Muchos años han pasado ya desde que las primeras mujeres alzaron por primera vez la voz en defensa de sus derechos. Las precursoras de este movimiento social fueron mujeres que pugnaron por el derecho a ejercer el voto; el día de hoy, resulta impensable que el derecho al sufragio era sólo para una parte de la población (los varones mayores de edad), así como el derecho a estudiar, trabajar fuera de casa, entrar a una cantina, entre otras tantas cosas que se limitaba a las mujeres a realizar en diferentes lugares del mundo. No obstante, todavía existen múltiples dificultades para acceder a las mismas oportunidades entre las personas por razones de género.
La batalla por la adquisición de derechos
Poco a poco el movimiento feminista ha ido visibilizando a lo largo de la historia las diferentes desigualdades entre hombres y mujeres que existen aún en nuestra sociedad.
Uno de los mayores avances en materia de igualdad ha sido el que las mujeres, con base en los avances de la ciencia, puedan decidir acerca de su reproducción: los métodos anticonceptivos revolucionaron la manera de concebir la sexualidad de las mujeres, ya que se pudo desligar de la reproducción.
Otro logro de este movimiento es sin duda, el hecho de que en diferentes lugares del mundo se pueda acceder a una interrupción del embarazo de manera legal y con las condiciones adecuadas para velar por la integridad física de las mujeres durante este proceso.
De igual forma se reconoce como un avance importante en materia de derechos de las mujeres, la ocupación de espacios públicos alcanzados en el ámbito político, el acceso a carreras universitarias y a ejercer distintas profesiones, las cuales nos hablan de una autonomía conseguida a través del empoderamiento.
El sector detractor de estos derechos
Estos avances importantes en materia de igualdad entre hombres y mujeres en la sociedad, son, por decirlo de alguna manera, mal vistos por un sector de la sociedad que pugna porque las mujeres se queden en el espacio privado, realizando labores dentro de los hogares; de esta forma se apuesta al sostenimiento de un tipo de familia tradicional que se conforma por un hombre y una mujer, con hijos e hijas, en donde se requiere que el varón sea el proveedor de los recursos materiales que se consiguen en el espacio público, para que las mujeres se puedan quedar en la casa cuidando a los hijos e hijas y haciéndose cargo de los trabajos de cuidado indispensables para la manutención de los hogares.
Este modelo de familia que se acaba de describir, es la idea de familia por el que se pugna desde una mentalidad conservadora, que considera a los diferentes derechos de las mujeres a los que se ha hecho referencia, como una afrenta a los valores ‘tradicionales’ de la sociedad.
El luchar por los derechos de las mujeres y ejercerlos, desde este pensamiento conservador, se entiende como un peligro para la sociedad, pues se habla incluso, de querer destruir las bases fundamentales que dan cohesión a las comunidades. Con base en esta lógica, si se continúa avanzando en la concreción de los diferentes derechos de las mujeres que hacen falta aún consolidar se pone en riesgo la estabilidad social.
No se diga de los derechos de la población de la diversidad sexo genérica, pues para este sector de la población que se ha conceptualizado como conservador, son inviables y afectan al “funcionamiento” de las sociedades e incluso de la vida misma.
Es preocupante que el movimiento conservador, que pugna por frenar los derechos de mujeres y de la comunidad LGBTI+ tenga representación importante en muchos lugares del mundo, influyendo en las sociedades por la vía de diferentes medios sociales y políticos, y convirtiéndose así, en fuertes atentados de los avances en materia de derechos que las mujeres se han tardado siglos en alcanzar.
De ahí la importancia de que como sociedad informada, que apela por la defensa de los derechos humanos, cuidemos la perpetuación de los derechos que se han conquistado en materia de igualdad entre hombres y mujeres, y sigamos trabajando en concretar muchos otros que son indispensables. Cerremos el paso a los diferentes medios que utiliza el movimiento conservador o neoconservador, caracterizado por preservar un pensamiento tradicional, generalmente conocido como derecha, de tener influencia social y política, de lo contrario, nos enfrentaremos a un retroceso lamentable en materia de derechos humanos.