mantener viva la ilusión.

“Era difícil, más cuando somos madres solteras, pero al mismo tiempo era satisfactorio cuando lo lograbas. Es bonito lograrlo o hacerla feliz”.

Andrea, una mujer de 45 años originaria de Nezahualcóyotl contó a La Cadera de Eva su experiencia siendo una Reina Maga. Para ella fue complicada, especialmente por las trabas económicas a las que se enfrentaba hace más de 20 años.

“Fue cambiando con los años, era difícil por la cuestión económica, siempre fue difícil los primeros años. Yo tenía que salir a trabajar y dejar a mi hija para poder comprar unos Reyes” (Andrea, madre autónoma)

La experiencia de Andrea no es única. Según datos del INEGI, tres de cada 10 mujeres en México que son madres también son jefas de hogar, lo que representa aproximadamente 11.5 millones de mujeres. Este fenómeno ha crecido un 67% en los últimos 13 años, ya que en el Censo de 2010, el número de hogares encabezados por mujeres era de 6.9 millones. 

Es decir, más de un tercio de los hogares mexicanos son liderados por mujeres que, además de asumir el rol de madres, gestionan todas las responsabilidades del hogar.

“El primer año recuerdo que le compré un pollito chiquito, no recuerdo cuánto costó, pero era muy bonito, le dabas cuerda y tú como mamá sientes una satisfacción muy bonita de podérselo comprar porque yo como madre soltera tenía que trabajar, buscaba trabajos que no ocuparan mucho mi tiempo para poder estar un poco con ella”. (Andrea, madre autónoma)

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Foto: Cuartoscuro

Y es que para Andrea, uno de los retos de la temporada de diciembre fue en parte el generar ingresos pero también cumplir con su rol de cuidadora y madre el mayor tiempo posible. 

“Sentía un poco la presión porque yo veía a mi hermana que iba por los reyes y que ella gastaba bastante dinero, yo sentía la presión de no poderle comprar eso a mi niña, sin embargo, mi hermana fue alguien que siempre y sobre todo durante los primeros años de la vida de mi nena, le compraba algo” (Andrea, madre autónoma)

La presión social y la tradición familiar pesaban sobre los hombros de Andrea cada año en enero. La costumbre de comprar regalos para el Día de Reyes era algo que había aprendido desde pequeña, y ahora, como madre, se sentía obligada a continuar con la tradición.

La idea de no comprar regalos para su hija era impensable. La tradición se había transmitido de generación en generación, y ahora era su turno de continuarla. Pero la realidad era que, como madre autónoma, no siempre tenía los recursos para cumplir con las expectativas de su familia y de la sociedad en general.

A pesar de las limitaciones económicas, Andrea se esforzaba por encontrar un equilibrio entre sus propias necesidades y la necesidad de hacer que su hija se sintiera amada y valorada en ese día tan especial. 

“No le compraba cosas muy caras, sin embargo, la satisfacción para mí de comprárselo, de traerle sus reyes, era muy bonito. Yo me sentía muy feliz de lograrlo año con año” (Andrea, madre autónoma)

Con cada regalo envuelto y cada sonrisa dibujada, las madres crean un momento mágico que sus hijos nunca olvidarán. Y es que, para ellos, la llegada de los Reyes Magos es un momento de pura alegría y emoción, un momento que las madres se esfuerzan por hacer que sea inolvidable.

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Maternidad autónoma

Durante mucho tiempo, la sociedad ha asociado a las mujeres con la obligación de ser madres, asumiendo que tienen un instinto natural para cuidar y proteger. Sin embargo, esta visión tradicional de la maternidad está cambiando. 

Gabriela Gutiérrez Mendoza, jefa de la Unidad de Educación y Extensión para la Igualdad en la Coordinación para la Igualdad de Género (CIEG) de la UNAM, señala que hoy en día las mujeres cuestionan su decisión de ser madres y exploran nuevas formas de expresar su maternidad

La maternidad ya no se considera exclusivamente ligada a la formación de una pareja, y surgieron nuevas dinámicas entre madres, hijos, hijas e hijes.

Este cambio de perspectiva ha dado lugar a un aumento en el número de madres autónomas, mujeres que asumen la responsabilidad de criar a sus hijos sin la presencia de un padre. 

Aunque a menudo se les etiqueta como "mamá soltera" o "mamá luchona", estos términos pueden ser despectivos y no reflejan la complejidad de su situación. La maternidad no es un estado civil, y la idea de que una mujer debe ser "luchona" para cuidar a sus hijos es un estereotipo que la califica y castiga.

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Gabriela Gutiérrez define las maternidades autónomas como "procesos en los que las mujeres que han decidido sobre su materna y su vida están relacionadas directamente con sus hijos, hijas e hijes, y a partir de ellos se genera una organización de cuidados, acompañamiento psicoemocional y sostenimiento de la vida"

También destaca que, a diferencia de las madres, los padres no siempre se les espera que asuman la responsabilidad de cuidar a sus hijos. 

"Las paternidades socialmente no han sido ligadas a las tareas de cuidado de los hijos. Tú eres madre, pero el papá puede decidir si quiere ser o no padre, o si quiere ejercer o no la paternidad" (Gabriela Gutiérrez, CIEG.)

Este doble estándar puede hacer que ser madre se sienta como un mandato y una obligación. Sin embargo, Gabriela Gutiérrez enfatiza la importancia del autocuidado para las madres autónomas.

"Culturalmente se nos ha enseñado a abandonar nuestras propias necesidades por el bien de nuestros hijos. Pero es fundamental que las madres se cuiden a sí mismas en todos los niveles para vivir la maternidad de manera saludable y plena" (Gabriela Gutiérrez, CIEG.)

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