En los últimos días, el caso de Gisèle P., una mujer francesa sometida a sumisión química por su marido para ser violada, encendió las alertas sobre la violencia sexual que viven miles de mujeres en todo el mundo. 

La sumisión química consiste en la administración de sustancias químicas a una persona, sin su consentimiento y sin su conocimiento en sus bebidas o alimentos, con fines delictivos. Comúnmente ponen ejemplos de que este delito sucede en los bares, discotecas y eventos masivos.

Sin embargo, como vimos en el caso de la francesa Gisèle P. esto puede suceder con personas cercanas como parejas sentimentales o familiares. La francesa Gisèle P. fue drogada por su marido durante casi una década para que otros hombres abusaran sexualmente de ella. 

Por ejemplo, en España, el 80% de los agresores sexuales son conocidos del entorno de la víctima, según datos del estudio Violencia Sexuales (Sexviol) de las universidades de València, la Complutense y la Carlos III de Madrid y la de Jaén.

La sumisión química, una forma de violencia sexual

La sumisión química es un delito que atenta contra la libertad, la salud, el bienestar de las víctimas que enfrentan este suceso, en algunas ocasiones, se utiliza para ejecutar robos, homicidios o incapacitación de personas mayores, enfermos o niños, sin embargo, la mayoría de los casos están relacionados con delitos de índole sexual, por eso es que en países como España se acuñó el término “agresión sexual facilitada por alcohol o drogas”.

Las drogas más usuales que los agresores utilizan son escopolamina y benzodiazepinas, las cuales las colocan en la bebida o comida de la víctima, que provoca en ellas una alteración al sistema nervioso central, porque modifica el nivel de conciencia y deja a la víctima sin voluntad ni capacidad de respuesta.

Estos son algunos síntomas: 

  • Comportamiento desorientado, confuso, angustiado.

  • Síntomas de mareo, visión borrosa, taquicardia, malestar.

  • Sequedad en la boca 

  • Sensación de haber ingerido muchas bebidas alcohólicas 

  • Sedación rápida 

  • Pérdida de memoria 

  • Oyes o ves cosas raras

  • Tienes mucho sueño

  • Cuesta trabajo moverse 

Imagen

Aunque las víctimas presenten estos síntomas y quieran denunciar este delito es muy difícil hacerlo:  “Normalmente estos delitos se experimentan con mucha vergüenza, entonces queda como algo que se quiere olvidar. Pero definitivamente necesitamos poner más atención en qué está ocurriendo”, señala la Dra. Claudia Alonso González, en entrevista con la Universidad Iberoamericana (IBERO). 

Esto tiene que ver también con la cultura de la violación que sustenta prejuicios y normaliza la violencia sexual, por ejemplo, en el caso de las víctimas de sumisión química al momento de denunciar se les descalifica, porque al no recordar los hechos con claridad señalan que no tienen pruebas suficientes para poder corroborar los hechos. 

Caso Gisèle P

Durante diez años, Gisèle P. fue víctima de sumisión química ejercida por su esposo Dominique Pelicot, de 71 años, quien drogó a su esposa para permitir que la violaran decenas de hombres, en Mazan, Francia. 

El caso de Gisele P. es un claro ejemplo de cómo opera este fenómeno, cómo puede destruir la vida de las víctimas y cómo la cultura de la violación se beneficia de la sumisión química para poder ejercer control sobre el cuerpo de una mujer.

La francesa Gisele P. no era consciente de las violaciones porque estaba bajo los efectos de somníferos y ansiolíticos, fue hasta el 2020, que cometió los delitos y ella se enteró por una notificación por parte de los policías de su país. 

Su esposo Dominique fue sorprendido por la policía francesa grabando bajo las faldas de las mujeres en un centro comercial, por lo que fue detenido en el año 2020. La policía confiscó su teléfono y computadora en la que encontraron más de 2 mil pruebas (fotos y videos)  de las violaciones contra su esposa. 

La investigación revela que Dominique contactaba a hombres por internet para violar a su esposa Gisèle P., después la drogaba con somníferos y ansiolíticos en su comida y bebida. En total, hallaron 92 agresiones sexuales cometidas por 72 hombres entre los 26 y los 74 años. 

50 de ellos fueron identificados, y la mayoría son acusados de violación con agravantes o en grado de tentativa y están siendo juzgados junto a Dominique. Por otro lado, Dominique enfrenta nueve cargos, entre ellos violación con circunstancias agravantes, drogar a una víctima para cometer una violación y compartir imágenes relacionadas con esas agresiones.

A raíz de estas agresiones, Gisèle P. fue diagnosticada con cuatro enfermedades de transmisión sexual y un fuerte estrés postraumático. Ante estos hechos, su hija Caroline realizó la campaña M’endors pas, (“No me duermas" en español) que busca sensibilizar y prevenir a la sociedad sobre las agresiones sexuales facilitadas por fármacos, es decir, por la sumisión química

¿Cómo prevenirla?

La guía “Sumisión química. Guía informativa para adolescentes y jóvenes”  de E. López Hidalgo, médico forense, señala que la sumisión química es uno de los delitos contra la libertad sexual más frecuentes y en su mayoría las víctimas son mujeres jóvenes por lo que generó una investigación para prevenir este fenómeno. 

Recomendaciones:

  • Vigila lo que comes y lo que bebes 

  • Presta atención cuando te sirvan la bebida y la comida 

  • No dejes tu bebida o comida abandonada 

  • No aceptar bebidas o comida de desconocidos