¿Y qué vamos a hacer este Año Nuevo? No sé, resuelve. Esta respuesta oscila entre la comedia del "resolver", pero dentro de este supuesto, también está una verdad innegable: las mujeres son las resolvedoras de fin de año por excelencia y es momento de cuestionar este paradigma con mejor responsabilidad afectiva y una distribución del trabajo justa. 

¿Por qué la mujer es la resolvedora del 31 de diciembre? Sólo basta con recordar quién prepara la ropa de los hijes para la cena, quién organiza los chats familiares, quién compra los regalos del intercambio en la familia nuclear, quién organiza los deberes de la cena o algo aún más simple: ¿quién se levanta más temprano en estos días para picar ingredientes y limpiar la casa?

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Foto: Cuartoscuro

De esto surge el debate del "resolver", que aunque se ha tergiversado, no tiene una relación con lo monetario, sino con la facultad que tenemos todas las personas de ejercer la empatía y aligerar la carga mental de las personas que amamos

En este 31 de diciembre, es momento de que, desde la colectividad como hijes, hermanes, pareja comenzamos a resolver como acto de amor. 

Estrés decembrino y rol de género

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, el 80% de las mujeres percibe un aumento considerable de estrés en el mes de diciembre, esto a causa del mandato de género que le demanda a las mujeres del hogar, producir el mejor evento posible. Desde una buena decoración, un hogar limpio, una buena comida, la comodidad del espacio y por supuesto: Atender a toda la familia

Esto último lo explica María Elena Esparza Guevara, maestra en Desarrollo Humana y fundadora de Ola Violeta en "Navidad, cuidados y otro menú", donde expone cómo son las mujeres quienes se atañen a una carga de trabajo insostenible; nadie le resuelve, pues es su deber garantizar la perfección en estas fechas, a costa de su salud mental, insomnio, estrés y doble jornada laboral (remunerada y en casa).

Toda esta planeación recae en las mujeres con días de antelación, quienes encargan en la carnicería lo que necesitan, apartan el lomo de cerdo que quieren, compran los kilos de fruta para alcanzar lo que necesitan, piensan en qué regalar en el intercambio (el de ella y el de su esposo e hijes), qué ropa deberá planchar y se encarga de enviar los mensajes a tiempo con recordatorios en el grupo de la familia. 

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La mujer decembrina vive ejerciendo una práctica conocida como cuidados pasivos, que podemos entender como toda aquella planeación constante que hacen las mujeres mientras hacen otras tareas, esto produce insomnio y estrés, factores sumamente oxidativos en la vida de las mujeres, ¿sabías que incluso duermen menos por estar pensando en cómo cuidar y proveer a su familia? Te dejamos a continuación nuestro artículo explicativo de los cuidados pasivos donde entrevistamos a la doctora Verónica Montes de Oca para dimensionar las consecuencias de estos cuidados en nuestra salud mental. 

31 de diciembre, pero con responsabilidad afectiva

Ahora sí, con este escenario sobre la dinámica familiar que ya todes conocemos, es momento de ponernos la capa de resolvedorxs y acompañar a las mujeres que ponen el cuerpo y mente, en estas fechas. Estas son cinco recomendaciones que podemos comenzar a practicar y con ello, producir una revolución en la cena de fin de año:

  • 1) No esperes a que te sirvan la cena, acércate a la cocina y sé activx en cómo puedes apoyar; no necesitas cocinar, acciones como lavar la fruta o salir a la tienda, pueden aligerar la carga de trabajo. 
  • 2) ¿Después de la cena todos ven la tele o salen al patio a platicar mientras las mujeres limpian la mesa y lavan la pila de trastes? Detén esta cadena de comportamiento; lava tu plato y tu vaso donde cenaste. 
  • 3) Apoya a tu esposa/hermana/abuela/tía con la compra de regalos, no las dejes solas, acompáñalas, opina y mantente activx; los intercambios navideños son responsabilidad de tu familia nuclear, no sólo de ellas. 
  • 4) Pregunta con días de anticipación qué hará para la preparación de la cena y a qué hora iniciará sus trabajos en casa; levántate temprano con ellas y ofrece tu ayuda. 
  • 5) Recuerda que también puedes aportar a la cena con un postre, un guiso o una bebida, con actividades divertidas o juegos de mesa; la responsabilidad de crear una velada inolvidable para la familia no es de mamá, ni de las abuelas o tías, es de todes. 

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