¡2025! Un año más en este espacio como dice la canción de Mecano, así que comenzaré a desdoblar la alfombra roja por donde desfilarán en los próximos 12 meses temas esenciales ya sea por importantes, novedosos, delicados, cuestionadores, y/o reflexivos, siendo este espacio la portavoz de diversas necesidades de sus lectoras y lectores.

Siempre con el compromiso de contribuir y visibilizar las condiciones de las mujeres, niñas y adolescentes. Lo cual no excluye a hombres, jóvenes, niños y diversidad desde la toma de consciencia y desde su propia problemática, mirando así a quienes se asoman a este espacio como personas totales y no fragmentadas, todes vamos en el mismo barco. 

Agradezco a quienes nos leen puntualmente, y a quienes han contribuido con sus historias, temáticas, sugerencias y discusiones dando vida a este espacio. Volviéndose además replicadoras de la columna en otros medios, con sus redes, en sus clases para discutirlos, y en las pláticas de café, apropiándose del espacio, gracias, gracias, gracias. 

Pues bien, iniciamos un año muy intenso, con muchos cambios en la política, en la dinámica económica, en lo climático, en la salud, en la forma de trabajar, de relacionarnos y de vivir, lo cual en mayor o menor medida, afectó al aumento de la violencia hacia las mujeres, en la incertidumbre de la población ante los conflictos bélicos, las “catástrofes naturales” que en mucho son a causa de omisiones realizadas en las políticas públicas de los países.

El recrudecimiento de la violencia social, política y de las personas. No ha sido poca cosa la polarización que tuvimos en las elecciones pasadas y que aún se mantiene latente. Todo esto seguirá seguramente los primeros meses del 2025, así que habrá que construir puentes y/o nuevas formas de comunicación, porque una sociedad dividida, temerosa, intolerante, violenta y radical difícilmente crecerá. 

Dicho contexto tiene un impacto directo en nuestra vida cotidiana, cada vez la violencia esta más cercana a nuestros círculos, mucha gente fue afectada en sus viviendas y vida cotidiana con las lluvias atípicas que terminaron en inundaciones y destruyendo el patrimonio de muchas familias.

Escuchar las noticias te mantiene en un estado de incertidumbre y miedo, la desaparición de diversas instituciones del Estado en su reestructura conlleva al desempleo, lo cual trastoca a las familias, la migración y la crisis humanitaria que se desbordará al asumir la presidencia Donald Trump, las posturas transfóbicas en el deporte, el tema del abasto del agua, nos habla de mucha tensión, enojo y frustración en la sociedad, lo cual despuntará en manifestaciones, en la salud y en una crisis en la salud mental, algo que desde pandemia venimos arrastrando y que ahora se evidenciará aun más.  

Al mismo tiempo que sopesamos todo lo anterior, en lo individual muchas personas vivieron un año tormentoso emocionalmente, muchas parejas se separaron, contactaron con la realidad de su vida, tuvieron pérdidas diversas como el fallecimiento de su padre, la madre, perrhijos, gathijos, comenzaron su tránsito a la menopausia.

Lidiaron con diversas enfermedades; hubo separaciones de pareja, amigas, amigos, familia y laboral; estuvo presente el conflicto entre el “deber ser” y lo que quieren ser, dichas personas han dado la batalla y van de gane aunque no les fue fácil, pero en este transitar tendrán un poco más de claridad hacia dónde dirigirse.  

Este año habrá que buscar anclas como decía Ernest Hemingway, para sentirnos un poco más firmes, buscando estar con aquellas personas que nos dan cierta tranquilidad, fomentar el contacto humano, la cercanía, promover la confianza, reunirnos para disfrutar, para acompañar y acompañarnos, para sentirnos, para compartir momentos buenos y no tan buenos, ser y promover la tolerancia, la escucha activa.

Tal vez sea momento de contactar con nuestra sombra y saber qué nos quiere decir, dejar de sancionar a nuestro lado oscuro y abrazarlo para saber de dónde proviene y cómo funciona en nuestro andar. 

Imagen

Es tiempo de tomar decisiones, nada fácil, pero eso ayudará a depurar y cimentar nuevos caminos para transitar este nuevo año, trabajar en nuestra salud mental será sin duda la mejor inversión y el mejor regalo que podremos darnos.

Mirarnos bien y comenzar a reconocernos, auscultarnos, tocar nuestros ojos, nuestros brazos, nuestra piel, nuestros labios y toda nuestra cuerpa con la idea de darle un lugar.

También será necesario mirar aquello que no es físico y que poco se considera cómo nuestro sentir al mirarnos en el espejo, al sentirnos cerquita de una misma, al abrazarnos y aceptarnos. El darnos oportunidad de mirar el amanecer y el anochecer, sin correr, será otro regalo.

Trabajar en una, implica entre muchas cosas que la historia social y familiar no se coma nuestra vida, que pueda mirar si la hay, la parte linda de nuestro linaje familiar para que nos acompañe en este nuevo viaje.

La oscuridad nos da miedo, pero dentro de ella podemos encontrar también maravillas que con los reflectores no alcanzamos a mirar. Es momento de mirarnos en todo sentido, de dedicarnos tiempo, de reconstruirnos, de amarnos, respetarnos, replantearnos y acompañarnos en los nuevos rumbos que habremos de comenzar a construir dentro de un mundo que se está transformando.