Las mujeres no solo nos agruparnos para ser visibles y luchar por nuestros derechos, también para arroparnos, mirarnos, escucharnos, deconstruirnos y construirnos de manera colectiva. Creamos estrategias en las diversas esferas para resolver las necesidades básicas no resueltas por el Estado y las políticas públicas. Una de tantas importantes, es la autonomía económica para lo cual se requiere la suma de diversos actores y entes.
Las brechas de género documentadas
Las brechas de género están presentes en todos los ámbitos, uno de ellos es el mercado laboral, lo cual fue visibilizado en octubre, por la economista Claudia Goldin, Premio Nobel de Economía 2023. Lo cual me llevó a pensar, en la repercusión que esto tiene para las mujeres indígenas, rurales y citadinas que no cuentan con un trabajo formal y remunerado. Mujeres que, por conflictos de crimen organizado, violencia y/o políticos, abandonan sus comunidades, o bien, no cuentan con los servicios básicos, o, las mujeres privadas de la libertad que difícilmente al ser liberadas pueden incorporarse al campo laboral formal, y/o las mujeres sobrevivientes de feminicidio que no pueden trabajar durante su recuperación física y legal.
El valor de la acción colectiva
Las mujeres descubrimos que la acción colectiva y la creación de redes, trae ciertas ganancias a todos los que participan, no sólo económicas, sino también, son puentes que permiten el diálogo, la construcción de propuestas, el ejercicio de derechos, posicionar agendas, e ir solucionando de apoco, las necesidades básicas de los diversos grupos. Las colectivas también se convierten en bálsamos y espacios seguros para las mujeres, donde pueden curarse unas a otras y/o gestionar los apoyos necesarios, en ocasiones para resguardar su vida.
El resultado de sumar voluntades responsables y diversas
En octubre, se realizó la venta de productos con causa, promovido por el Fondo Semillas, mujeres sembrando igualdad, en colaboración con H&M Perisur, quien abrió el espacio a cinco organizaciones de mujeres, para vender sus productos y visibilizar sus causas. Ana Navarro, responsable de alianzas empresariales, resaltó “la importancia de estas acciones en favor de los grupos de mujeres, es una forma de apuntalar su autonomía económica, como Fondo tenemos 32 años de experiencia y actualmente apoyamos a 169 organizaciones, lideradas por mujeres que trabajan diferentes temáticas en pro de sus derechos, proporcionándoles recursos, fortalecimiento y acompañamiento”.
Las cinco organizaciones participantes fueron:
- Tosepan Pajti: una cooperativa que trabaja el tema de salud integral, promueven el consumo de alimentos sanos, elaboran productos con plantas medicinales y cuidan a las abejas meliponas en Cuetzalan, Puebla.
- Corazón verde Ñepi Behna: ofrecen artesanías de Hidalgo, Chiapas, Puebla y Ciudad de México por medio del comercio justo para organizarse y crecer económicamente.
- Fundación Cause Ciudadano: espacio para mujeres que han vivido violencia o han estado privadas de su libertad. Las apoyan para generar ingresos económicos a través de la elaboración de productos textiles con materiales reciclados.
- Tlali, Bienestar y Conservación: mujeres afroamericanas e indígenas del estado de guerrero, quienes realizan alfarería para venta y, además, llevan servicios médicos a las comunidades más aisladas y de difícil acceso.
- Sobrevivientes de feminicidio: se encuentran en Xalapa, Veracruz, Ciudad de México, Oaxaca, Nuevo León, Yucatán, Chiapas, Guerrero y San Luis Potosí; venden productos artesanales y las muñecas Bientrechas, que se suman a la sanación, restauración y dignidad de las mujeres durante su proceso legal y psicológico.
Podemos observar que la suma de voluntades diversas y comprometidas con los derechos de las mujeres, siembran el caminito para su autonomía económica, que a su vez abona a la construcción de una sociedad más justa en la cual habitamos todas y todos.