El 8 de septiembre, la Secretaría de Hacienda entregó al Congreso de la Unión el Paquete Económico 2026, dentro del cual destaca el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF). En este documento se contempla un presupuesto histórico de 599 mil 145 millones de pesos para igualdad sustantiva, equivalente a un incremento de 13.8% respecto a 2025.

Sin embargo, el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) advierte que el problema no es solo cuánto dinero se asigna, sino cómo se distribuye. De acuerdo con sus estimaciones, la Secretaría del Bienestar concentra el 50.1% de los recursos para igualdad, mientras que los programas específicos para mujeres reciben mucho menos. Esta concentración genera dudas sobre el impacto real que el PPEF puede tener en la reducción de las brechas de género.

¿Qué es el Paquete Económico y por qué importa?

Cada año, el gobierno de México presenta ante el Congreso de la Unión el Paquete Económico, que es la propuesta de ingresos y gastos públicos para el año siguiente. En él se define cuánto dinero se recauda (por impuestos y otras fuentes) y cómo se gasta en salud, educación, seguridad, infraestructura y programas sociales.

El Paquete Económico está integrado por cuatro documentos clave: los Criterios Generales de Política Económica, la Iniciativa de Ley de Ingresos, el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2026 y la Miscelánea Fiscal.

Es, en pocas palabras, la hoja de ruta financiera del país: marca las prioridades del gobierno y tiene un efecto directo en la vida de las personas. Para las mujeres, cobra especial relevancia porque en este documento se decide cuánto se invierte en programas de igualdad, en servicios de cuidados, en medidas contra la violencia de género y en políticas que afectan su autonomía económica.

¿Qué presupuesto se destinó para las mujeres?

Programas sociales: la Secretaría de Hacienda estima que el 3% del PIB se destinará a apoyos sociales, beneficiando al 82% de las familias mexicanas. Entre ellos destaca la Pensión Mujeres Bienestar, que en 2026 busca llegar a todas las mujeres de 60 a 64 años (cerca de 3.8 millones de beneficiarias).

Ingresos y empleo: se prevé un incremento del salario mínimo por encima de la inflación y medidas para reducir la brecha salarial entre hombres y mujeres, lo que reforzaría la capacidad de consumo de los hogares.

Sistema Nacional de Cuidados: quizá el cambio más relevante. Se busca reconocer y atender el valor del trabajo de cuidados no remunerado, que en 2023 equivalió al 26.3% del PIB, y que recae principalmente en las mujeres. Con servicios de cuidado más accesibles y profesionales, se busca liberar tiempo para que más mujeres puedan incorporarse al mercado laboral. 

La Secretaría de Hacienda calcula que esto podría significar hasta 2.6 millones de empleos adicionales para mujeres, o incluso 18 millones si se generan condiciones adecuadas de apoyo y corresponsabilidad.

¿Esto es suficiente para alcanzar la igualdad?

Como te contamos en esta nota, la Red por una Política Fiscal Feminista (RPFF) advierte que, aunque cada año crece la asignación de recursos para alcanzar la igualdad, el problema está en el diseño y la implementación de los programas. En 2025, por ejemplo:

  • Solo 3 de cada 10 programas etiquetados como “igualdad” incluían perspectiva de género.
  • Programas masivos, como la pensión para adultos mayores, absorbieron gran parte del dinero, pero con baja calificación en términos de igualdad.
  • En contraste, programas con un enfoque claro en mujeres, como el Programa de Apoyo a las Instancias de Mujeres en las Entidades Federativas (PAIMEF), recibieron menos del 0.01% del presupuesto.

Estas críticas no son nuevas. En años anteriores, el propio CIEP ha señalado la falta de transparencia en la selección de programas, la ausencia de evaluaciones con perspectiva de género y el riesgo de que el presupuesto “para igualdad” solo se quede en una etiqueta sin impacto real en las vidas de las mujeres.

El reto: el Paquete Económico 2026 muestra voluntad de invertir en igualdad y en cuidados, pero el desafío está en cómo se gasta ese dinero. Si no se garantiza que los recursos se apliquen con enfoque de género, el aumento puede quedar en el papel y no en cambios reales en la vida de las mujeres.