Florencia Guillot, una de las influencers mexicanas más populares abrió micrófono a la blogger Paulina Florencia y al empresario Mauricio Cuevas, el objetivo del video era mostrar cómo el amor había triunfado frente a los obstáculos de la vida y el qué dirán, pues se conocieron en 2001, cuando Paulina Florencia tenía once años y Mauricio Cuevas estaba a la mitad de sus 20s y ejercía la paternidad. 

El contenido terminaría por estallar y colocaría en el ojo la normalización -y romantización- de una de las prácticas más violentas contra infancias y adolescencias: la pederastia y el grooming

En este sentido, entrevistamos a Bárbara Sánchez, psicóloga con estudios en género para entender qué ocurre estas prácticas, por qué las hemos normalizado y cómo incide el amor romántico en la manipulación emocional

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¿Cuál es la diferencia entre grooming y pederastia?

El primer punto a recordar es que estos términos son aplicables con base a las leyes mexicanas, es decir, que esta violencia atraviesa infancias y adolescencias de hasta 17 años por igual; no hay margen de "mayor madurez" entre un grupo y otro. 

La especialista comparte en entrevista que el grooming es un proceso en el que se produce un vínculo de confianza entre el abusador y la víctima. Es a través de conversaciones que se fomentan espacios de intimidad y secretismo, lo que termina por producir que la persona comience a ser aislada de sus redes de apoyo

Por su parte, la pederastia la entendemos como una de las tantas formas de violencia sexual

Es decir, que la principal diferencia es que el grooming se ejerce como una práctica de manipulación donde, mayoritariamente, se utiliza el internet para contactar, engañar y manipular a la persona menor de edad. En esta fase, la persona gana su confianza, amistad y dependencia para después llevar las conversaciones a tonos sexuales, pedir fotografías o concretar un encuentro. 

Por su parte, la pederastia podría entenderse como la última etapa del grooming: la consumación del acto sexual. Podemos entender que existen personas pederastas que no precisamente atraviesan por la manipulación emocional (grooming), en cualquiera de los dos escenarios, se considera una forma de violencia sexual y una violación directa al desarrollo de las infancias / adolescencias. 

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Al preguntarle a la especialista si existía una diferencia según el género de las personas, la respuesta es concreta: Sí y se sostiene en la socialización diferencial.

Educadas para la madurez

Bárbara Sánchez explica que las personas somos educadas de maneras distintas según el rol de género, una práctica sistémica conocida como "la socialización diferencial". Podemos entender esto de una manera sencilla, pues mientras el niño es entendido como infante, las niñas / adolescentes desempeñan otros roles relacionados al cuidado, trabajo doméstico, actos de servicio y son forzadas a manejar sus emociones. 

Todo esto permite que las niñas, recién entradas a su adolescencia (12 años) sean entendidas y autopercibidas como personas naturalmente maduras. 

En contraparte, los hombres perpetúan esta relación de poder cuando se entienden como proveedores; son quienes enseñan, cuidan y salvan. La psicóloga resume este escenario con una frase:

"El hombre es quien hace uso de la razón y la mujer de la emoción"

¿Es verdad que la mujer es mucho más madura a nivel neurológico? La especialista señala que, en realidad, el cerebro termina por desarrollarse entre los 21 y los 25 años y es imposible considerar que una adolescente de 15 / 17 años está atravesando por el mismo contexto social que un hombre de 30 años. 

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En este sentido, entra en juego otra cuestión preocupante: la sexualización de las adolescencias

Desde la perspectiva de la especialista, si bien se tiene acceso a múltiples plataformas educativas para abordar la sexualidad, el rol de género diferenciado y el amor romántico de los medios de comunicación propician la creencia de que es un hombre quien tiene la facultad de instruir, enseñar y mostrar cómo funciona el sexo. 

Es así que las relaciones de poder quedan constituidos a múltiples niveles, en los que todos, las adolescencias terminan en una situación de vulnerabilidad al no contar con los mismos recursos emocionales, sexuales e incluso, económicos que un hombre mayor. 

"Ellos son conscientes de eso, la prueba está en que si tú le preguntas a un hombre qué clase de mujer le atrae, él dirá que una joven menor y no de su edad, en esto no hablamos solamente de la cosificación o la falsa caducidad edadista de la mujer, sino de la facilidad de moldearlas y construir lo que ellos quieren", explica Bárbara Sánchez.

De amor romántico y otras trampas

El amor triunfador, aquel que todo lo puede y que retrata como ideal al hombre privilegiado que le enseña cómo vivir a la mujer joven, son productos propios de una hegemonía mediática que sostiene en un pilar muy sólido: el amor romántico. 

"Es un discurso sistémico imperante, en la televisión, en las series, en la literatura, siempre es esta parte en la que el hombre funge como el dominante, complemento y salvador. Simone de Beauvoir señalaba en su obra cómo somos enseñadas a que nacimos incompletas y debemos buscar quién nos pueda hacer florecer. El amor romántico tiene qué ver con cómo yo voy a buscar ciertas características "deseables" dentro de la sociedad aunque no sea lo adecuado y sea violento, pero ya lo tienes proyectado", explica la psicóloga.

A consecuencia de esto, se producen serias consecuencias en la salud mental de las adolescencias y en el desarrollo de su personalidad, pues la especialista explica cómo esta manipulación en tu proceso de desarrollo no permite explorar y crecer en libertad, por el contrario, construye a las personas según los deseos y expectativas del groomer: "pareciera que te está terminando de preparar según su imagen y semejanza, para que al final, tú cedas la relación sexual". 

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Por otro lado, las consecuencias son importantes al enfrentarse al grooming / pederastia en soledad. Bárbara Sánchez plantea un escenario en el que una adolescente de preparatoria conoce a un hombre 15 o 20 años mayor que ella.

En este hipotético, ella pasa todo el tiempo con él, se aleja de sus amigas, prefiere salir con él, sentirse protegida, económicamente respaldada y cuidada; él la fuerza y manipula para mantenerse siempre disponible y exalta constantemente su madurez. Si bien el impacto psicológico no es igual para todxs, la especialista señala que existe una alta posibilidad de desarrollar ansiedad, apego emocional e incluso, depresión a causa de la pérdida de tu red de apoyo primaria. 

Lucha contra el grooming 

Lo primero que se debe abordar es reconocer a las adolescentes como eso: adolescentes. Aunque este principio pueda resultar contradictorio y una obviedad, en realidad, va más allá de eso; se trata de dejar de agregar madurez y discursos que fomenten esta creencia violenta en las menores de edad, como por ejemplo, el "volverse señorita" a la edad de 15 años, una creencia popular en la cultura mexicana que necesita, con urgencia, ser cuestionada. 

Otra recomendación importante que brinda la especialista es fomentar, desde la niñez, la importancia de las redes de apoyo; erradicar la rivalidad femenina y construir relaciones seguras y de corresponsabilidad. 

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Además, no se puede abordar esta problemática sin quitar responsabilidad al Estado, pues para Bárbara Sánchez, la cuestión es sistémica y estructural, por ello, es necesario que la educación académica comience a propiciar espacios seguros donde se deconstruya la idea del amor romántico, se fomenten los planes de vida entre las adolescencias y se otorguen atenciones multidisciplinarias. 

"Hay que abrir los espacios y enseñarnos entre nosotras, básicamente, se tata de perder el miedo a acceder a la información y también, a enseñarla", concluye.