¿Sabías que el trabajo de cuidado repercute directamente en el desarrollo y la movilidad social de las mujeres en nuestro país? Un reporte realizado por el Centro de Estudios Espinosa Yglesias recupera una serie de estadísticas que demuestran la urgencia de un sistema de cuidados nacional y de fomentar el autocuidado en las mexicanas.
El documento expone el carácter interseccional del cuidado y su relación con el curso de la vida, es decir, cómo nos desarrollamos. Además, señala cómo las mujeres que cuidan tienen serias repercusiones educativas, laborales, sociales y políticas que dificultan el acceso a una vida plena.
En este sentido, te explicamos los datos más relevantes de este informe y lo importante que es mantener presente que todas las personas debemos involucrarnos en el cuidado y también, somos poseedoras del derecho a ser cuidadas.
Un sistema de cuidados nacional por la prevención de violencia
Lo primero que debemos señalar es que un sistema de cuidados es un conjunto de políticas, programas y acciones articuladas, todo esto incluye lo siguiente:
- Políticas educativas
- Políticas sanitarias
- Políticas de salud
- Políticas de vivienda
- Políticas laborales
- Hacendarias
- Protección civil
- Leyes y regulaciones
- Normas para garantizar el derecho al cuidado
Una creencia a derribar es que el cuidado no tiene nada qué ver con los hombres y que, en realidad, no tiene ninguna clase de repercusión en su vida. El reporte señala que el precio ante la ausencia de un sistema de cuidados nacional lo pagamos todas, todos y todes.
¿De qué manera nos atraviesa esto? En primera instancia, recordemos que si el trabajo de cuidado fuera remunerado, este aportaría el 24.3% del PIB nacional (más que la industria manufacturera y comercial); en perspectiva, que las mujeres no sean reconocidas por sus jornadas no remuneradas, repercute en el desarrollo del país y en la calidad de vida de todas las personas.
El impacto del cuidado está implícito en prácticamente todo espectro social, presente, pasado y futuro, aunque esto pueda resultar complejo de entender, de manera concisa, lo podemos entender en cómo las personas fueron / serán cuidadas en su primera infancia.
Sin un sistema integral de cuidados en todo el país, se produce una ausencia del desarrollo en infancias y estimulación, propicia que vivan circunstancias de violencia -educación violenta, agresiones y abusos-. Esta falta debida de cuidados articulados (por parte del padre, madre y Estado) también se traduce en embarazo infantil/ adolescente, abuso sexual infantil, homicidios/feminicidios e incluso, en la deserción universitaria de miles de mexicanas anualmente.
Sobre esto último, te recomendamos leer: ¿Cómo influye en la vida laboral de universitarias el trabajo de cuidados?
El informe señala que las implicaciones de esta ausencia del sistema de cuidados ha producido históricamente daños casi irreparables.
De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), quienes proveen cuidados -además de no haberlos elegido-, ven seriamente afectada su salud física, mental y enfrentan problemas psicosociales, especialmente, en las personas que dan cuidados extensos y jornadas laborales muy intensas, al no existir ningún apoyo comunitario, social ni Estatal, la calidad de vida de las mujeres se ve atravesada y con ello, todo lo que implica, como por ejemplo, el abandono de su trabajo remunerado y daños en su salud mental.
"La ausencia de un sistema de cuidados afecta las oportunidades de elección de las mujeres y se propician condiciones de violencia física, sexual y psicológica contra las mujeres, niñas y poblaciones" (Cuidado, bienestar y movilidad social en México)
Hablemos de movilidad social y cuidados
De manera concreta, la UNAM explica que la movilidad social es la facilidad que tenemos las personas de cambiar nuestra condición socioeconómica, eso sí, no tiene qué ver con cuánto esfuerzo se ponga, sino por todas las condiciones sistémicas. Por ejemplo, ¿sabías que ser mujer y tener la piel oscura dificulta esta movilidad? Te contamos más de este dato aquí.
Esta posibilidad de mejorar la calidad de vida se ve obstaculizada por cuestiones sistémicas y entre ellas, está la falta de un sistema de cuidados a nivel nacional, el reporte indica una diferencia abismal entre las mujeres que recibieron apoyo en sus labores de cuidado y quienes no:
- Sólo 3 de cada 10 mujeres supera su condición socioeconómica cuando no tiene servicios de cuidado (cuidado infantil)
- Cuando las mujeres cuentan con servicios de cuidado en su localidad, este número se duplica, es decir, que 6 de cada 10 mujeres mejora su movilidad social.
Finalmente, muchas de las mujeres que ejercen tareas de cuidado no participan activamente en el mercado laboral, lo que estanca aún más su movilidad social y desvaloriza su trabajo dedicado al hogar y cuidado.
Según el informe, las mujeres que no participan en el mercado laboral y son trabajadoras no remuneradas tienen un retroceso en su movilidad (lugar de origen), en comparación de las mujeres que se desempeñan en un trabajo remunerado.
Para eso, hay que hacer una distinción importante y es que, las mujeres no sólo tienen derecho a un trabajo remunerado, sino también, a gozar de su tiempo libre, al ocio, al autocuidado, a disfrutar de sus hijes, a descansar y atenderse médicamente en su tiempo libre; no se trata de que las mujeres hagan dobles o triples jornadas de trabajo en sus oficinas / negocios y también en casa para mejorar su movilidad social, se trata de su derecho a ser cuidadas, reconocidas, recibir un salario, repartir las tareas de cuidado y comenzar a sostener la vida de manera articulada a nivel estructural (Estado / sector privado) y familiar.