“Quieren quitarme el río y también la playa. Quieren el barrio mío y que abuelita se vaya (...)”. Estos versos de Lo que le pasó a Hawaii de Bad Bunny resuenan en la mente de miles de personas en México que resisten en la defensa de sus territorios.
La canción, concebida como un grito de denuncia contra la gentrificación y la turistificación en Puerto Rico, encuentra su eco en México, donde las comunidades están luchando para proteger su identidad cultural y su derecho a vivir en sus barrios y ciudades sin ser desplazados por la especulación inmobiliaria y el turismo.
Resistencia desde los barrios
Los lugares que una vez fueron el corazón de la comunidad, ahora son un lugar para otras personas extranjeras. En Oaxaca, el crecimiento turístico explosivo de la capital en los últimos años ha desencadenado un proceso de gentrificación que afecta a barrios tradicionales. Los precios de la vivienda y los servicios han aumentado significativamente, lo que ha desplazado a muchos residentes locales y ha cambiado la identidad cultural de la ciudad. Esto ha causado manifestaciones.
A finales de enero de 2024 seis activistas fueron detenidos en la ciudad de Oaxaca por participar en una protesta contra la gentrificación en la que exigieron a las autoridades del estado la regulación inmediata de las prácticas arrendatarias que han encarecido las viviendas en la capital y en otras regiones del estado. Al respecto, el gobernador del estado, Salomón Jara Cruz, aseguró que esa manifestación “promueve el odio contra los extranjeros”.
Esto no solo ocurre en Oaxaca, la gentrificación y turistificación están cambiando la identidad y la cultura de los barrios tradicionales, desplazando a los residentes locales y reemplazándolos con negocios y desarrolladores extranjeros.
Otro caso es el de la ciudad de Los Cabos, Baja California Sur que ha sido objeto de una gran cantidad de inversión turística y de desarrollo inmobiliario, lo que ha llevado a la expulsión de comunidades indígenas y campesinas de sus tierras. La construcción de hoteles, resorts y campos de golf ha destruido hábitats naturales y ha afectado la biodiversidad de la región.
Foto: Cuartoscuro
La playa es nuestra
En la ciudad de Mazatlán, Sinaloa, ha habido un aumento significativo en la cantidad de turistas que visitan la ciudad, lo que ha llevado a un crecimiento en la industria turística. Además, la ciudad ha experimentado una gentrificación, es decir, un proceso en el que los barrios tradicionales y las áreas residenciales son transformados en zonas turísticas y comerciales.
Un ejemplo de esto es la situación con las bandas de música sinaloense que tocan en la ciudad. Estas bandas son una parte importante de la cultura y la tradición de Sinaloa, y han sido una atracción turística popular en la ciudad. Sin embargo, algunos hoteleros y propietarios de negocios han comenzado a quejarse de que el ruido de la música es un problema y han pedido que se tome medidas para reducirlo.
El hotelero Ernesto Coppel, dueño del hotel Pueblo Bonito, ha sido uno de los más vocales en su oposición a la música. Ha dicho que el ruido de las bandas es un problema para los turistas y ha pedido que se cree una ley para regular el ruido en la ciudad.
Sin embargo, muchos residentes locales y músicos han argumentado que la música es una parte importante de la cultura de la ciudad y que no debería ser regulada de manera que se limite la expresión cultural.
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La situación ha generado un debate en la ciudad, con algunos argumentando que la música es un problema y otros argumentando que es una parte importante de la identidad cultural de la ciudad. Y aquí es donde también se cruza con la canción Turista, donde Bad Bunny canta:
“Tú solo viste lo mejor de mí y no lo que yo sufría
Te fuiste sin saber el porqué, el porqué de mis herida'
Y no te tocaba a ti curarla', viniste a pasarla bien
Y la pasamo' bien”
Los turistas vienen y se van, pero nosotros nos quedamos… En Mazatlán, Tulum, Cancún, Oaxaca, Baja California Sur, la historia es la misma. Los turistas llegan con sus cámaras y dólares y se van con sus recuerdos y souvenirs, pero los locales se quedan con la realidad de una ciudad que está siendo transformada para otros. Los precios de vivienda suben, las rentas se vuelven inaccesibles y los locales se ven obligados a buscar refugio en otros lugares.
En todos estos casos, la gentrificación y la turistificación han tenido un impacto negativo en las comunidades locales, desplazándolas de sus tierras y cambiando la identidad cultural de las ciudades.
La canción de Bad Bunny puede ser vista como un llamado a la acción para que las comunidades mexicanas se organicen y luchen contra la gentrificación y la turistificación, y para que se proteja la identidad cultural y los derechos de los residentes locales.
Pero no todo es tristeza en Lo que le pasó a Hawaii y Turista, también hay esperanza. Ambas canciones son un mensaje de orgullo, de identidad, de pertenencia y un recordatorio de que los locales son los dueños de su tierra, cultura e historia. Y es un llamado a protegerlo.
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