La gobernadora de Campeche, Layda Sansores, se encuentra en el centro de la polémica y la indignación pública. Integrantes de la Red Nacional de Abogadas Indígenas han exigido una disculpa pública inmediata a la morenista por lo que califican de "lenguaje racista" contra las mujeres indígenas de México.

Este pronunciamiento surge a raíz de las declaraciones de Sansores durante la inauguración del "Centro Libre para las Mujeres" en Calakmul, Campeche, donde afirmó que "ser mujer, ser indígena y ser pobre es lo peor que te puede pasar". 

El discurso, emitido en un acto oficial con la presencia de la presidenta Claudia Sheinbaum, ha sido ampliamente criticado por ser "discriminatorio", "racista y clasista".

Además de la disculpa, las abogadas demandan que la gobernadora se comprometa y acredite haber tomado cursos sobre racismo, derechos de los pueblos indígenas, derechos de las mujeres indígenas desde una perspectiva intercultural y antirracista, género e interseccionalidad, así como sobre no revictimización.

Su actuar, según la Red, "muestra el México racista y desigual para las mujeres" y "abona a que se continúen pronunciando este tipo de discursos discriminatorios".

¿Por qué se consideran las palabras de Layda Sansores racistas y clasistas?

Las declaraciones de la gobernadora Sansores han generado un fuerte rechazo porque, según la abogada zapoteca Flora Gutiérrez, "lo peor no es que una mujer sea indígena y pobre, sino que en este país haya personas como la gobernadora Layda, que abonan y perpetúan el México racista", dijo la integrante de la Red Nacional de Abogadas Indígenas en entrevista con el medio Itsmo Press.

Se critica que el discurso de Layda Sansores pueda llevar a normalizar la violencia contra las mujeres y a la idea errónea de que "ser mujer indígena" es algo negativo. Para la Red Nacional de Abogadas Indígenas, "ser mujer indígena es un orgullo" que les da identidad y les permite reconocerse como "la continuación de nuestras ancestras, de nuestras abuelas, de nuestras mayoras".

El mensaje de la gobernadora de Campeche también es visto como un refuerzo a la creencia de que en México se percibe al indígena como algo "malo", "incivilizado" o "atrasado", sugiriendo que "para dejar de ser eso, debas dejar de ser indígena".

¿Qué implica este discurso?

La Red de Abogadas Indígenas ha señalado que el discurso de Layda Sansores fortalece una ideología asimilacionista y "refuerza la existencia de un Estado y una sociedad monocultural" que busca la "desindigenización".

Esto significa, según la interpretación de las abogadas, que la gobernadora quiere decir que "debemos dejar de ser indígenas, porque eso es muy malo, es lo peor", en lugar de ir a la raíz del problema de por qué a las mujeres indígenas se les ha negado el ejercicio de sus derechos.

Además, se criticó un discurso de revictimización implícito, donde se da a entender que las mujeres indígenas "necesitamos a las blancas, a las clases medias, a que nos vengan a salvar" de sus condiciones.

La Red enfatizó que lo que debe cuestionarse es cómo el Estado ha mantenido a estas mujeres en esas circunstancias y condiciones. "Para dejar de ser pobres e indígenas, tenemos que dejar de ser quienes somos, lo cual es muy, pero muy lamentable", concluyeron.

Las abogadas lamentaron que la gobernadora no cuestione el sistema racista, el sistema patriarcal que cosifica a las mujeres y justifica la violencia de género, ni el sistema capitalista que ha empobrecido a las comunidades y saqueado sus recursos.

¿Cuál es la realidad del racismo y la desigualdad en México para las mujeres indígenas?

En México, ser mujer racializada, pobre y con un tono de piel oscuro "puede ser un obstáculo casi insuperable para mejorar tu situación económica y social", según un informe del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY). La desigualdad de oportunidades persiste debido al origen y características personales que están fuera del control individual.

México cuenta con aproximadamente 23.2 millones de personas indígenas, y más de 12 millones son mujeres indígenas, representando el 51.4% de la población indígena total.

A pesar de que el 2025 fue declarado el Año de la Mujer Indígena por el Gobierno de México, la violencia estructural y sistémica persiste fuertemente en la vida de las comunidades indígenas, especialmente de las mujeres.

La Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) 2021 reveló que el 67.7% de las mujeres indígenas ha sufrido violencia de género en algún momento de sus vidas, siendo la psicológica (50.4%), física (36.7%), sexual (41.8%) y económica o patrimonial (28.4%) las más comunes.

Flora Gutiérrez destaca que el racismo en México es estructural, implementado con el colonialismo y con efectos presentes en la vida cotidiana y las instituciones. No es una "casualidad que la población indígena sea la más empobrecida económicamente; ha sido el Estado el que ha ocasionado esto", afirma.

Existe una "racialización geográfica" donde la población indígena tiene "menos acceso a servicios como salud, educación y prestaciones, así como a infraestructura", debido a un Estado que es "racista, clasista y patriarcal". Para la clase gobernante, "esas vidas no importan" tanto como las de quienes se concentran en zonas urbanas con todos los servicios.

¿Por qué luchan las mujeres indígenas hoy?

Frente a un escenario de múltiples agresiones y exclusiones, las mujeres indígenas en México mantienen resistencias activas y luchan por reivindicaciones fundamentales. Sus principales luchas incluyen:

Reducir la brecha en el acceso a la educación: el 26.2% de las mujeres hablantes de lengua indígena son analfabetas, lo que refleja una forma de discriminación y falta de oportunidades.

Erradicar el racismo y la discriminación: enfrentan una doble discriminación por género y etnicidad.

Diluir la violencia institucional y política: las instituciones gubernamentales y comunitarias a menudo reproducen violencias, limitando su acceso a derechos y servicios, y desvalorizando sus tradiciones y autonomía.

Condiciones económicas justas: ganan menos que las mujeres no indígenas y los hombres en trabajos agrícolas.

Defender el territorio: las defensoras del territorio indígena corren un mayor riesgo de feminicidio, representando el 10% de las mujeres asesinadas entre 2019 y 2025.

El incidente con la gobernadora Sansores muestra la urgencia de que las figuras de autoridad reconozcan y aborden la complejidad de la desigualdad y la discriminación que enfrentan los pueblos indígenas en México, en lugar de perpetuar estereotipos dañinos.