Piensa en esto: tienes 60 años y trabajas en una oficina donde todos parecen asumir que "ya no entiendes la tecnología". O, al revés, tienes 25 y te dicen que no te pueden dar más responsabilidades porque no tienes experiencia por tu edad. Esto es edadismo, una forma de discriminación que se basa simplemente en la edad de las personas. Y aunque puede parecer algo pequeño, tiene consecuencias reales.

El edadismo es una forma de discriminación basada en la edad, que puede manifestarse en estereotipos, prejuicios y prácticas discriminatorias hacia personas o grupos debido a su edad. Aunque es común que se asocie con las personas mayores, también afecta a quienes son más jóvenes en ciertos contextos.

En nuestras relaciones interpersonales, comentarios como "ya no estás para esas cosas" o "es demasiado joven para entender" refuerzan estereotipos y limitan las posibilidades de conexión intergeneracional.

En una entrevista para La Cadera de Eva, Jennifer Cabeza Kobeh, alias La Chava Ruca, define el edadismo como "discriminaciones, estereotipos, limitaciones, prejuicios y juicios”. Explica que este tipo de discriminación afecta a personas de todas las edades, "desde que nacemos y hasta que nos morimos, pues día con día estamos envejeciendo.

La Chava Ruca, quien se dedica a la difusión de contenidos sobre el edadismo, ejemplifica el edadismo con la experiencia de su padre, a quien le negaron un trabajo por tener más de 60 años. También menciona la presión que sufren las mujeres para no envejecer y la invisibilización de las personas mayores en los medios de comunicación.

El edadismo también se refleja en la falta de políticas públicas que atiendan las necesidades de las personas mayores. Jennifer compara la situación de España, donde las personas mayores tienen una mayor participación en la vida social, con la de México, donde aún queda mucho por hacer.

Es importante comprender la interseccionalidad del edadismo. La discriminación por edad no afecta a todos por igual. Las personas mayores que también pertenecen a grupos minoritarios, como las mujeres, las personas racializadas o la comunidad LGBT+, enfrentan mayores desafíos. 

Microedadismos: pequeños gestos, grandes prejuicios

Jennifer destaca que, al igual que existen micromachismos, también hay microedadismos que se manifiestan en frases como "te ves más joven" o "tengo alma joven".Estos comentarios, aunque parezcan inofensivos, refuerzan la idea de que envejecer es algo negativo.

Para combatir el edadismo, Jennifer nos invita a reflexionar sobre cómo hablamos y pensamos sobre la edad. ¿Por qué tememos envejecer? ¿Por qué valoramos tanto la juventud? Cambiar esta narrativa es fundamental para construir una sociedad donde todas las edades sean valoradas.

 "Qué chido que ya no tengo mi cuerpo de 22", reflexiona Jennifer, "porque el cuerpo que estoy habitando ahorita es mi cuerpo de 30 y ha pasado por un chingo de cosas que mi cuerpo de 22 no había pasado".

El llamado a la acción es claro: informarse sobre el tema, cuestionar los estereotipos y construir una sociedad más justa e inclusiva para todas las edades.

¿Cómo combatir el edadismo?

Para mantenernos combativas en busca de alternativas que en contra de este tipo de discriminación debemos entender que subestimar las necesidades o las opiniones de las personas a partir de estereotipos invisibiliza y desvaloriza los saberes, las experiencias, las capacidades e incluso la posibilidad de tener agencia sobre nosotras mismas.

La percepción social del envejecimiento es diferente para mujeres y hombres, y mucho tiene que ver con una cuestión histórica capitalista de los roles y estereotipos de género, Diana Triviño, psicóloga egresada de la Universidad Autónoma de Madrid nos cuenta que existe la idea de un valor diferenciador respecto a las capacidades y el papel que tienen en una sociedad mujeres y hombre. 

Y es que en las representaciones que vemos, al envejecer, los hombres adquieren mayor capacidad intelectual y racional, pensemos en cualquier película que refuerza el estereotipo del hombre sabio, que es una guía y un baúl de conocimientos.

Por el contrario, se mira a las mujeres como personas que pierden valor conforme envejecen, ya que se ponen en juego ideales occidentales como el de la belleza y la capacidad de gestar. Bajo una lógica de mercado capitalista los cuerpos deben producir, y los cuerpos de las mujeres siempre parecen pender de un hilo, al borde de ser inservibles. 

Diana Triviño propone buscar acciones individuales o colectivas que apuesten por reestructurar las narrativas sobre la vejez y la niñez, las edades  que enfrentan mayores desafíos, afectadas por los estereotipos. Sin embargo, también es importante señalar que siempre parece existir una fecha de expiración para todas las mujeres sin importar la edad, y los proyectos de vida que se nos permiten, por lo que la representación debe ser para todas. 

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En voz de Diana, las mujeres enfrentan dificultades respecto al acceso a la vida profesional y académica y la posibilidad de relacionarse afectivamente. Ella misma ha tenido dificultades al no poder contar con el rango de edad para ampliar sus conocimientos académicos, y aquí nos preguntamos, entonces ¿cuáles son los proyectos de vida a los que podemos acceder según nuestras edades? ¿por qué deberíamos privarnos de ellos por no ser parte de la segmentación impulsada por  medidas no inclusivas? 

Es por ello que mostrar las historias de mujeres diversas contribuye al bienestar colectivo, visibiliza nuestras habilidades y funciona como una forma de resistencia. E implementar mejores técnicas de narración oral que sean diversas en cuanto a la edad, espacios de deformación y lúdicos comunitarios donde se fortalezca la autonomía de toma decisiones desde la infancia hasta la adultez mayor.

Otra forma de combatir el edadismo es desde la creación de figuras diversas, por ejemplo, en los medios de comunicación y la industria cultural, que tienen la capacidad y agencia de modificar la percepción de las personas a través de discursos específicos, a través de la representación, y cómo no nos alegra ver la diversidad como el el cortometraje, La Carta de Ángeles Cruz. Pues el siguiente paso es poder acceder a más narrativas diversas y mirar que es lo que se está construyendo desde los medios y la industria del entretenimiento.

Las consecuencias del edadismo

Cuando hablamos de discriminación hay que tener en cuenta que está atravesada con otras matrices de opresión, por lo que los efectos son diferentes, porque las mujeres somos diferentes, ligadas a contextos sociales, económicos y culturales específicos.

En el caso de la salud muchas mujeres pueden experimentar tristeza, preocupación y el sentimiento de tener una pérdida profunda, además genera depresión y malestares en el cuerpo asociadas con la ansiedad como afecciones en el sistema digestivo e inmune.