¿Alguna vez te has preguntado si puedes ser feminista y enviar nudes? O por el contrario, ¿está mal no querer hacerlo? Los debates alrededor de esta práctica parecen estar divididos, por un lado se estigmatiza a las mujeres que disfrutan de juegos eróticos y de compartir su sexualidad con su pareja y vínculos a través de fotografías, y por el otro, se cree que es el epítome de la liberación sexual.
Ambos extremos refuerzan la polarización que existe en torno a la sexualidad de las mujeres, sin embargo, la realidad es que en la era digital, el sexting es una práctica común, especialmente entre personas jóvenes.
Para saber más sobre el fenómeno de enviar fotografías eróticas y su relación con el deseo, la intimidad y el feminismo platicamos con Flor Arriola, sexóloga y licenciada en Periodismo.
Repensar el concepto de intimidad y deseo
Enviar fotografías eróticas implica problematizar el contexto social y cultural en el que vivimos las mujeres, así como combatir los estigmas que se asocian con la sexualidad femenina para encontrar un equilibrio en su expresión. Flor Arriola señala que para iniciar este viaje, lo primero que se debe hacer es cuestionar lo que se entiende por intimidad e intimidad compartida. Vamos por partes.
La intimidad es una experiencia única y se manifiesta de distintas maneras en cada mujer. Mientras algunas prefieren no compartir imágenes íntimas como una forma de preservar su espacio personal, otras disfrutan estas prácticas como una vía de exploración y conexión. “Todo depende de la concepción que cada mujer tenga sobre lo que es la intimidad”, explica Arriola.
La sexóloga cuenta que un reto pendiente que tenemos, es repensar de qué forma somos capaces de leer el deseo ajeno hacia nosotras, reflexionar sobre cómo lo percibimos para así determinar qué hacemos con el deseo del otro y qué nos genera: “Seamos conscientes de lo que nos genera satisfacción o no, no solo a la hora de enviar una foto, sino a la hora de cualquier cosa a la hora de relacionarnos”.
Sacralización de la sexualidad femenina
En un contexto en el que parece que la liberación sexual de las mujeres está cada vez más en riesgo, es importante recordar que las ideologías constantemente generan mensajes contradictorios sobre lo que significa ser una mujer. En sociedades más conservadoras se argumenta que la sexualidad es sagrada y que debe ser cuidarla. Recordemos que la forma en que las mujeres viven y experimentan su sexualidad está profundamente enraizada por factores sociopolíticos y culturales, los cuales determinan y configuran a las mujeres como seres sexuados.
Para Flor Arriola, uno de los principales factores que inhiben la posibilidad de reconocernos como tal es la sacralización de la sexualidad femenina, que sataniza todo aquello relacionado con el deseo, la autoexploración y satisfacción.
“Es difícil reconocerse de manera satisfactoria a una misma porque los mensajes que recibimos son tan contradictorios que exige autoconocimiento y sobre todo ser conscientes que somos seres relacionales. Hay que insistir mucho en la búsqueda de la propia de los propios deseos”.
La sacralización de la sexualidad es una herramienta utilizada por las narrativas patriarcales, que revictimizan a las mujeres que exploran su sexualidad a través de chats eróticos o el intercambio de nudes. Y es que cuando las fotos se exponen sin consentimiento, a quienes se les recrimina y responsabiliza es a las mujeres.
“Tendríamos que tener prácticas de autodefensa en este contexto para evitar ser agredidas o para evitar que otra compañera sea agredida”.
¿Sigo siendo feminista si mando nudes?
A veces, el valor católico de la culpabilidad lleva a que las mujeres sientan vergüenza de expresar su sexualidad, es por eso que antes de entrar en un juego erótico de intercambio de fotografías intimas, es importante conocer que hay peligros, para actuar en consecuencia de situaciones de agresión o divulgación no consentida, por lo que hay que tener medidas precautivas al momento de mandarlas, como borrar tatuajes de cuerpo, eliminar el rostro e incluso poner marcas de agua.
Pero sí ya decidiste que vas a enviar nudes con tu pareja o algún vínculo íntimo, debes tener claras las “reglas del juego”. “Cada juego tiene normas y peligros, hay que ser consciente de que estamos jugando a mandar fotos de contenido de desnudez, y ese juego debe tener cosas buenas y satisfactorias, así como tener reglas claras”, explica Flor.
Sin embargo, se debe tener en cuenta que no es una obligación y hay que tener cuidado con los discursos que encasillan a las mujeres y lucran con los cuerpos ajenos. Desde criticar el empoderamiento a las narrativas conservadoras.
“Parece que en este discurso de que tenemos que empoderarnos a través de nuestro cuerpo le sirve a todas. Es importante encontrar el lugar donde cada una estemos a gusto, y no tenemos que fingir ser las más liberadas y ponernos a mandar fotos porque alguien nos ha dicho que nos tenemos que liberar. Si no, lo que hacemos es salir de un marco para meternos en otro igual de encorsetado y limitador”.
Finalmente, Flor reflexiona “Nos apropiamos de nuestro cuerpo, de nuestros coños, de nuestros pechos, somos nosotras soberanas y decidimos qué hacer con él”. Y esto puede significar, decidir enviar nudes dentro de una dinámica previamente discutida o elegir no hacerlo.
¿Y cómo hacer un sexting seguro?
En el pasado ya hablamos de la importancia de hacer sexting en un espacio seguro y consensuado para ti, así que aquí te compartimos algunos tips de cuidado:
- Utiliza plataformas seguras: usa aplicaciones con cifrado de extremo a extremo, como Signal o Telegram, que protejan tus mensajes y contenido.
- Evita mostrar tu rostro o elementos identificables: no incluyas tu cara, tatuajes, cicatrices u otros detalles que puedan revelar tu identidad.
- Configura la autodestrucción de mensajes: usa funciones que eliminen automáticamente fotos y videos después de cierto tiempo para minimizar riesgos.
- Desactiva el almacenamiento automático: evita que las imágenes se guarden automáticamente en la nube o en la galería de tu dispositivo.
- Ten cuidado con las capturas de pantalla
- Usa contraseñas seguras en tus dispositivos: protege tu teléfono y aplicaciones con contraseñas fuertes y autenticación en dos pasos.
- Habla con la otra persona sobre privacidad y consentimiento: asegúrate de que ambas partes están en la misma sintonía sobre el manejo y eliminación del contenido.
- No compartas contenido bajo presión: solo envía imágenes o videos si realmente te sientes cómoda y confías en la persona.
- Guarda pruebas en caso de amenazas: si alguien intenta extorsionarte, mantén evidencia y busca apoyo legal o institucional.
Y por último si te es útil te compartimos esta guía sobre los pasos que debes seguir si compartieron contenido íntimo sin tu consentimiento.