La Ciudad de México, Oaxaca y Veracruz son algunas entidades que se ven atravesadas por un proceso de gentrificación, que es la renovación y reconstrucción urbana y social de áreas deterioradas que atraen a personas de clase media o alta y que suelen desplazar a los habitantes más pobres de los barrios, según la ONU-Hábitat.
Algunas de las consecuencias que ha dejado la gentrificación en el estado de Oaxaca, en Veracruz y en algunas entidades denominadas como Pueblos Mágicos en el país son el desplazamiento forzado de las personas que habitan esas zonas, así como el encarecimiento de la vida, la discriminación y el racismo, comentan Lx Santx, afro-veracruzana y defensora del territorio, y Celeste Cristal Cuevas, investigadora mazateca, a La Cadera de Eva.
Las causas principales de este fenómeno tienen que ver con el proceso de colonización que aún continúa, la creación de programas turísticos como el de Pueblos Mágicos, que se implementó en 2001 por la Secretaría de Turismo para desarrollar el sector turístico, y la creciente ola de pensionados de Estados Unidos que ven en México un lugar ideal para su retiro, explica Lx Santx, quien es una persona no binaria y activista espiritual.
Otro de los factores que abren paso a la gentrificación es la falta de creación de políticas públicas que regulen el tema inmobiliario en México. Además, nuestro país “hemos sido un centro de atracciones turísticas, hemos pasado a ser un centro de diversiones, somos un centro de consumo de drogas para personas del norte global”, comenta la activista.
Encarecimiento de la vida
Para algunos oaxaqueños que viven en otras comunidades alejadas de la capital de Oaxaca como Huautla de Jiménez que se encuentra en el norte del estado, tienen que ahorrar hasta tres meses para ir a pasear a la ciudad, “porque todo es muy caro, el transporte, el hospedaje, la comida”, cuenta Celeste Cuevas, quien habita en el municipio de Huautla de Jiménez.
Eso es una consecuencia de la gentrificación, que las personas originarias del lugar no puedan acceder “a cosas que los turistas pues sí pueden”, explica Cuevas. Otras consecuencias son el racismo y un trato diferenciado, “en cafeterías, en restaurantes, en lugares, incluso hasta en los museos”, denuncia la investigadora mazateca.
Por otro lado, este fenómeno también ha permitido la llegada de un turismo que no respeta a las personas que habitan esos territorios, “es un poco violento, porque no es una situación en donde se haga más conciencia de los impactos que también tiene el que vengan a visitarnos, tanto ecológicos como sociales”, reflexiona Cuevas.
Desplazamiento forzado
En Córdoba, Veracruz, que fue denominado Pueblo Mágico en 2023, sucede algo similar. Lx Santx explica que llega turismo blanco que provoca que la vida se encarezca para las personas que habitan ahí.
El desplazamiento forzado del territorio es uno de los principales problemas que enfrentan las personas de Córdoba. La familia de Lx Santx está atravesando un proceso de despojo por parte de las autoridades. “Estamos en la defensa del territorio de nuestra casa, del Patio de la Estrella, el Foro Multicultural Patio de la Estrella”, el cual es un espacio en el que habita su familia, pero también es un refugio para las disidencias.
En este sentido, denuncia que hay una criminalización de la defensa del territorio, “mi mamá, Lucia Batista, está en este momento como denunciada, demandada, por despojo. Vivimos ahí de generación en generación, y ahora resulta que mi mamá despojó al ayuntamiento de esas tierras, y nos quieren sacar de ese lugar porque se encuentra en el centro histórico, justamente para hacer un centro comercial”.
La pérdida de identidad de los barrios se da por la homogeneización y la blanquea a una estética agringada, esto provoca que los barrios, los centros históricos por la gentrificación dejen de ser habitados, y también se vuelven puntos violentos, llenos de delincuencia, de acuerdo con Lx Santx.
“Hay también un blanqueamiento de la comida, de las prácticas, y los territorios dejan de ser de las personas del lugar, y se convierten en territorio de las personas del norte global, o de quien pueda pagar el territorio”, profundiza la activista.
La Guelaguetza, ¿dejó de ser una fiesta para el pueblo?
Este lunes 22 de julio comenzó oficialmente la Guelaguetza 2024, en medio de acusaciones de gentrificación, racismo y violencia en Oaxaca por parte de mujeres activistas de la región. Celeste Cuevas, con una maestría en Sustentabilidad del agua, explica que desde su creación, el evento no ha sido compatible con los pueblos originarios de la entidad, porque el evento no se lleva a los pueblos, aunque todos los pueblos sí deben de ir a la fiesta que se hace en la capital.
La Guelaguetza es un espectáculo dirigido a personas de fuera, tanto extranjeros como mexicanos, que desconocen la diversidad de los pueblos originarios, según Cuevas. La gentrificación ha contribuido a la privatización del espacio y al encarecimiento de los precios que solo es para quienes pueden pagar, “había boletos que llegaban a costar hasta treinta y dos mil pesos. Entonces, la guelaguetza para los oaxaqueños, jamás”.
“Nosotros solamente somos los que vamos, bailamos, y ni siquiera a veces también se da un trato respetuoso y digno a las delegaciones”, dice Celeste Cuevas.
También denuncia que en Guelaguetza hay una apropiación de los textiles por parte de marcas muy prestigiosas. Por otro lado, el poder que se maneja en la fiesta afecta la identidad de los pueblos originarios. Cuevas menciona que el vestuario de Huautla de Jiménez y la Danza de la Flor de Naranjo se han visto modificados en el evento, mientras que en la comunidad se conserva una forma distinta de bailar.
“Tan increíble nuestro vestuario, en donde se muestra la, la flora, la fauna, todo ese contacto que tenemos con la naturaleza está plasmado en nuestro huipil, en los colores, el agua, es increíble el huipil de la mujer en específico, como para que vayan a la guelaguetza al momento de bailar nos sentamos ahí”, explica Cuevas.
“Las mujeres mazatecas, por ejemplo, nunca nos hemos visto sumisas, yo lo noto desde como viene la crianza, desde mi familia, mis abuelos, mi abuela, mis tatarabuelas, como nos han criado, y para mí es muy doloroso, por ejemplo, ver en la guelaguetza, que tengan que estar agachadas”, detalla la investigadora.
La lucha comunitaria ante este fenómeno
Nuestro país debe implementar políticas públicas que regulen las aplicaciones inmobiliarias, como Airbnb, según la activista afroveracruzana. Sin embargo, menciona que la lucha comunitaria es vital para hacer frente a la gentrificación.
“Es importante que nos organicemos en nuestros barrios y colonias. Creo que la organización vecinal, comunal y barrial es una apuesta importante para prevenir la gentrificación”, concluye Lx Santax.
Por otro lado, la investigadora mazateca reconoce la unión del pueblo oaxaqueño en la lucha contra la gentrificación, destacando la primera marcha que se realizó el sábado 27 de enero en la ciudad de Oaxaca.
Finalmente, Celeste Cuevas invita a “todos los visitantes, tanto nacionales como internacionales, a cuestionarse sobre los lugares que visitan, a tener amor por la naturaleza y por la humanidad, el planeta que tanto lo necesita, y a respetar los lugares, no solo Oaxaca, sino cualquier otro destino que se visite”.