Érase una vez, una historia en donde el terror corporal, la rabia femenina y los estándares de belleza hegemónicos convergen para hacer una crítica que denuncia la violencia estética en los cuentos de hadas. 

La hermanastra fea (Den stygge stesøsteren), película noruega de 2025 dirigida por Emilie Blichfeldt, reimagina el clásico cuento de la Cenicienta desde una mirada oscura y satírica.

La película, que ha sido comparada con La Sustancia, de la directora francesa, Coralie Fargeat —nominada al premio Óscar 2025 por Mejor Película— llegó a cines mexicanos este 11 de septiembre. 

¿De qué trata la película “La hermanastra fea”?

Lea Myren interpreta a Elvira, una adolescente huérfana cuya vida está marcada por la ambición de su madre, Rebekka (interpretada por Ane Dahl Torp) y la presión social por asegurar riqueza a través del matrimonio.

Esta situación refleja una de las estrategias históricas mediante las cuales muchas mujeres en Europa lograron sobrevivir y obtener cierta autonomía frente a la discriminación de género, en un contexto que limitaba sus opciones económicas y sociales.

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Elvira sueña con un príncipe azul, uno que ha idealizado durante toda su vida a través de historias y cuentos de hadas, por lo que hará lo imposible para conquistarlo y cumplir con los deseos de su madre, una mujer envuelta en vicios y cuyos cuidados son meramente estéticos. 

Tras el fallecimiento de su esposo, y a pocos días de contraer matrimonio, la madre de Elvira hará lo imposible para crear una versión “bella” de su hija, quien ha sido considerada fea a lo largo de su vida, y salvar sus vidas de la pobreza. 

A la par, Cenicienta, representa el ideal de belleza occidental que Elvira desesperadamente desea alcanzar: delgada, rubia, con ojos azules, e incluso, pies pequeños. 

¿Cómo se relacionan el terror corporal y la violencia estética?

Cenicienta solo existe una. Las demás somos la hermanastra fea, luchando por encajar en el zapato", dijo la directora de la película en una entrevista con The Hollywood Reporter, el pasado enero.

Según explicó Blichfeldt, su reinterpretación del cuento de los Hermanos Grimm y de la animación de Disney, retoma el elemento mágico del cuento de hadas y lo transforma en vividas reflexiones e imágenes sobre cómo las mujeres batallan con la imagen corporal y luchan con integrarse a la feminidad hegemónica. 

Como la violencia estética, un tipo de violencia que ocasiona daños físicospsicológicos y sociales por la imposición de estándares de belleza, el terror corporal o body horror utilizado en la película es una forma de explícita de retratar la presión social por alcanzar lo ideal, lo bello y, en gran parte, lo sumiso, pequeño y que no cabe. 

Y es que si bien la película utiliza el gore y efectos prácticos sanguinarios, el clímax de la película se da después de que el príncipe emprende su camino por encontrar al “amor de su vida” a aquella cuyo pie encaje perfectamente en una zapatilla. 

Elvira hará todo por encajar, traspasando los límites de su cuerpo y reafirmando la creencia de que las mujeres deben ocupar el menor espacio posible. 

Terror corporal feminista en el cine

La hermanastra fea se une a una ola de películas de terror corporal dirigidas por mujeres que utiliza las transformaciones radicales, las mutaciones grotescas y las expresiones exageradas para denunciar la violencia ejercida sobre los cuerpos de las mujeres dentro del sistema de opresión patriarcal.

No se trata únicamente de representación obscena, sino de una claro ejemplo de cómo los cuerpos feminizados son un campo de batalla que luchan contra los estereotipos de género, los estándares de belleza, la maternidad e incluso la menstruación.  

El terror corporal de películas como Jennifer's Body (2009) de Karyn Kusama, Raw (2016) de Julia Ducournau y Titane (2021), también de Ducournau no es “dar miedo”, sino visibilizar y exponer cómo el ideal de la feminidad, en sus múltiples rasgos, es una forma de violencia estructural, y en el caso de La hermanastra fea, de violencia estética