Se termina un año más, 2023, y somos las mujeres quienes seguimos cuidando en los diversos espacios y ámbitos de la vida. De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre uso de Tiempo (2019), a nivel nacional, la población de 12 años y más reportó en promedio 9.3 horas dedicados a cuidados directos (actividades para atender, asistir, acompañar, vigilar y brindar apoyo a los integrantes del hogar o a otras personas). Las mujeres reportaron 12.3 horas de estos cuidados, mientras que los hombres tienen un promedio de 5.4 horas.
La Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados, 2022 considera como población objetivo de cuidados a las personas con alguna discapacidad o dependencia, a las infancias de 0 a 5 años, a las niñas, niños y adolescentes de 6 a 17 años y a la población adulta mayor de 60 años y más. Según esta encuesta, del total de hogares en el país, 77.8 % tenía al menos una persona que pertenecía a la población objetivo de cuidados.
Podemos preguntarnos, ¿quiénes son las personas que cuidan a la población objetivo?, ¿mujeres?, sí. Así, las dos encuestas, los datos más recientes refieren que siguen siendo las mujeres las principales cuidadoras de y en los hogares.
Las mujeres somos las “responsables” de los diversos cuidados en las familias, desde lo cotidiano como la gestión de las compras para la alimentación, hasta quienes buscan a sus hijas e hijos desaparecidos en el país.
Cabe preguntarnos qué se está haciendo desde el Estado y el mercado como corresponsables del más del 50% de la población, qué opciones de trabajos remunerados se están generando u ofreciendo, qué opciones de servicios se están creando para que las mujeres no tengan doble carga de trabajo o doble presencia; cuáles son las alternativas o soluciones que se están proponiendo como opciones para las futuras elecciones para las mujeres que están —que estamos cuidando— ya que somos quienes seguimos sosteniendo la economía formal e informal.
Un año más, en el que las mujeres seguimos visibilizando la importancia de reconocer y redistribuir los cuidados en los diversos espacios; y aún hay mucho por hacer, pues entre más visibles son los cuidados, y quienes los hacemos, también se visibiliza la violencia y la poca seguridad que tenemos para llevarlos a cabo, dentro o fuera de los hogares. Dentro porque frecuentemente hay un desgaste físico y/o emocional; fuera porque no sabes si vas a regresar a tu casa, no sabes si te van a secuestrar o asesinar; no hay derechos mínimos para quienes cuidamos, las mujeres.
Por ello, hay que preguntarnos quiénes nos cuidan a quienes cuidamos, ¿o es que no hay opciones? Y seguiremos, cuidando y aportando, sí, a nuestras familias, a nuestros hogares, pero ¿Y las responsabilidades del Estado?
Así, que qué podemos hacer, cuidarnos entre nosotras y sí, seguir exigiendo nuestros derechos, exigiendo que se garanticen los cuidados de todas las personas, no sólo por épocas, sino porque es un derecho que tenemos, un derecho que se debe garantizar todos los días.