Del 28 al 30 de abril más de 20 mujeres que integran los Consejos Asesores de Áreas Naturales Protegidas (ANP) en México se reunieron en el encuentro “Mujeres consejeras: Intercambio de experiencias 2025” que se llevó a cabo al sur de la Ciudad de México.
El encuentro tiene como objetivo impulsar la equidad de género en la gestión ambiental, así como fortalecer la participación de las mujeres en estos espacios. Los consejos Asesores son órganos de participación de la sociedad local que apoyan y asesoran a la dirección de las ANP con el fin de preservar la biodiversidad y diversidad de fauna en el país.
Por primera vez en 2024 desde la creación del Consejo Asesor de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp) en 1999, se dio un paso hacia la paridad de género cuando la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales, (Semarnat) nombró a Leticia Gutiérrez Lorandi como la primera Presidenta del Consejo Nacional de Áreas Naturales Protegidas durante el periodo de septiembre del 2024 a septiembre del 2027.

De igual forma, por primera vez en su historia el órgano asesor está conformado por 16 mujeres y 14 hombres de diferentes partes del país. En entrevista con La Cadera de Eva, Ivette Peña Azcona, mujer zapoteca y afrodescendiente, originaria del Istmo de Tehuantepec, y quien fue una de las mujeres nombradas como Consejera Nacional de Áreas Protegidas en 2024, reflexionó sobre la participación de las mujeres en la conservación de las regiones naturales protegidas.
"Para mí, estar reunida aquí con todas estas mujeres tiene un profundo significado. Este espacio es una oportunidad invaluable para compartir, reconocer nuestras diferencias y construir juntas caminos futuros que fortalezcan nuestro rol como mujeres en los territorios y en la conservación”, dijo en entrevista.
Este encuentro reúne por primera vez de manera presencial desde 2021 a representantes de las ANP como la Reserva de la Biósfera Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado, Área de Protección de Flora y Fauna Islas del Golfo de California en Sonora y Sinaloa, y la Reserva de la Biósfera Selva el Ocote.
Barreras de la participación de las mujeres
En un oasis verde al sur de la Ciudad de México, dos décimas de representantes y consejeras de ANP se reunieron en armonía para conocer las historias de compañeras de lucha y resistencia en la conservación de los ecosistemas. Atravesadas por diferentes historias y necesidades ligadas a sus respectivas regiones de origen, el evento permitió conocer el trabajo y determinación de cada una de ellas.
“Este encuentro tiene un significado profundo: es cerrar filas, hacer tangible lo que hasta ahora había sido virtual. Queremos mirarnos a los ojos, reconocer nuestras trayectorias, compartir los retos que enfrentamos como mujeres en el ámbito de la conservación ambiental, y sobre todo, identificar los puntos en común”, explicó Adriana Basauri, coordinadora del evento en entrevista con La Cadera de Eva.
Sentadas en círculo, las mujeres que integran los consejos presentaron el esquema de trabajo que ejecutan en sus respectivos estados, y visibilizaron las brechas de género, dificultades y desigualdades sistémica a las que se enfrentan día con día, muchas de ellas similares y otras de más complejas, enraizadas en la diversidad e interseccionalidad.
“Creemos firmemente que no se puede hablar de desarrollo sostenible ni de conservación real sin la participación plena de toda la sociedad. Y si esa participación no es equitativa, si no beneficia al 100% de la población, entonces no es suficiente. No podemos hacerlo solas. Solas no se puede. Pero juntas, sí." (Adriana Basauri)
Ejemplo de ello son las barreras que enfrentan las consejeras en el Área Protegida de Cabo Pulmo en Baja California Sur, donde la representación de las mujeres es de 35% y la de los hombres de 65%. Generalmente, las mujeres viven en zonas remotas, por lo que es difícil el traslado; a ello se le suma la falta de personal permanente y la falta de confianza en el personal femenino, que son quienes luchan contra los monopolios y la propia apatía por la conservación de la zona.
El Área de Protección de Flora y Fauna de Cabo San Lucas, en Baja California enfrenta problemas similares, pues a pesar de que 11 de sus 17 sectores están representados por mujeres, pocas tienen cargo titular debido al estigma. Si bien las mujeres pueden y saben desempeñar las mismas actividades que los hombres como en la pesca, esta sigue siendo una tarea liderada por hombres, lo que implica mayores retos para las mujeres que se suman a la falta de recursos económicos.
En regiones donde la participación de las mujeres en puestos titulares es sobresaliente como en la Reserva de la Biosfera Selva El Ocote, ubicada en la frontera noroeste de Chiapas con Oaxaca, donde nueve mujeres son titulares, las barreras cobran una forma más tradicional y estructural comunitaria, pues las costumbres y las tradiciones dificultan la participación de las mujeres. Mientras quienes tienen altos cargos se enfrentan a complicaciones por limitación al acceso a internet y escasez de recursos económicos.

En entrevista con La Cadera de Eva, Marlen Gutiérrez, presidenta del Consejo Asesor Comunitario del Santuario Playa Ceuta, en Sinaloa narra desde la experiencia personal que muchas veces dudó de sus capacidades al momento de postularse como presidenta, pues en su comunidad la pena, el miedo de hablar y de participar es común entre las mujeres. Firmemente, Marlene Gutiérrez hace una llamado a todas las mujeres que quieran participar y hacer escuchar su voz a tirar la vergüenza por la borda.
“Yo no me considero una líder, pero en mi comunidad sí me ven así: como una mujer fuerte, una líder. Eso me motiva a querer inspirar a otras mujeres. Si yo pude, ellas también pueden. Nosotras también podemos ejercer liderazgo, no solo con fuerza física, sino con pensamiento, con trabajo, con compromiso. A nivel intelectual y profesional, somos iguales”.
Transformar los consejos implica fracturar estructuras de poder
“Cada una de nosotras llega desde contextos muy distintos. Lo que yo vivo como mujer indígena y afrodescendiente no es igual a lo que vive una mujer consejera que trabaja en una organización civil o una académica, pero todas enfrentamos desafíos comunes: la carga de cuidados, la discriminación por edad, por condición de maternidad o por nivel educativo” explica Ivett Peña Azcona mientras carga en sus brazos a una niña de tan sólo diez meses de edad.

Las mujeres consejeras no sólo se enfrentan a las asimetrías y desigualdades por género, un problema que recientemente cambió a nivel institucional, sino que también se enfrentan a una jornada de trabajo que involucra tres aspectos fundamentales: las labores de participación en los consejos de manera no remunerada, los trabajos de cuidados dentro de sus hogares y los estereotipos y barreras sociales. diferenciados según el territorio que habitan, y es que en territorios indígenas y campesinos, las tradiciones y costumbres también influyen en la participación de las mujeres.
“Por eso, hablar de paridad no basta: necesitamos transformar estructuras, cuestionar el poder, y abrir espacios reales de participación con perspectiva de género e interseccionalidad”, reflexiona Ivett Peña Azcona.
Por ello, es necesario garantizar condiciones dignas, acciones afirmativas y mecanismos que promuevan una participación real que abarque desde el acceso a la tecnología, traducción lingüística y formación idónea, hasta la conciliación con el trabajo de cuidados.
En México hay tantos desafíos, cada día feminicidios y violencias que se viven en los cuerpos de las mujeres en áreas protegidas o cerca de ellas. Este encuentro es una alternativa de construir alternativas posibles, de reconocer estos retos y cuáles pueden ser las posibilidades de transformación que garanticen participaciones efectivas y que permitan que estos espacios sean de gozo, de sororidad, de transformación y de esperanza”. ( Ivett Peña Azcona)